Llega el 'día d': Von der Leyen busca su reelección al frente de la Comisión

Llega el 'día d': Von der Leyen busca su reelección al frente de la Comisión

La alemana intenta hoy en el Europarlamento cosechar los apoyos suficientes para mantenerse en el cargo, pero no lo tendrá fácil y busca apoyos bajo de las piedras. 

Ursula von der Leyen, Kaja Kallas y Antonio Costa, en la sala VIP del aeropuerto de Zaventem, el pasado 28 de junio.Thierry Monasse / Getty Images

Este jueves es el "día d" para Ursula von der Leyen. El Parlamento Europeo vota si ratifica o rechaza la candidatura de la conservadora alemana para repetir como presidenta de la Comisión Europea (CE). Su grupo, el del Partido Popular Europeo (PPE), es el más numeroso, cuenta con el apoyo global de socialistas y liberales, pero en Estrasburgo no hay disciplina de voto, cada bloque está atomizado en decenas de formaciones nacionales y, como se dice, cada una es de su padre y de su madre. Eso quiere decir que no tiene asegurados el 100% de sus votos, que además son secretos, y, por eso, busca debajo de las piedras y hasta el último minuto los apoyos que necesita para seguir en su despacho del edificio Berlaymont. 

La germana debe llegar como mínimo a los 361 apoyos y la coalición que le ha impulsado a repetir en el trono de Bruselas -la misma de la legislatura pasada: derecha, izquierda y centro- suma 401. Pero ya decimos que eso no es garantía de nada. En este tipo de votaciones, hay un alto nivel de transfuguismo o de voto de castigo, por lo que los expertos en las instituciones europeas calculan que, de ese total, se suele perder entre el 10 y el 15% de los votos, que se emiten en un sentido distinto al esperable. 

Von der Leyen ha molestado a ciertos sectores con su postura sobre Israel y Gaza, por rebajar el Pacto Verde o ceder ante las protestas de los agricultores, aunque en general es una líder apreciada. Sólo la votación final nos dirá si lo suficiente como para pasar la prueba en una Eurocámara que el martes inició su décima legislatura, comandada de nuevo por la conservadora maltesa Roberta Metsola

Visto el panorama, la aún presidenta de la CE está llamando a todas las puertas posibles. Lleva semanas de reuniones maratonianas para asegurarse los votos y, sobre todo, ha puesto empeño en asegurarse este bloque de demócratas, hasta la última voluntad posible, y la de los ecologistas. Pero, como anunció en campaña, no le hace ascos a parte de la ultraderecha, esa que ahora se vende como buena, en contraposición a otra aún más perversa, cuyos votos parece que no huelen tan mal. "Dependerá de la composición del Parlamento Europeo y de quién está en cada grupo", dijo en un debate televisado. Ahora es el momento de hacer distinciones. Fue la primera vez que un dirigente comunitario rompía el cordón sanitario que, hasta ahora, se mantenía en Europa frente a neonazis, racistas, supremacistas, populistas y antisistema. 

Ha mantenido contactos con la ultraderecha de los Conservadores y Reformistas Europeos, que lidera la primera ministra italiana Giorgia Meloni, un bloque que se ha llevado incluso dos vicepresidencias en el Europarlamento -en el anterior periodo de sesiones tenía una ya-. Tiene 69 miembros de 17 Estados de la UE y en los más moderados intenta la alemana pescar lo que necesita. Al cierre de esta edición, Meloni decía aún que tenía "dudas" sobre darle o no su apoyo, el de sus Hermanos de Italia. En cambio, tenía buenas noticias del partido del primer ministro checo, Petr Fiala, quien sí la apoyará. 

En la reunión del Consejo europeo en la que ya se aprobó la lista con los top jobs de la UE -que, además de la presidencia de la Comisión, incluyen la presidencia del Consejo, para el socialista portugués Antonio Costa, y la jefatura de la diplomacia comunitaria, para la liberal estonia Kaja Kallas-, la italiana se abstuvo para mostrar su descontento. Quería tener más voz, viéndose como se veía líder del tercer grupo en el Parlamento. Al final, la marcha de Vox y las sumas en otros grupos ultras han rebajado ese poder. 

