Qué importancia tiene que Israel controle el paso de Rafah, entre Gaza y Egipto

Qué importancia tiene que Israel controle el paso de Rafah, entre Gaza y Egipto

Era el único cruce no controlado por Tel Aviv, la puerta a la ayuda humanitaria de la franja y la salida de heridos. 

Paso de Rafah entre Gaza y Egipto, en una imagen tomada por el Ejército de Israel.IDF - Handout / Anadolu via Getty Images

Israel ha tomado esta mañana el paso fronterizo de Rafah, en el sur de Gaza, el que conecta el territorio palestino con Egipto. Después de que ayer ordenase a más de 100.000 personas que desalojasen la zona porque su ofensiva terrestre era inminente, durante la noche se han sucedido los bombardeos, que han dejado al menos 20 muertos, y sus tanques han penetrado hasta los confines de la franja. Por ahora, el paso queda cerrado al paso de la ayuda humanitaria que entraba en Gaza desde el país vecino. 

¿Pero qué supone este avance en una ofensiva que hoy llega a los siete meses y que deja ya más de 34.000 muertos?

El paso de Rafah era, hasta esta mañana, el único de los que rodean Gaza que no estaba controlado por Israel. Tras la victoria de Hamás en las elecciones de 2006 y su ascenso al poder en la zona en 2007, Tel Aviv aplicó un bloqueo por tierra, mar y aire por el que controlaba todos los pasos fronterizos en el norte y el este de Gaza, los de Erez, Kerem Shalom, Karni, Nahal Oz, Sufa y Kissufim. Rafah, en cambio, quedaba libre porque para controlarlo Israel necesitaba estar dentro de la franja, algo que no ocurre desde que se sacaron los últimos colonos y soldados en 2005. Y al otro lado había un país soberano, Egipto, con su península del Sinaí tras la valla. 

Aunque Hamás mandase en Gaza administrativamente en estos años, el control efectivo del paso y su gestión era de los egipcios, de los que dependían los movimientos de personas. Los gazatíes tenían que coordinarse con El Cairo, antes de la guerra, para salir y entrar por esa línea dibujada por los hombres, una verja con un portalón con motivos árabes rodeada de dunas blandas y amarillentas. 

Desde que el Movimiento de Resistencia Islámico atacó Israel el pasado 7 de octubre, causando unos 1.200 muertos y secuestrando a más de 250 personas, ese trasiego quedó completamente parado. Ni Egipto permitía la llegada de su territorio de los gazatíes ni había personal de Hamás en la frontera para supervisar a nadie. Las autoridades palestinas alertaban de la posibilidad de una segunda Nakba o catástrofe, como la de 1948, pero la zona ha estado contenida, los civiles se han acumulado en el sur por orden de Israel -para poder atacar el norte- y sólo han salido con cuentagotas personas con algún salvador pasaporte internacional, casos graves que necesitaban atención médica fuera y, también, afortunados que han podido pagar a las mafias y escapar. 

Egipto se ha negado a abrir Rafah porque teme que la crisis se enquiste y tener que acoger a millones de gazatíes en su territorio, cuando ya tiene a más de nueve millones de migrantes en el país. No entra en sus planes.

El impacto en la ayuda... 

Israel, como medida de presión tras los atentados en su territorio, cerró todos sus pasos fronterizos de Gaza, por los que se introducían bienes (de forma muy limitada, aludiendo a motivos de seguridad y a la posibilidad de un doble uso, violento, de determinados productos) y se dejaba salir y entrar a contados gazatíes. Rafah quedó como única entrada para la ayuda humanitaria, pero ha sido tan poca, tan testimonial, que hay cooperantes que hasta se negaban a darle ese nombre

Durante los primeros días de la operación, el paso no se pudo usar siquiera para introducir ayuda, porque fue bombardeado sistemáticamente. Fue uno de los pasos del Gobierno de Benjamin Netanyahu más criticados por la comunidad internacional. Al final, se hicieron reparaciones de emergencia y se permitió el paso a los primeros camiones. 

