Kamala Harris elogia el "legado sin parangón" de Joe Biden en su primer acto como 'sucesora designada'
La actual vicepresidenta es la elegida por Joe Biden para ser candidata demócrata, pero el partido aún no ha oficializado quién será su baza para hacer frente a Donald Trump en las elecciones de noviembre tras la renuncia del presidente.
Todo ha cambiado en unas pocas horas. La renuncia de Joe Biden a presentarse a las elecciones y su apuesta por Kamala Harris, actual vicepresidenta, ha puesto a la política de 59 años en el foco absoluto.
En su primer acto como 'sucesora designada' pero no candidata aún del Partido Demócrata, Harris no ha querido valorar el movimiento de Joe Biden, pero sí ha ponderado su figura como "persona y presidente".
En un acto de reconocimiento a estudiantes y deportistas jóvenes en la Casa Blanca, Harris ha hecho un largo elogio de "nuestro presidente", del que ha llegado a apuntar que "su legado no tiene parangón en la historia moderna; en un único mandato ya ha superado el legado de muchos presidentes con dos mandatos".
"Le conocí a través de su hijo, que trabajamos juntos, y Beau me hablaba del tipo de padre y de hombre que es Joe Biden, cualidades que yo he visto cada día, su honestidad, su integridad, su fe y compromiso, su enorme corazón y su profundo amor a nuestro país", ha apuntado mientras pedía aplausos para él.
Biden, aislado y en aislamiento, que no es lo mismo
Harris ha asegurado ser "testigo directo de que cada día lucha por el pueblo estadounidense. Estamos muy agradecidos por su servicio a la nación", ha rematado, excusando la no presencia de Biden, aún convalenciente por su positivo en coronavirus.
En pleno aislamiento, Biden comunicó su renuncia a las elecciones en una carta a la ciudadanía, anunciando una comparecencia a lo largo de esta semana. Su movimiento llegó tras semanas de absoluta presión a su alrededor, desde que protagonizara un horrible debate con Donald Trump el 27 de junio.
Este evento, televisado para todo el país, prácticamente sentenció al candidato a la reelección, que terminó de caer tras una suma de fallos y despistes cognitivos en los actos de los días posteriores, llevando la tensión al extremo dentro del Partido Demócrata hasta su casi obligada despedida.