Israel y su último escándalo: cada vez más aislado y sin rumbo claro en su guerra múltiple
El "caso trágico" de la muerte "no intencionada" de siete trabajadores de la ONG World Central Kitchen en Gaza eleva la presión verbal internacional contra el Gobierno del cuestionadísimo Benjamin Netanyahu. Sin embargo, las advertencias y resoluciones no se traducen en medidas.
Ha sido el último escándalo de una lista inacabable. La muerte "indeseada" de siete trabajadores de la ONG World Central Kitchen bajo las bombas israelíes ha abierto la enésima brecha internacional con el cada vez más maltrecho Gobierno de Benjamin Netanyahu.
A las puertas de cumplirse medio año desde que Israel declarase la guerra a Hamás en respuesta a sus atentados del 7 de octubre, el país hebreo se enfrenta a un momento crítico. De puertas para fuera, las acusaciones van a más en tono y en número, cuando el balance de muertes en Gaza supera ya las 33.000. De puertas para dentro la crisis también está pasando factura al Ejecutivo. Sin embargo, Israel escapa a sanciones internacionales pese a las múltiples advertencias y hasta investigaciones de La Haya
En el aire, la sensación de incertidumbre sobre el futuro de la guerra y las dudas israelíes en los múltiples frentes contra Hamás y otros actores como Hezbolá en Líbano y el régimen iraní, mientras el reguero de víctimas no deja de acrecentarse, en su mayoría civiles y con casos tan sangrantes como el ataque a una cola de reparto de ayuda hace un mes.
Condolencias, condenas y un corredor humanitario suspendido
La magnitud de este último suceso ha sido tal que Netanyahu, en primera persona, ha salido a dar la cara y mostrar sus "condolencias". "Por desgracia [...] hubo un caso trágico en el que nuestras fuerzas alcanzaron de forma no intencionada a gente inocente en la Franja de Gaza". Un incidente que "será objeto de una investigación", aunque, matizaba, son cosas que "suceden en la guerra".
Para el portavoz del Ejército de Israel, Daniel Hagari, la desgracia debe ser "investigada al máximo nivel para entender las circunstancias de lo ocurrido y por qué ocurrió". En palabras de Hagari, la oenegé de José Andrés cumplía la "misión vital" y "noble labor" de "llevar comida a personas necesitadas". Tras hablar con el cocinero español, el portavoz ha llegado a apuntar que "el trabajo de World Central Kitchen es clave. Están en la primera línea de la humanidad".
Fuera del área de influencia hebrea, la comunidad internacional reclama algo más que una investigación interna. "Exijo al Gobierno israelí que aclare las circunstancias de este brutal ataque que se ha llevado la vida de siete cooperantes que no hacían otra cosa que ayudar", ha demandado Pedro Sánchez.
Este mismo martes, y en otro tono diferente, el secretario de Estado, Antony Blinken, ha reclamado una investigación "completa e imparcial" de los hechos, exigiendo además "protección" para los cooperantes y la población, para lo que es "imperativo" que "Israel haga más para proteger" a los civiles. "No deberíamos estar en una situación en la que personas que simplemente intentan ayudar a otros seres humanos se ponen en un grave riesgo", ha añadido, en presencia de su homóloga francesa, que ha añadido su "condena".
La Unión Europea también recurre a estos conceptos. Tanto el jefe de la diplomacia como el presidente del Consejo Europeo, Josep Borrell y Charles Michel, respectivamente, han criticado la muerte sin freno de "inocentes". " Debería haber una investigación y los perpetradores deben rendir cuentas", ha apuntado en un breve tuit Michel.
Más allá de las palabras, los hechos. La flota de barcos con ayuda humanitaria para Gaza ha dejado la zona para volver a la base en Chipre con la mayor parte de la carga aún a bordo, en respuesta al ataque mortal. En ese operativo participan las entidades españolas Open Arms y World Central Kitchen, que de hecho inauguraron el corredor humanitario marítimo hace semanas ante la escasez de suministros recibidos por vía terrestre.
"No se trata sólo de un ataque contra WCK, sino también contra las organizaciones humanitarias que intervienen en las situaciones más terribles, en las que los alimentos se utilizan como arma de guerra. Es imperdonable", ha denunciado Erin Gore, directora general de World Central Kitchen, en un comunicado.
Guerra sin cuartel... ni estrategia clara
178 días después, la guerra de Israel contra Hamás no parece tener un fin claro. Con más de 33.000 víctimas mortales, muchas de ellas civiles —siempre según el Ministerio de Salud gazatí, en manos de Hamás— la presión se ha ido desplazando del norte al sur de la Franja, ahora con el foco en Rafah, a la espera de la anunciada operación militar para su conquista definitiva.