Uno de los camiones que han formado parte del convoy que estrenó la entrada de ayuda en Rafah, en octubre.KHALED ELFIQI

Pese a que hasta hoy no ha habido botas sobre el terreno en el paso fronterizo, ha sido Israel quien ha controlado todo lo que se ha introducido en la franja en estos siete meses de guerra, tanto en número como en contenido. Todos los camiones han de pasar por un control israelí, que se encarga de decir sí o no a los productos que ingresan. Y han sido numerosos los portes rechazados, pese a la necesidad de ayuda dentro de la franja. 

Las ONG internacionales y las agencias de la ONU han denunciado reiteradamente la lentitud y exigencias de los procedimientos para introducir esta ayuda. Ahora, es Israel el que debe decidir cuándo se reabre el paso y con qué condiciones entra la ayuda, si entra. 

Ante la nueva coyuntura, el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y de Seguridad, Josep Borrell, afirmó este martes que la ofensiva terrestre emprendida por el Ejército israelí en Rafah provocará una crisis humanitaria "aún más grande" que la que ya sufre Gaza. "Ciertamente la situación es muy preocupante. No puedo anticipar las pérdidas humanitarias que esto va a crear", alertó ante la prensa a su llegada a un Consejo de ministros comunitarios de Desarrollo, en Bruselas. 

Un sentimiento similar al del alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, quien teme que la situación aumente "los ya insoportables niveles de muerte, sufrimiento y destrucción". "Es inconcebible desalojar a la fuerza a cientos de miles de civiles desde Rafah a zonas que ya han sido arrasadas, donde apenas hay lugar donde refugiarse y virtualmente no hay acceso a la ayuda humanitaria", aseguró el alto comisionado austríaco en un comunicado.

Para Sam Rose, director de planificación de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), la presión de Israel para cerrar el cruce de Rafah y el cruce de Karem Abu Salem –que Israel llama Kerem Shalom– ha tenido "impactos devastadores para el pueblo de Gaza que ya está al borde de la hambruna". Los cruces han sido el "elemento vital para las pequeñas cantidades de mercancías que han estado llegando a Gaza desde octubre", un "salvavidas".  "Las plantas desalinizadoras no tienen capacidad para operar y proporcionar agua potable. No hay electricidad; se corta todo", dice. 

Rafah, ayuda aparte, se ha convertido en el último refugio de más de un millón de palestinos, que han sido desplazados de sus ciudades debido a los bombardeos y la incursión terrestre de las Fuerzas de Defensa de Israel. Como consecuencia de la llegada masiva de personas, la población de la ciudad aumentó de unos 280.000 habitantes, hasta cerca de 1.400.000 personas. El jefe del Consejo Noruego para los Refugiados, Jan Egeland, sostiene que es "el mayor campo de desplazados del mundo".

Pero el estatus de esta localidad como refugio de los que huyen de la guerra empezó a ser cuestionado en febrero de este año, cuando Israel lanzó una operación sobre esa ciudad que dejó decenas de palestinos muertos y permitió rescatar a dos de los rehenes que estaban bajo poder de Hamás. Desde entonces, amaga con ir a más. Su orden de ayer fue que 100.000 personas desalojaran sus viviendas o tiendas y se marcharan a una zona que Tel Aviv califica como segura, Al Mawasi. No lo es: también ha sido atacada por las IDF. 

en la movilidad... 

Rafah también es la vía por la que los gazatíes con doble nacionalidad, con familiares en Egipto o egipcios, o los que han podido pagar unas "tasas de coordinación" han podido escapar del conflicto al país de los faraones. Cada noche las autoridades del cruce en el lado palestino publican un listado con las personas que han sido aprobadas, cuya solicitud y aceptación puede durar varias semanas, para poder cruzar al Sinaí, entre las que se incluyen los heridos graves que posteriormente son trasladados a hospitales de Egipto, de Emiratos Árabes Unidos, de Italia o de Qatar, entre otros, informa EFE.

Ahora, con la bandera israelí izada en el lado palestino de Rafah, el movimiento de personas y de ayuda humanitaria puede verse impactado, lo que agravaría aún más la devastación que sufre el enclave mediterráneo.

... y en la ofensiva

La importancia de que Israel tome el control "operativo", como dice su Ejército, del lado gazatí del cruce de Rafah significa que tienen sus soldados allí, significa que tienen sus vehículos blindados allí. Y significa que tienen el control de esa zona, que es la ruta sur hacia Gaza capital. 

