Putin pide ayuda inesperada para retirar sus tropas

La repentina caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria, tras la toma de Damasco por los yihadistas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), representa un importante revés estratégico para los intereses de Rusia en Oriente Próximo. 

Durante años, el gobierno de Assad dependió del respaldo militar ruso para mantener el control en un conflicto marcado por múltiples frentes y actores internacionales. Ahora, con el presidente sirio en el exilio, las tropas rusas estacionadas en Siria se enfrentan a un incierto futuro.

El domingo, HTS consolidó su control sobre la capital siria, forzando a Assad a abandonar el país y dejando a las fuerzas rusas sin un aliado gubernamental que garantice su seguridad. Ante esta situación, Moscú ha iniciado conversaciones con Turquía para organizar la evacuación de sus soldados y equipos militares, informa CNN Turk.

La evacuación: un desafío logístico y estratégico

Fuentes anónimas citadas por medios turcos indican que la evacuación incluiría a las tropas terrestres rusas, pero no abarcaría las instalaciones navales en Tartus ni la base aérea de Hmeimim, ambas consideradas de importancia estratégica por el Kremlin. Los reportes indican que los soldados rusos serían reubicados temporalmente en áreas controladas por Turquía antes de ser transportados a Rusia en vuelos militares.

Desde 2015, las bases de Tartus y Hmeimim han sido esenciales para las operaciones rusas en Siria, proporcionando apoyo clave al régimen de Assad en su lucha contra la oposición y grupos como el Estado Islámico. Ahora, su futuro está en entredicho. Por ello, Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, asegura que la seguridad de estas instalaciones es una prioridad absoluta para Moscú.

"Estamos tomando todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de nuestras bases y comunicándonos con aquellos que puedan ayudar a protegerlas", afirmó Peskov el lunes. Sin embargo, si las tensiones persisten, el repliegue podría obligar a Rusia a reevaluar su estrategia en la región y en África, donde las rutas logísticas dependen en gran medida de la estabilidad siria.

Tensión entre Turquía y Rusia

La colaboración entre Rusia y Turquía en esta crisis plantea un panorama complejo. Históricamente, las relaciones entre ambos países han sido turbulentas, marcadas por intereses contrapuestos en Siria. Analistas señalan que el deterioro del régimen de Assad podría agravar aún más estas tensiones, ya que Rusia representa un obstáculo para las aspiraciones de Erdogan de consolidar su proyecto de una "Gran Turquía".

Peskov ha reconocido que el futuro de las bases rusas en Siria dependerá de negociaciones con las nuevas autoridades que surjan en el país, aunque ha destacado que es "prematuro" tomar decisiones definitivas al respecto.