La peculiar idea del Gobierno de Australia para saber cómo están los intestinos de todo el país
La tecnología al servicio de la ciencia: crean una aplicación móvil para que los australianos se tomen un par de días para anotar toda la información de sus pedos
Australia ha decidido tomarse en serio algo que, para muchos, es motivo de risa: los pedos. La agencia científica nacional, CSIRO, ha lanzado una iniciativa única llamada “Chart your fart” (o “Registra tu pedo”, en versión castiza), invitando a los mayores de 14 años a anotar cada ventosidad en una app gratuita durante al menos tres días. ¿El propósito? Crear un mapa detallado de la salud intestinal de los australianos a través de algo tan natural como poco discutido.
La idea, aunque excéntrica, tiene su lógica científica. El equipo de CSIRO quiere analizar la frecuencia, el olor, el volumen y otros “matices” de los gases, para determinar qué se considera una flatulencia “normal” según la edad y estilo de vida. Megan Rebuli, experta en nutrición de la agencia, explica que las flatulencias son una señal natural de un sistema digestivo en funcionamiento. “Lo creas o no, los pedos dicen mucho sobre lo que ocurre en nuestro organismo”, asegura, subrayando que no es una investigación de broma.
La app no solo registra la cantidad de gases; también pide a los participantes que describan cada pedo con una precisión poco común. Los detalles sobre la intensidad y el olor ofrecen pistas sobre la digestión y los hábitos alimenticios de cada persona. Y aunque el tema arranque alguna sonrisa, Emily Brindal, directora del proyecto, insiste en la importancia de la rigurosidad en el registro. Un estudio de 2021 de CSIRO ya había revelado que un 60% de los australianos considera que sufre de gases en exceso, y un 43% los enfrenta a diario.
La iniciativa puede parecer “loca”, pero Australia está decidida a convertir este registro de gases en un avance para la ciencia intestinal, aportando a la comunidad científica una base de datos de lo más auténtica y… local.
La situación en Nueva Zelanda
Y si esto te parece una excentricidad australiana, recuerda que no es la primera vez que los gases causan revuelo en esta parte del mundo.
Al otro lado del Mar de Tasmania, Nueva Zelanda también tiene sus propios asuntos gaseosos, aunque en este caso, el tema gira en torno a los millones de ovejas y vacas que pueblan sus verdes pastos. En un país donde los rumiantes superan a la población humana, la cuestión de los eructos y flatulencias del ganado ha sido todo un desafío para las políticas climáticas. Fue el gobierno de Jacinda Ardern el que propuso, en 2025, implementar una ley innovadora para que los ganaderos pagaran por las emisiones de metano de su ganado, con la meta de reducir su impacto ambiental.
Pero las cosas han dado un giro. El actual gobierno conservador, que llegó al poder en noviembre, ha decidido dejar a un lado la controvertida “tasa de eructos”. El ministro de Agricultura, Todd McClay, anunció este martes que el plan será reemplazado por “herramientas prácticas y tecnología” que permitan reducir emisiones sin afectar la producción ni el sector exportador, una postura que coincide con la tendencia a desmontar varias de las políticas climáticas de Ardern. Así que, por ahora, las 26 millones de ovejas y 10 millones de vacas de Nueva Zelanda seguirán sin pagar impuestos por su particular aporte de metano al ambiente.
Mientras tanto, en Australia, la ciencia se centra en explorar las complejidades del gas humano. Cada país, parece, tiene sus propias prioridades: en Nueva Zelanda, la política se ajusta al viento del cambio, y en Australia, la investigación sobre el viento humano sigue su curso. En cualquier caso, los gases, sea por eructos o pedos, parecen estar ganando protagonismo en la región.