Si Meloni dice sí, obviamente, será por un precio: quiere garantizarse su cuota de poder en la Comisión y, ya que no se lleva ningún peso pesado, quiere al menos una vicepresidencia de peso. Las de Comercio o Competencia son las que más jugosas le parecen. Además, quiere que en su discurso la alemana haga "concesiones" sobre el Pacto Verde como se las ha hecho, parece, en privado, dice Il Corriere della Sera

Con quien no ha hablado Von der Leyen, porque sabe que se pondría a otros aliados en contra y por el daño que haría a su propia imagen, es con los Patriotas por Europa (Marine Le Pen, Viktor Orban, Matteo Salvini, Santiago Abascal) ni la Europa de Naciones Soberanas (los neonazis de Alternativa para Alemania). Son, directamente, formaciones que desprecian la estructura de los Veintisiete, antieuropeos más que euroescépticos, defensores del fascismo pasado y, en parte, simpatizantes de la Rusia de Vladimir Putin que está ocupando Ucrania. Ya lo dijo el PPE: sus líneas rojas para negociar eran el respeto al Estado de derecho y la defensa de Ucrania y de la OTAN. 

Ante los avisos de centristas o socialdemócratas de que no admitirán en este mandato un acercamiento sólido a los partidos ultras, el equipo de la presidenta de la CE insisten en que no hablan con ellos como un todo, sino atendiendo a las sensibilidades de eurodiputados y las delegaciones nacionales concretas. Es la vía de escape que usan para justificar que se sienten a la mesa con determinadas fuerzas que, además, están ya en Gobiernos comunitarios como el italiano o el checo. 

En el caso de las formaciones ecologistas, Von der Leyen sabe que se la guardan por retrasar y edulcorar el Pacto Verde, la gran apuesta ambiental de Europa, a la que puso el freno por contentar a los conservadores y liberales (empezando por el francés Emmanuel Macron). Por eso, hay un reducto importante de representantes -como los españoles- con los que no puede contar. No así con los alemanes o austríacos, que han sido o son apoyo en coaliciones de Gobierno en sus países, más pragmáticos a la hora de sacar alianzas adelante. 

Von der Leyen comparecerá como candidata este jueves por la mañana pero su votación no será hasta la una de la tarde, un tiempo en el que tendrá que elaborar un discurso muy preciso y cuidadoso para enfadar a nadie. "Tendrá que caminar por una delgada línea en temas como la migración y el clima para satisfacer a los legisladores que son diametralmente opuestos sobre cómo debe proceder la UE en este tema", escribe POLITICO.

Para complicar aún más esa tarea, también tendrá que tranquilizar a los legisladores que realmente no confían en ella. La historia de von der Leyen en cuestiones de transparencia y colaboración entre instituciones sigue siendo un punto de fricción con muchos de los eurodiputados que necesitará, tanto a su derecha como a su izquierda, para obtener el respaldo de una mayoría absoluta. Su forma de mandar, personalista, ha generado en el pasado roces que ahora se pueden pagar. 

Y llega con dos problemas judiciales: el Parlamento ya ha demandado a Von der Leyen por una decisión de liberar 10.000 millones de euros en fondos congelados de la UE a Hungría, en castigo por violar el Estado de derecho. Y este mismo miércoles se ha llevado una terrible noticia: el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) falló que la Comisión Europea que preside no dio al público información suficiente sobre los contratos de las vacunas contra la covid-19, en particular en lo relativo a las indemnizaciones y a las declaraciones de conflicto de intereses.

La legislatura empieza potente. 

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Licenciada en Periodismo y especialista en Comunicación Institucional y Defensa por la Universidad de Sevilla. Excorresponsal en Jerusalén y exasesora de Prensa en la Secretaría de Estado de Defensa. Autora de 'El viaje andaluz de Robert Capa'. XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla.