Macron apura su propio plazo para elegir a su nuevo primer ministro francés entre vetos
El presidente de la República prometió a diversas formaciones que este jueves anunciaría el nombre del nuevo jefe de Gobierno para suceder al 'censurado' Michel Barnier. Macron y las fuerzas con las que negocia han ido planteando nombres y vetos.
24 horas y bajando. Esa era, al menos, la promesa lanzada por Emmanuel Macron para hacer su gran anuncio. Francia busca primer/a ministro/a y el propio presidente de la República prometió que sería cuestión de días. El martes acotó los plazos a 48 horas en una reunión con diferentes fuerzas políticas. El plazo toca a su fin con la incertidumbre sobrevolando Matignon. ¿Habrá giro a izquierdas? ¿Volverá a tirar del círculo macronista? ¿Abrirá una tercera vía?
Consumada la caída de Michel Barnier con una moción de censura sustentada por La Francia Insumisa y la Agrupación Nacional, algo así como el agua y el aceite en términos ideológicos, a Macron le entraron las prisas. A diferencia de lo ocurrido tras la victoria del Nuevo Frente Popular en las legislativas de julio, ahora no quiere dejar pasar semanas sin jefe de Gobierno en verdadero ejercicio, porque la administración Barnier sigue en funciones hasta que no haya sucesión. El anuncio se espera a la vuelta de un viaje a Polonia, para el final del día.
El pasado jueves, 24 después de la moción, comunicaba a la nación su intención de tener nuevo primer ministro y gobierno en "varios días". Abriendo la mano, pero tampoco en exceso. Un Gobierno "de interés general" que "represente a todas las fuerzas políticas de un arco gubernamental". Esto, en lenguaje llano significa que ni insumisos ni la ultraderecha de Le Pen estarán representados.
Descartadas las derechas e izquierdas radicales, el arco parlamentario se reduce sobremanera. Socialistas, comunistas, centristas, conservadores moderados o ecologistas han pasado por el Elíseo en las últimas horas... Todo, en aras de asegurar un Ejecutivo con los apoyos suficientes para no caer ante eventuales nuevas mociones de censura, un peligro del que alertó el propio Macron en su discurso.
De momento, ha dado pistas de por dónde no irá dejando fuera a La Francia Insumisa que encabeza el Nuevo Frente Popular. El que fuera aspirante presidencial de esta formación, Jean-Luc Mélenchon, ha respondido con un lamento a sus compañeros del bloque de izquierdas por prestarse a "negociar con las derechas". "Una vuelta al pasado", apostillaba.
En respuesta, el líder del Partido Socialista, Olivier Faure ha afeado su ausencia, por "debilitar" la voz de una izquierda que parte con "ventaja" en la Asamblea Nacional. Por ello, el socialista ha hecho fuerza para "reivindicar que el primer ministro sea de izquierda". Reclamación que comparten ecologistas y comunistas. Veto incluido al centrista François Bayrou, uno de los primeros en sonar para el cargo.
"Lo que pedimos y lo que quieren los franceses es una ruptura con la política realizada hasta ahora", por lo que el elegido "no puede ser François Bayrou", añadía Faure a BFMTV.
Suenan otros nombres, ya 'viejos' conocidos en las quinielas de las últimas jornadas, como el actual ministro de Defensa, el conservador Sébastien Lecornu, la ministra de los Territorios y de la Descentralización, la también conservadora Catherine Vautrin o, ya con mucha menos fuerza, el ex primer ministro socialista Bernard Cazeneuve, si bien esta habría sido descartado por el propio Macron según una fuente interna.
La ultraderecha, "orgullosamente" aislada
Ajenas a las reuniones presidenciales, la ultraderecha se relame pese a lo que ven un "desprecio" de Macron. La líder de la Agrupación Nacional, Marine Le Pen, ha llegado a presumir en las últimas horas de no haber sido invitada a las negociaciones, ya que no quieren "participar" en coalición alguna con partidos que no buscan "arreglar los problemas de los franceses", sino hablar de "cómo conservar su puesto".
Le Pen no deja de crecer en apoyos populares en un contexto de caos y creciente polarización. Una reciente encuesta de Le Figaro le otorgaba un 38% de intención de voto en caso de haber elecciones presidenciales ahora, con muy amplia ventaja contra posibles candidatos del bloque macronista como Gabriel Attal o Édouard Philippe.