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La inimaginable remontada de La Izquierda alemana tiene un nombre: Heidi Reichinnek

La inimaginable remontada de La Izquierda alemana tiene un nombre: Heidi Reichinnek

Hace meses parecía imposible, pero la colíder y candidata de Die Linke ha conseguido situar al partido por encima del 8%. La militancia del partido ha crecido desde principios de año más que nunca en los últimos quince años.

Heidi Reichinnek, candidata y colíder de Die Linke.Sebastian Gollnow/picture alliance via Getty Images

Como en las historietas de Goscinny y Uderzo, hay en las redes sociales alemanas una aldea que resiste todavía y, ¿siempre?, al invasor. La aldea, en este caso, es en realidad una persona, que ha conseguido tanto en Instagram como en TikTok, espacios cooptados desde hace tiempo por la extrema derecha, generar una suerte de oasis galo. Heidi Reichinnek, candidata y colíder de Die Linke, es desde comienzos de año la cara visible de una remontada política en la izquierda alemana que hace meses se estimaba inimaginable, acaso utópica. Ya no. Die Linke ha logrado casi un 9% del voto. Y lo es en parte gracias a las redes sociales. Con más de medio millón de seguidores en TikTok, los vídeos de Reichinnek superan el millón de visitas. Su discurso en el Parlamento alemán después de que el candidato del CDU y seguramente futuro canciller, Friedrich Merz, rompiese el histórico cordón sanitario a la extrema derecha fue visto, solo en esta red social, por más de seis millones y medio de personas, unas cifras que no logran alcanzar Alice Weidel ni su partido, el ultraderechista AfD (Alternativa por Alemania).

Hace unos meses, y sobre todo después de que una de sus líderes, Sarah Wagenknecht, abandonase el partido para montar un nuevo partido, nadie apostaría a favor de que Die Linke tuviera siquiera representación en el Bundestag tras las elecciones que tendrán lugar en Alemania este domingo. Pero algo ha cambiado en las últimas semanas. Desde principios de año, más de 23.000 personas se han unido al partido, la mayor crecida de militancia de los últimos 15 años, y Die Linke ha superado en más de tres puntos el 5% que precisa cualquier formación alemana para acceder al Bundestag.

Hace unos días, la periodista Birgit Großekathöfer, de la revista alemana Der Spiegel, acudió a un acto de Die Linke en Hamburgo. Los asistentes no dejaban de corear el nombre de su nueva promesa, Heidi. En un aparte, Großekathöfer preguntó a Jan van Aken, colíder y candidato del partido, cómo explicaba la energía renovada en sus filas. "A mí me también me gustaría saberlo", contestó van Aken. Pese a la sorpresa, el candidato de Die Linke sabía la respuesta. "Aquí se celebra a Heidi Reichinnek como a una estrella del pop", le dijo después la periodista, a lo que contestó van Aken: "Heidi es la reina, la reina del Bundestag y, por supuesto, llega a millones de jóvenes con sus vídeos de TikTok y creo que eso les da esperanza".

Pero no son solo exvotantes de Die Linke los que se han vuelto a sentir atraídos por el partido. Heidi, como la llaman sus seguidores, se ha convertido en la cara visible de la oposición a los democristianos de CDU y, sobre todo, a la extrema derecha de Alternativa por Alemania. A sus 36 años, Reichinnek ha sabido confrontar las ideas ultras que ha impuesto Alice Weidel y que son incapaces de contrarrestar el resto de formaciones, tampoco los socialdemócratas del actual canciller, Olaf Scholz. También en Der Spiegel, Sabine Rennefanz describe bien el perfil de votante que, a pesar de no haberse imaginado nunca votando a la izquierda, se siente atraído por su figura: "Si una vuelve a escuchar el famoso discurso de Reichinnek, no se sorprende por su retórica aguda ("a las barricadas"), su polémica y su exageración. Lo que resulta especialmente sorprendente es con qué pasión y emoción habla la izquierda. Incluso si no estás de acuerdo con ella, incluso si no piensas que la votación conjunta entre la CDU/CSU y la AfD sea un "pacto", incluso si no piensas que la AfD sea la resurrección del fascismo, tienes que decir que hay alguien que habla a quien es absolutamente necesario escuchar, que destila autoridad en lo que dice. Y a pesar de todo su enojo, no parece maliciosa ni odiosa, ni parece pretender estar preocupada; más bien, parece genuinamente molesta".

El tándem formado por van Aken y Reichinnek ha sabido corregir el agónico rumbo de Die Linke gracias a un discurso claro que, además, encienda la chispa de esa parte de la juventud, sobre todo mujeres, que se resiste a adherirse a las tesis de la extrema derecha. Die Linke ha sido el partido más votado por los jóvenes de entre 18 y 24 años. Durante su famoso discurso en el Bundestag, Heidi se ganó el respeto con un discurso que en otro contexto podría sonar incendiario, pese a no carecer de veracidad. "El cortafuegos de este país seguimos siendo nosotros. Y todos nosotros saldremos a la calle, todos iremos a las urnas. ¡A las barricadas!", pronunció desde la tribuna. En una época de repensarse, la izquierda alemana entendió que debía abandonar el academicismo para volver recuperar su sitio entre las clases populares. De ahí que Jan van Aken también sea un defensor de un lenguaje conciso frente al populismo de la extrema derecha. Según recuerdan en el periódico alemán Tagesspiegel, durante el pasado congreso de Die Linke en otoño, se presentó ante los delegados con una declaración no falta de intenciones. "Me llamo Jan van Aken y creo que no debería haber multimillonarios", dijo.

La sentencia de van Aken sobre los multimillonarios no es solo una frase lapidaria, sino el punto central del programa de Die Linke. Frente a los discursos que pretenden inculpar a las personas migrantes, el partido de la izquierda quiere volver a situar la desigualdad económica en el centro del debate. Jan van Aken y Heidi Reichinnek quieren reducir a la mitad la riqueza de los multimillonarios en diez años. Lo harían a través de un impuesto progresivo a las personas más ricas. Los ingresos resultantes, dicen, se utilizarían para financiar, por ejemplo, la educación y el transporte público.

Este lunes, Jan van Aken aseguró orgulloso que la izquierda había vuelto a Alemania. Lo dijo en rueda de prensa junto a Reichinnek, a quien uno puede conocer también mirando los tatuajes que visten su brazo izquierdo, o su "brazo político", como definió ella. Ahí, entre otras cosas, la tinta dibuja el rostro de Nefertiti con una máscara de gas, en memoria de los manifestantes egipcios que sufrieron los gases lacrimógenos durante las revueltas de la Primavera Árabe en El Cairo, donde estuvo ella; y el retrato de Rosa Luxemburgo, su "modelo político", acompañado de su histórica afirmación "Eure ordnung ist auf sand gebaut" ("Vuestro orden está construido sobre la arena").