Militarmente, le da un poder en el sur del que hasta ahora no había gozado, e una zona en la que, insiste Tel Aviv, se encuentran "miles" de combatientes de Hamás, así como algunos de sus líderes. Considera que debe acabar con unos cuatro batallones de la milicia presentes allí, para dar fin a su campaña dirigida a eliminar el poder militar de ese grupo palestino en Gaza. Por eso, se entiende que puede intentar tomar el control de toda el área, que se extiende entre Gaza y Egipto en el extremo sur, de unos 55 kilómetros cuadrados. 

Se llama Corredor Filadelfia e Israel sostiene que si toma su control, en el futuro detendrá la construcción de túneles que podrían dar a la gente la oportunidad de traficar con armas. Porque ese es un uso no oficial pero prioritario que ha tenido Rafah en el pasado: la entrada de material en Gaza para hacer frente al bloqueo asfixiante de Tel Aviv. Por esos túneles, constatan las inteligencias de Israel o Estados Unidos, han entrado armas desmontadas provenientes, por ejemplo, de Irán, pero lo cierto es que sobre todo entraban bienes y alimentos que no se podían encontrar en Gaza porque estaban vetados. También personas han cruzado por esos túneles que tanto cuesta mantener estables en una tierra de dunas, desde milicianos a simples civiles que necesitaban un médico o educación y no lograban permiso por la superficie. 

En este momento, las IDF sostienen que en Rafah se está llevando a cabo una operación "muy limitada y precisa", no se trataría aún de la ofensiva terrestre a gran escala, contra la que las potencias mundiales han estado advirtiendo debido a las funestas consecuencias humanitarias en una ciudad tan repleta de ciudadanos que huyeron de los combates en otras partes de Gaza, 1,3 millones sólo en esta ciudad asediada. 

Todo esto que está sucediendo mientras aumenta la presión diplomática. Se está negociando en El Cairo un alto el fuego que nadie sabe dónde va a llevar. Egipto, uno de los mediadores junto con Qatar, hizo llegar a Hamás un último borrador que ayer la milicia aceptó pero, tras hacerlo, Israel dijo que ese visto bueno se daba a un texto que no era el pactado, sino un sucedáneo, y que por lo tanto no cumplía con los requisitos israelíes para un acuerdo. 

Sin embargo, altos funcionarios norteamericanos han informado a la prensa de su país de que el texto sí se "acerca mucho" a una propuesta israelí presentada a fines del mes pasado, que el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, describió luego como "extraordinariamente generosa". En esas estamos, con Netanyahu emitiendo un comunicado en el que afirma: "Si bien la propuesta de Hamas está lejos de satisfacer las demandas fundamentales de Israel, Israel enviará una delegación de alto rango a Egipto en un esfuerzo por maximizar la posibilidad de llegar a un acuerdo en términos aceptables para Israel".

Un poco de historia

La historia del dominio del paso fronterizo de Rafah refleja la inestabilidad por la que durante décadas ha vivido esta zona. Israel invadió la península del Sinaí en la Guerra de los Seis Días de 1967, pero luego se la devolvió a Egipto en el tratado de paz que ambos países firmaron en 1979.

Los últimos soldados israelíes salieron del Sinaí en 1982. Luego, Israel controlaba el cruce de Rafah en el lazo gazatí hasta 2005, cuando se retiró de la franja costera palestina.

Así, el paso quedó bajo control de Egipto, de la Autoridad Nacional Palestina y de la Unión Europea, que lanzó ese año la Misión de asistencia fronteriza de la Unión Europea (EUBAM, en inglés) con el objetivo de supervisar las operaciones fronterizas de Rafah y fomentar la confianza entre Israel y el gobierno palestino. Sin embargo, esta confianza terminó en 2007, al igual que la misión europea, tras la toma del poder en Gaza por parte de Hamás.

Egipto también decidió entonces cerrar el paso por motivos de seguridad y desde entonces estuvo prácticamente sellado, con la sola excepción del paso intermitente de palestinos. Hasta el 7 de octubre, cuando todo estalló por los aires. 

MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciada en Periodismo y especialista en Comunicación Institucional y Defensa por la Universidad de Sevilla. Excorresponsal en Jerusalén y exasesora de Prensa en la Secretaría de Estado de Defensa. Autora de 'El viaje andaluz de Robert Capa'. XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla.