Las ONG francesas avisan de la "explosión de precariedad" que viene si ganan los ultras de Le Pen

Las ONG francesas avisan de la "explosión de precariedad" que viene si ganan los ultras de Le Pen 

"Para el mundo asociativo, esto es un peligro", avisan. 

Un cartel electoral de Marine Le Pen y Jordan Bardella, en las calles de París, ayer domingo.Remon Haazen / Getty Images

¿Qué supondría un Gobierno con los colores de Agrupación Nacional en Francia? "Para el mundo asociativo, esto es un peligro", avisa Manuel Domergues, director de estudios de la Fundación Abbé Pierre. Su aviso resume la preocupación en el mundo de las ONG galas desde las elecciones europeas, con victoria de la ultraderecha y la disolución de la Asamblea Nacional por parte de Emmanuel Macron. Este domingo y el que viene hay elecciones legislativos a doble vuelta en las que se juega todo. 

¿Seguiría siendo posible la lucha contra la precariedad si las elecciones legislativas llevaran a Francia hacia la extrema derecha? Domergues, que lucha contra la vivienda precaria, y Vincent de Lahaye, director de la asociación Le Village, han hablado con la edición francesa del Huffpost y han expresado sus temores a un tiempo nuevo si la derecha ultra se hace con el Ejecutivo (la presidencia o se toca hasta 2027 y sigue en manos del liberal Macron). 

"La Agrupación Nacional siempre ha estado al ataque contra los extranjeros, los inmigrantes y otras minorías de todo tipo", suspira Manuel Domergue. Si el Gobierno decide reducir sus derechos, "tendrá consecuencias directas sobre la pobreza y la violencia social y, por tanto, sobre las asociaciones que ayudan a las personas que son víctimas de ella".

En primer plano de los temores, la cuestión de la "preferencia nacional" planteada regularmente por la Agrupación y, en particular, por Jordan Bardella, su aspirante a primer ministro, quien afirmó el 18 de junio en France 2 que apoyaba la "prioridad nacional" de la vivienda social. Pero para el director de estudios de la Fundación Abbé Pierre, "si existen normas discriminatorias contra los extranjeros, si ya no tienen derecho a acceder a una vivienda social, se creará una explosión de precariedad que se reflejará en todo el tejido asociativo". 

Expresa su temor a que esta prioridad nacional se extienda a los ámbitos de solidaridad. "Gestionamos pensiones y hogares, que son lugares de acogida para personas que tienen antecedentes de estar en la calle. Excluir a los extranjeros sería muy preocupante y plantearía problemas éticos muy graves", subraya. "Cuando las personas no tienen derechos, ¿cómo las ayudamos?", insiste. 

Recuerda que en Francia gran parte de la acción social la llevan a cabo asociaciones, por mandato del Estado. "Si fuera necesario clasificar entre los beneficiarios de las ayudas para el acceso a la vivienda, a los cuidados, a la ayuda alimentaria, se pediría a las asociaciones que lo hicieran, lo que supondría un gran sufrimiento para los trabajadores sociales, o les obligaría a eludir la norma o participar en la desobediencia civil". En nombre de la Fundación que apoya a las personas con viviendas precarias, Domergues también se preocupa por el futuro del derecho a la vivienda.

De Lahaye, director de la asociación Le Village, cuya misión es acoger y apoyar a las personas en circunstancias muy precarias en el sur de Vaucluse, es de la misma idea. En este departamento la Agrupación Nacional obtuvo más del 40% de los votos en las elecciones europeas, además. La asociación propone diversas actividades, proyectos de integración e incluso saqueos. Sobre el terreno, ya se enfrenta regularmente a lo que su director llama "la derecha conservadora", bajo la cual reúne a algunos cargos electos de la derecha "dura" y de la AN.

"Hay colectivos que son más difíciles de aceptar por estos colores políticos: la gente de la calle, la gente que depende del Ministerio de Justicia, la gente que se beneficia de las ayudas...", subraya el director, quien afirma que algunos municipios en los que ahora tienen ediles y cierto poder recortan las subvenciones que les conceden y, cuando intentan crear proyectos allí, se encuentran con “puertas cerradas”, muchos "obstáculos", según dice.

Para mantener su actividad, la asociación cuenta con el apoyo del Estado. ¿Durante cuánto tiempo, si ahora pasa a manos ultras también? "Si incluso el Estado se volviera de extrema derecha, ¿qué apoyo nos quedaría?", pregunta Vicente de Lahaye. "Tenemos mecenas, voluntarios, pero ¿hasta dónde puede llegar el ámbito privado para luchar contra la miseria o la pobreza?", concluye.