Con cada acción armada, el ejército judío presume de nuevas bajas en el organigrama de su enemigo, ya notablemente dañado, pero aún con mando en la región y ajeno a otros movimientos de la Autoridad Palestina. Lejos se antoja por ahora el 'día después de Hamás' en Gaza; un escenario para el que Netanyahu y su gabinete llevan meses moviendo un plan de varias fases con el fin de establecer "un nuevo régimen de seguridad" sin presencia del grupo islamista
En paralelo a las acciones constantes sobre la Franja, Israel también apunta en otras direcciones. Líbano y Siria son otros de sus objetivos. El primero, territorio de Hezbolá, ha recibido numerosos ataques en los últimos seis meses, en un constante flujo de ataques y respuestas militares con el grupo chií, considerado terrorista por Jerusalén y hasta por la UE.
En Siria, los ataques se cuentan por decenas, como informa el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. El último, este lunes, en un bombardeo dirigido contra el Consulado de Irán en la capital, que acabó con la vida de 13 personas, entre ellas un alto mando y varios miembros de la Guardia Revolucionaria iraní. Teherán no tardó en anunciar una "dura respuesta" a un ataque que Israel ni confirma ni desmiente porque actúa "en todas partes, todos los días", como apuntaba el ministro de Defensa, Yoav Gallant.
El Consejo de Seguridad de la ONU y el distanciamiento con EEUU
Hace apenas ocho días, pero la actualidad lo ha escondido como un hecho lejano. El pasado Lunes Santo, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobaba una resolución para pedir un alto el fuego "inmediato" en Gaza, con 14 votos a favor y una única abstención, la de EEUU. Suficiente para romper un bloqueo de meses en torno a qué postura defender ante la guerra.
Dada la naturaleza del órgano, la resolución es vinculante y obliga a todos los miembros de las Naciones Unidas, por ello afecta a Israel. Sin embargo, faltaron horas para demostrar que, más allá de lo simbólico, la votación no sirvió para nada. Esa misma tarde, el presidente de Israel, Isaac Herzog, anunciaba la firme determinación de proseguir con la guerra, mientras el ejército avanzaba hacia nuevos frentes.
A nivel diplomático, marcó un seísmo que consiguió enfrentar más a Jerusalén con Washington. El Ejecutivo de Netanyahu no dudó en expresar palabras gruesas en sus críticas a la posición de EEUU, que días atrás vio cómo bloqueaban -Rusia y China- una propuesta suya en torno a Gaza. "Es una parodia y estoy asqueado [...] Todos los miembros del Consejo debieron haber votado contra esta resolución vergonzosa", espetaba en caliente el embajador israelí ante la ONU, especialmente ofendido por la abstención estadounidense.
Netanyahu también actuó pronto, cancelando el viaje de una delegación a Washington para tratar el operativo sobre Rafah, mientras EEUU intentaba restar valor a una resolución "simbólica".
Lo ocurrido en el Consejo de Seguridad abrió más la brecha pero no dejó de ser un nuevo desencuentro con luz y taquígrafos entre Biden y Netanyahu. En público, el presidente norteamericano no ha dudado en mostrar sus discrepancias con el proceder de un gobierno que está "perdiendo apoyo" y debería "cambiar", como reconoció en un evento privado en diciembre. Biden ha ido a más en sus críticas —verbales, más que de política— al primer ministro judío, que "lastima más que ayuda" a su pueblo, apuntaba al tiempo que critica la matanza de civiles... y envía nuevas armas a Jerusalén en su "derecho a defenderse". Porque una cosa no quita la otra... parecen querer decir fuentes de la Casa Blanca en confesiones a medios nacionales.
Netanyahu, contra las cuerdas
La cadena de atentados de Hamás tras su incursión el 7 de octubre en territorio israelí dejó ya muy tocado al histórico líder israelí. Los fallos de seguridad de un país que siempre ha presumido de su blindaje siguen extrañando a la población, que asiste desesperada al lento y poco fructífero operativo de rescate de los secuestrados por el brazo armado del grupo islamista palestino.
En su sexto mandato, el político de 74 años, conocido como 'Señor seguridad', apenas cuenta con respaldo social. Como recoge Carmen Rengel en el reportaje Netanyahu en la encrucijada, los últimos sondeos muestran que sólo un 15% de los ciudadano quieren que siga al frente del Gobierno al término de la guerra.
Rodeado por el conflicto, pero también por escándalos de corrupción y judiciales previos, 'Bibi' ha dejado clara su intención de no entrar ahora en asunción de culpas por lo ocurrido el 7 de octubre. "Ya habrá tiempo", apuntaba hace meses, en una de sus primeras comparecencias bélicas. Pero el tiempo se mueve en su contra, mientras las protestas de los familiares de los secuestrados no dejan de acrecentarse y las encuestas electorales muestran un futuro difícil para el ya no tan todopoderoso líder.
Este martes, y por tercer día consecutivo, la capital ha vivido una concentración masiva pidiendo la dimisión del gobierno de emergencia nacional y la convocatoria de nuevas elecciones.