Rusia busca cortar las comunicaciones en Europa con su último movimiento
Se detentan de nuevo barcos dando vueltas alrededor de cables de datos críticos. Ahora, entre puntos de Noruega.
Rusia prosigue con sus intentos de amedrentar a los aliados de Ucrania y a sus vecinos de la Unión Europea y la OTAN con estrategias de guerra híbrida. El último ejemplo hay que encontrarlo en los países nórdicos, donde se han detectado barcos rusos que parecen haberse movido en zonas sospechosas en los últimos días.
El diario finlandés Iltalehti desvela que se ha observado que los citados barcos se desplazaron al oeste y suroeste de Svalbard, en Noruega. Un movimiento que resulta sospechoso porque parece que las naves rusas podrían estar cortando los cables de comunicación que van desde Huippuvuori -un archipiélago situado en el mar Glacial Ártico- a la Noruega continental. Estos cables submarino transportan más del 95% del tráfico de datos mundial. Así de grave.
El biólogo marino Per-Erik Schulze fue quien compartió en la red social X un mapa basado en datos de ubicación públicos que muestra el movimiento de los barcos en la zona y lanzó la primera voz de alarma, recuerda el diario.
Antes incluso de empezar la guerra de Ucrania, en enero de 2022, se interrumpió temporalmente la conexión de telecomunicaciones en ese cable submarino. Se sospecha que los daños se produjeron durante el paso de barcos con pesca de arrastre o cuando el ancla arrastraba el fondo marino.
Las marcas de arañazos recuperadas en la zona indicaron que algo fue arrastrado por el fondo del mar. Sin embargo, al final las investigaciones oficiales tuvieron que suspenderse por falta de pruebas.
Ya se sospecha que el carguero chino New Polar Bear dañó el gasoducto Balticconnector entre Finlandia y Estonia a principios de octubre pasado. Se sospecha que el daño fue causado por el ancla de proa del barco chino.
El biólogo marino Schulze destaca al diario finés que la pesca de arrastre de fondo también es perjudicial para las sensibles estructuras biológicas del fondo marino.
En Europa es creciente la preocupación por el daño que Rusia puede hacer a su amasijo de cables, esenciales para las comunicaciones modernas.