La crisis de las tiendas de campaña golpea a Portugal
Muchos portugueses se ven obligados a vivir en la calle ante el desorbitado precio de los alquileres
No tener ni siquiera un techo para dormir. El imparable aumento de precios del alquiler en Portugal está provocando verdaderos estragos en el país vecino. Los datos hablan por sí solos: el precio medio de un apartamento en Lisboa es de 2.500 euros y en Oporto, 1.500. En ambas capitales, el incremento del precio en sólo un año ha sido del 25%, según datos de Housing Anywhere (la mayor plataforma de alquiler de viviendas en Europa).
Oporto y Lisboa son la cuarta y la quinta ciudad europea, respectivamente, en la que más ha aumentado el precio de los apartamentos de un año a otro. Por delante sólo están Budapest, La Haya y Utrecht.
La situación no es mejor si lo que uno busca es un estudio. En Lisboa el precio medio es de 1.134 euros en Lisboa (un 70,3% más que en 2022) y 925 en Oporto (+23,3%). Y si buscas una habitación, el precio medio en la capital es de 550 euros.
En los últimos meses, el gobierno portugués ha intentado atajar la situación con medidas como la aprobación de un impuesto extraordinario del 15% a propietarios de alojamientos turísticos. Pero, de momento, no parecen ser suficientes.
Esto ha provocado que muchos portugueses ya vivan en la calle. Literalmente. Según informaba RTVE en una noticia de su corresponsal Belén Lorente, empiezan a verse en las ciudades asentamientos en tiendas de campaña de personas cuyo salario mensual no supera los 1.000 euros y no puede permitirse pagar el desorbitado precio de un alquiler. En su interior apenas suele haber unas colchonetas, algo de ropa y alguna cocina portátil de gas. Otros optan por comprarse una caravana y vivir dentro del vehículo.
La periodista recoge el testimonio de varias personas que viven en tiendas de campañas en la ciudad pesquera de Cascais. Danielle, de profesión camarera, explica que tuvo que irse del piso en el que vivía porque pagaba 800 euros y su sueldo es inferior a 1.000 euros. "Al no tener dinero para el alquiler, decidimos con mi marido comprar una tienda de campaña. Hay personas que tienen que pagar por una habitación 600 o 700 euros, y eso es imposible. Lo más difícil ha sido dejar a mis hijos con los servicios sociales", ha contado.