Felipe VI apela a una "paz verdadera" ante los principales líderes europeos
El rey se ha dirigido a los asistentes a la III Cumbre de la Comunidad Política Europea tras haberse reunido previamente con Volodimir Zelenski en Granada.
Felipe VI ha llamado a una "paz verdadera" en la cena de la III Cumbre de la Comunidad Política Europea, un llamamiento a la estabilidad y la unión para no depender de "la fuerza de un actor".
Ante medio centenar de líderes y figuras relevantes europeas, y tras verse en privado con Volodimir Zelenski, el rey ha destacado también el simbolismo de Granada, ciudad que acoge la cita como ejemplo único de fusión cultural en Europa.
Tras resaltar que Granada y España están entre las preferencias de los jóvenes europeos para estudiar en el programa Erasmus, subrayó que Europa está obligada a encontrar lugares de libre pensamiento y debate.
"Somos un continente con una larga historia común, también muy compleja, y aún hoy con posiciones nacionales y referencias culturales a veces divergentes", ha añadido.
En esa pluralidad, Felipe VI ha defendido "la aspiración a una paz verdadera, no basada en la fuerza de un actor, sino en el libre consentimiento de todos, grandes y pequeños". Sin referirse explícitamente a la guerra en Ucrania, ha insistido en que esa paz debe construire "en torno a una aspiración a la verdadera democracia, como el sistema que mejor respeta nuestra diversidad, tanto dentro de nuestras fronteras como en todo nuestro continente".
El jefe del Estado español resaltó que Europa constituye una comunidad política con valores, aspiraciones e intereses compartidos, y ante ello es cuando ha considerado que la Comunidad Política Europea es "una herramienta indispensable " para todos los países que la conforman.
Un foro de encuentro que recordó que tiene entre sus objetivos lograr posiciones comunes, hacer oír la voz europea en la escena mundial y diseñar proyectos que favorezcan la prosperidad común en áreas como las infraestructuras o las telecomunicaciones.
El monarca confió en que el espíritu de Granada, que ha resumido en "el recordatorio visual de lo que la diversidad y la tolerancia pueden aportar cuando se canalizan como una ventaja", inspire las conversaciones presentes y futuras entre los líderes europeos.