Putin eleva a héroes a sus espías mientras los servicios de inteligencia los califican de "basura"

Antes de convertirse en el presidente de Rusia, Vladímir Putin pasó 16 años trabajando como oficial de inteligencia exterior de la KGB, la agencia de inteligencia de la Unión Soviética.

Esa larga etapa de su vida profesional ha hecho que el mandatario ruso valore mucho a quienes ejercen como espías para alguno de los cuatro servicios de inteligencia con los que cuenta Rusia en estos momentos: el Servicio Federal de Seguridad (FSB), el Servicio de Inteligencia Exterior (SVR), el Departamento Central de Inteligencia (GRU) y el Servicio Federal de Protección (FSO).

Así lo ha señalado recientemente, en declaraciones a Newsweek, el historiador ruso Sergey Radchenko. “Lo que ocurrió con Putin es que la profesión de espía adquirió de repente un nuevo grado de respetabilidad, convirtiéndose en héroes glamurosos como James Bond”, ha destacado.

Uno de los mayores ejemplos del encumbramiento de espías por parte de Putin es Anna Chapman, quien tras ser detenida en el año 2010 en Estados Unidos como parte de una red de espionaje ruso, pasó a ser presentadora de televisión y modelo.

No obstante, Dan Lomas, experto en inteligencia y profesor adjunto de la Universidad de Nottingham, ha subrayado, también en palabras a Newsweek, que, pese a esa fama adquirida por la espía, “la ironía final es que Anna Chapman era una espía de pacotilla”.

“Putin ha sido muy claro sobre su pasado en los servicios de inteligencia y lo que estamos viendo realmente con personas como Anna Chapman es una glorificación del espía, como alguien a quien admirar y emular dentro de la sociedad rusa”, ha añadido al respecto Dan Lomas.