Julian Assange vuelve a Australia "como un hombre libre" tras 14 años de vía crucis judicial
Un tribunal de EEUU acepta el acuerdo de culpabilidad pactado con el Gobierno de Joe Biden. El equipo legal del fundador de Wikileaks asegura que su caso es una victoria para la libertad de expresión
El fundador de Wikileaks, Julian Assange, se ha declarado culpable este miércoles de un cargo de espionaje ante un tribunal federal de Estados Unidos en las Islas Marianas del Norte, territorio estadounidense en el océano Pacífico, en el marco del pacto con el Departamento de Justicia de EEUU para obtener la libertad y volver a su país, Australia.
"Podrás salir de esta sala como un hombre libre", ha anunciado la magistrada encargad del caso después de aceptar acuerdo de culpabilidad por espionaje pactado por el fundador de Wikileaks y el Departamento de Justicia de Estados Unidos, después de señalar que es "justo" y "razonable" aceptar como condena los 62 meses que ya ha cumplido en Reino Unido, puesto que es el tiempo que ha pasado encarcelado en una prisión de máxima seguridad en virtud de la orden de arresto emitida desde EEUU.
La jueza ha señalado que no habría aceptado el acuerdo si el caso se le hubiera presentado en 2012, pero ha sostenido que la situación en 2024 es diferente. "Quiero destacar que el tiempo importa", ha concluido. Asimismo, ha indicado que "otro hecho relevante" es que el Gobierno ha señalado que "no hay ninguna víctima personal aquí", es decir, que la publicación de la información "no resultó en daños físicos conocidos". Tras leer la sentencia, la Fiscalía ha retirado su solicitud de extradición contra Assange.
Prohibido volver a Estados Unidos sin permiso
Tras la audiencia, el Departamento de Justicia estadounidense ha indicado que, como parte del acuerdo de culpabilidad, Assange tiene prohibido regresar a Estados Unidos sin permiso, tal y como reza un comunicado publicado en su página web. Además, ha indicado que su declaración ha "concluido" oficialmente el caso, que se remonta a 2018, cuando fue imputado por primera vez.
Por su parte, el equipo legal del acusado ha afirmado que este caso es una "victoria para la libertad de expresión, destacando que ha dejado un "poderoso legado" y que su historia ha "provocado un importante" debate sobre la libertad de prensa y la seguridad nacional. La abogada Jennifer Robinson ha animado a sus seguidores a "seguir luchando" contra un "precedente peligroso".
"Espero que el hecho de que hayamos podido liberar a Julian Assange hoy contra todo pronóstico y contra uno de los gobiernos más poderosos del mundo da esperanza a todos los periodistas y editores que están en prisión en todo el mundo", ha declarado, tras asegurar que se trata de "un gran alivio" que "después de 14 años de batallas legales" el reportero pueda "regresar a casa como un hombre libre".
Assange se declara culpable, pero defiende sus acciones
El periodista, como se esperaba, se ha declarado culpable de violar la Ley de Espionaje para conspirar para obtener y difundir información clasificada, si bien ha defendido ante el tribunal que su labor como periodista debería haber estado protegido por la Primera Enmienda de la Constitución, aunque ha admitido que posiblemente no ganaría un juicio.
"Cuando trabajaba como periodista, animé a mi fuente a proporcionar información que se decía que era clasificada para publicarla. Creo que la Primera Enmienda protege eso. Creo que la Primera Enmienda y la Ley de Espionaje se contradicen entre sí, pero acepto que sería difícil ganar un caso así dadas las circunstancias", señala The Washington Post.
Antes de declararse culpable, el fundador de WikiLeaks se sentó erguido, con las manos entrelazadas y expresión neutral, respondiendo a algunas preguntas de la jueza sobre las implicaciones del acuerdo de culpabilidad, que supone, entre otras cosas, la renuncia a su derecho a presentar recursos. Finalmente, Julian Assange se inclinó hacia el micrófono y, al preguntarle si se declaraba culpable o inocente, según recoge The Guardian, respondió: "Culpable de la información".
Por su parte, los representantes legales de Estados Unidos han descrito a Wikileaks como un sitio web que pretendía deliberadamente sacar a la luz información sensible que ponía en peligro la seguridad nacional. Con todo, han acusado a Julian Assange de presionar a altos cargos del Ejército estadounidense para revelar dicha información, mencionando los documentos filtrados por Chelsea Manning, que pasó casi siete años en prisión.
Regreso a Australia
Por otro lado, la jueza ha preguntado por qué se ha presentado el caso en Saipán y el fiscal estadounidense Matthew McKenzi ha explicado que la isla está cerca del país de origen de Assange y esto le permitiría volver a casa "rápidamente después de este procedimiento". Mientras se celebra la audiencia, Wikileaks ha indicado que su fundador volará ahora hacia Canberra, a donde llegará seis horas y media más tarde.
Según pudieron captar las cámaras a su entrada al juzgado, Assange, de 52 años, lleva el pelo blanco peinado hacia atrás y va vestido con traje oscuro y camisa blanca. Además, lleva una corbata de color cobrizo oscuro con los nombres de los diseñadores 'Vivienne Westwood + Andreas Kronthaler', quienes se encargaron de diseñar la ropa que vistió en 2022 para su boda. La corbata también lleva un símbolo de corazón.
En la víspera, el Tribunal Superior de Londres le dejó en libertad bajo fianza tras el acuerdo, por el que se declara culpable a cambio de una sentencia que equivale a los más de cinco años que lleva en una prisión de máxima seguridad en Reino Unido. Desde Londres ha volado a Saipan, antes de hacer una parada en Bangkok, capital de Tailandia.
Assange fue detenido por las autoridades británicas el 11 de abril de 2019, después de abandonar la Embajada de Ecuador en Londres, donde permaneció refugiado durante casi siete años. Desde entonces, se encuentra en una prisión de máxima seguridad, en virtud de una orden de arresto emitida desde Estados Unidos.
A finales de mayo, el Tribunal Superior de Londres falló en favor del fundador de Wikileaks para permitirle apelar contra su orden de extradición al país norteamericano, donde se temía que se enfrentase a una batería de cargos que podía implicar hasta 175 años de cárcel.
El periodista ha defendido en todo momento que las informaciones reveladas en 2010 sobre corrupción gubernamental y abusos contra los Derechos Humanos sirvieron para dar a conocer crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos.