Rusia es humillada y puede perder bases en Siria: "Rodarán cabezas"
Un experto advierte de que se esperan purgas en la élite y el ejército ruso.
A principios de diciembre, el tráfico en la base naval rusa de Tartus, en Siria, mostró un aumento inusual de actividad. Al menos dos fragatas, un submarino y dos barcos de suministros abandonaron el puerto la semana pasada y, hasta el 10 de diciembre, no habían regresado.
Este movimiento se produce en un contexto de creciente inestabilidad en Siria, donde los rebeldes liderados por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) han avanzado hacia las principales ciudades del país.
Imágenes satelitales obtenidas por Reuters confirman que varias embarcaciones de la armada rusa están ancladas en mar abierto frente a la costa siria. Simultáneamente, el tráfico aéreo en la base de Khmeimim, otra instalación crucial para Rusia en Siria, también ha aumentado. El 8 de diciembre, tres aviones de transporte Il-76 y un An-124 aterrizaron en la base y regresaron a Rusia el mismo día, atravesando el espacio aéreo turco.
Markku Kangaspuro, director del Instituto Alexander, explica a Yle que estos movimientos indican que Rusia podría estar trasladando su material más valioso a un lugar seguro ante la posibilidad de no llegar a acuerdos con las nuevas fuerzas dominantes en la región. "Es muy posible que Rusia evacúe su equipo y personal", afirma.
Golpe a la estrategia rusa: se esperan purgas en las élites
La caída del régimen de Bashar al-Assad representa un duro revés para Rusia. Según Kangaspuro, este hecho pone de manifiesto la incapacidad de Moscú para mantener su influencia en Siria y gestiona conflictos en dos frentes, dado que la guerra en Ucrania ha absorbido gran parte de sus recursos militares.
"Para los países africanos y de Medio Oriente que cooperan con Rusia, esto podría ser una señal de que Moscú no puede garantizar estabilidad ni seguridad a regímenes autoritarios", desarrolla el analista. Además, se especula que esta crisis interna podría desencadenar purgas en la élite y el ejército ruso: "Rusia tendrá que lidiar con mucha ropa sucia y, como es habitual, seguramente rodarán cabezas".
Bases en riesgo
Tartus y Khmeimim son pilares de la presencia militar rusa en el Mediterráneo y Medio Oriente. Tartus, establecida en 1971 bajo el liderazgo de Hafez al-Assad, es la única base naval rusa en el Mediterráneo. Ampliada en 2008 y reforzada durante la década de 2010, esta base ha sido esencial para apoyar al régimen de Al-Assad durante la guerra civil. Las enormes inversiones ahora amenazan con perderla, advierte Kangaspuro.
Por otro lado, la base aérea de Khmeimim, construida en 2015, ha sido clave para las operaciones rusas en Siria y África, sirviendo como punto de mantenimiento y reabastecimiento de combustible. Si Rusia pierde el control de estas instalaciones, tendrá que buscar bases alternativas, lo que implicaría altos costos y un tiempo considerable.
El futuro de ambas bases depende ahora de las negociaciones con los nuevos líderes de Siria. Aunque Turquía y otros actores han garantizado temporalmente la seguridad de las bases durante la transición, no está claro si la organización HTS aceptará respetar los acuerdos previos.
"Probablemente Rusia esté intentando llegar a algún tipo de acuerdo de trueque con la organización HTS, donde Rusia reconoce a la administración rebelde y le suministra ayuda alimentaria y, a cambio, conserva su base", argumenta Kangaspuro.