Hungría ignora la justicia internacional y recibe a un Netanyahu: no ejecutará la orden de detención de la CPI
Pese a que el país europeo es signatario de esa Corte (ratificó el tratado en 2001), Orbán ha asegurado que la orden de arresto es "descarada" y "cínica", y no tendrá ningún efecto en su territorio.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, inició este miércoles una visita a Hungría invitado por su primer ministro, el ultranacionalista Viktor Orbán, que ha despreciado la orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) contra el jefe de Gobierno israelí por supuestos crímenes de guerra y de lesa humanidad en Gaza.
Pese a que Hungría es un país signatario de esa Corte (ratificó el tratado en 2001), Orbán ha asegurado que la orden de arresto es "descarada" y "cínica", y no tendrá ningún efecto en su país.
El Gobierno ultranacionalista húngaro ha justificado su negativa a arrestar a Netanyahu, estrecho aliado de Orbán, en que las órdenes de la CPI no están reconocidas en el código penal.
Además, argumenta que la CPI "no tiene derecho" a acusar a Netanyahu de crímenes de guerra ya que, con sus bombardeos en Gaza, Israel sólo se está defendiendo del ataque anterior del grupo islamista Hamás. El ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, fue más allá y aseguró que la actividad de la CPI "se ha politizado", por lo que Hungría reconsiderará su futura participación en la entidad.
"El primer ministro Netanyahu es un presunto criminal de guerra, acusado de utilizar el hambre como método de guerra, de atacar intencionadamente a civiles y de crímenes de lesa humanidad", afirmó por su parte Erika Guevara-Rosas, directora del Programa Global de Investigación, Incidencia y Política de Amnistía Internacional. Según Guevara-Rosas, Hungría, como Estado miembro de la CPI, debería arrestar al jefe de Gobierno israelí.
La agenda
Netanyahu será recibido oficialmente por Orbán este jueves y los dos líderes tendrán un encuentro con los medios ese mismo día. El portal judío de Hungría, Szombat.org, adelantó por su parte que Netenyahu también se entrevistará con el presidente húngaro, Tamás Sulyok, y posteriormente pasará en Budapest el Sabbat, un día sagrado para los judíos, para regresar a Israel el domingo.
La prensa local recuerda que Orbán, que busca alianzas con líderes ultraconservadores y ultranacionalistas, mantiene buenas relaciones con Netanyahu y no con Israel.
Más allá de los temas bilaterales, se espera que otro foco de la reunión sea el polémico plan del presidente estadounidense, Donald Trump, de tomar control sobre Gaza para ejecutar un proyecto de desarrollo inmobiliario que ha calificado como 'Riviera de Oriente Medio'.
El diario The Times of Israel ha asegurado sobre el tema que Netanyahu intenta convencer a la mayor cantidad de países de crear una coalición de apoyo al plan de Trump, según recoge el portal independiente húngaro Telex.
Hungría reconoció al Estado de Israel en 1948, estableciendo relaciones diplomáticas entre los dos países, que se suspendieron en 1967, bajo el régimen comunista de János Kádár.
Pocos meses antes de las primeras elecciones democráticas en Hungría de 1990, el país centroeuropeo e Israel restablecieron las relaciones diplomáticas.
El Gobierno de Orbán abrió una oficina comercial de Hungría con estatus diplomático en Jerusalén en 2019, un hecho simbólico dado el carácter disputado de la ciudad con la Autoridad Palestina.
La historia
El CPI fue creado por el Estatuto de Roma, ratificado por 125 países, entre los que no están potencias como Estados Unidos, Rusia y China. No es una corte de Naciones Unidas ni reconoce inmunidad.Tiene competencias para juzgar cuatro tipos de crímenes internacionales: genocidio, crímenes de guerra y de lesa humanidad, así como el crimen de agresión, en el sentido del uso de la fuerza armada por un país contra otro.
Aunque el argumento legal es que en las órdenes de la CPI no están reconocidas en el código penal húngaro, una explicación más política es que el Gobierno húngaro considera que la CPI "no tiene derecho" a acusar a Netanyahu de crímenes de guerra ya que, opina, con sus bombardeos en Gaza, Israel sólo se está defendiendo del ataque anterior del grupo islamista Hamás.
La CPI juzga a los máximos responsables de esos crímenes y a quienes dieron las órdenes o pudieron evitar su comisión, pero no lo hicieron. Es el único tribunal que no reconoce la inmunidad que otorga el cargo a sus sospechosos, como presidentes y primeros ministros.
Pero no celebra juicios en rebeldía, lo que le obliga a esperar al arresto de sus sospechosos. La CPI no tiene una fuerza policial propia que ejecute esas detenciones, pero sus países miembros están obligados a hacer cumplir las órdenes de arresto.
Para abrir una investigación, la Fiscalía generalmente requiere una remisión del caso por un país miembro o por el Consejo de Seguridad de la ONU; y puede abrir investigación por iniciativa propia.

Víctima de la geopolítica
Entre sus 125 miembros hay grandes ausencias: Estados Unidos, Rusia, China, Israel, Siria, Irán, Egipto o Turquía, entre otros.
En los últimos años, la CPI se ha visto víctima de la geopolítica y las alianzas internacionales.
En el primer mandato de Donald Trump ya hubo sanciones estadounidenses contra la CPI por poner en punto de mira a las tropas estadounidenses, junto a los talibanes y las fuerzas afganas, en una investigación por crímenes de guerra en Afganistán.
Y el pasado febrero Trump firmó una orden ejecutiva para sancionar a funcionarios de esa corte tras las órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su exministro de Defensa, Yoav Gallant, por crímenes de guerra y de lesa humanidad en Gaza, incluido el uso de hambre como arma de guerra.
Trump argumentó su decisión en que la CPI ha emprendido “acciones ilegítimas e infundadas” contra un “aliado estrecho” como Israel.
Hoy tiene más de una treintena de órdenes de arresto por ejecutar, incluido contra líderes talibanes en Afganistán, y altos cargos en Libia y Sudán. También investiga crímenes de lesa humanidad en Venezuela.