Netanyahu, ante la justicia. ¿Por Gaza? No, por uno de sus viejos casos de corrupción
"¿Escaquearme? He estado esperando este día ocho años para presentar la verdad, hacer estallar las acusaciones delirantes e infundadas contra mí y revelar el método de esa caza de brujas", defiende el primer ministro de Israel.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, llegó puntual a las 10 hora local (una hora menos en la España peninsular) para testificar por primera vez en su juicio por corrupción en un tribunal de Tel Aviv, que cuenta con búnker antibombas por motivos de seguridad.
"¿Escaquearme? He estado esperando este día ocho años para presentar la verdad, hacer estallar las acusaciones delirantes e infundadas contra mí y revelar el método de esa caza de brujas", afirmó el lunes por la noche el primer ministro en una poco habitual rueda de prensa en la que arremetió contra varios periodistas.
El primero en intervenir fue el abogado del primer ministro, Atty Amir Haddad, quien calificó como absurdas las acusaciones contra su defendido y consideró que se le investiga por tratar de conseguir una cobertura mediática decente, lo que a su juicio no constituye un crimen. Amir Haddad hizo referencia en esta primera declaración a los casos 4000 y 2000, que vinculan a empresarios de telecomunicaciones a quienes supuestamente concedió favores a cambio de una cobertura que beneficiara su imagen.
Fuera del juzgado se congregaron unas 200 personas entre manifestantes de izquierda que piden la dimisión de Netanyahu, simpatizantes de derechas, además de representantes de las familias de los rehenes de Hamás en Gaza.
Respondiendo al llamado de Netanyahu, la ministra de Transporte Miri Regev, y el representante de la cartera de Seguridad Nacional Itamar Ben Gvir, acudieron al tribunal, así como el presidente del Parlamento de Israel (Knesset), Amir Ohana, y varios diputados de su partido Likud, como Shlomo Karhi, Avichay Boaron, Osnat Mark y Tali Gotliv. También está presente en la sala el político de ultraderecha Almog Cohen, habitual en las tertulias defendiendo al primer ministro.
Al llegar al tribunal, Netanyahu, quien no entró por la puerta principal, saludó a quienes se presentaron en el recinto para expresarle su respaldo. Previo a su llegada, Ben Gvir dijo a los medios que estaba allí para expresar su respaldo al primer ministro, quien a su juicio es blanco de una “campaña de persecución”. “Lo que quiero decir es muy sencillo: está claro para todo el mundo que está inventando acusaciones”, afirmó.
Previamente, el ministro de Cultura, Miki Zohar, insinuó en un comunicado que el juicio contra Netanyahu pone en peligro a los rehenes retenidos en Gaza.
Es la primera vez que el primer ministro de Israel acude a presentar su testimonio por los tres casos en los que es investigado desde hace cinco años, en los que se le señala por presunto soborno, fraude y abuso de confianza, en hechos ocurridos entre 2007 y 2019.
En 2021, el primer ministro compareció ante el tribunal tras un aplazamiento motivado por la pandemia de coronavirus, y en esa ocasión se declaró inocente, pero ahora responderá por primera vez a las preguntas de defensa y fiscalía. Desde el inicio del juicio, se estableció que alrededor de 300 testigos ofrecerían su testimonio; hasta la fecha, 140 ya lo han hecho.
En repetidas ocasiones, Netanyahu solicitó retrasar su testimonio, argumentando que la situación de seguridad en Israel le impedía cumplir con los requisitos del tribunal, los cuales incluyen tres comparecencias semanales de al menos seis horas cada una.
Sus abogados solicitaron reducirlas a dos veces por semana, pero la petición fue denegada.
La vista
La vista para que Netanyahu testifique debería haberse celebrado en noviembre de 2023, pero entonces era la guerra en la Franja de Gaza la que hacía de la comparecencia de Netanyahu un riesgo para la seguridad nacional, postergándose esta a lo largo del año hasta este martes.
El equipo legal de Netanyahu ha alegado a lo largo de este año que el juicio podía poner en riesgo su vida, así como que la gestión de la guerra y las tareas para recuperar a los 96 rehenes que siguen en Gaza hacían imposible que preparara su intervención.
En julio su defensa solicitó aplazar la vista para marzo de 2025, pero el tribunal lo rechazó y fijó la fecha para el 2 de diciembre, que luego accedió a posponer solo ocho días.
El juicio comenzó en 2020 e hizo pasar por el estrado a más de 300 personas, dejando la declaración de Netanyahu para noviembre del pasado año, cuando los ataques de Hamás del 7 de octubre y la guerra en Gaza que los siguió dieron paso a un parón judicial de dos meses y después una serie de recursos de su defensa para atrasarlo en varias ocasiones hasta mañana.
El primer ministro responderá ante las tres causas por fraude, cohecho y abuso de confianza por supuestamente haber recibido regalos a cambio de favores y por presiones para lograr una imagen positiva sobre su gestión en medios de comunicación.
Desde un primer momento, Netanyahu negó los hechos y recibió el apoyo de sus seguidores, que aseguran que se trata de una operación de la “izquierda judicial” para sacarlo del poder por medios legales tras no lograrlo en las urnas, mientras que otro sector exige su renuncia y hasta lo acusa de extender los conflictos en curso para mantenerse en el cargo y lejos de la cárcel.