Europa admite la solución tabú para poner fin a la guerra contra Rusia
Hay que negociar con Putin y, muy posiblemente, tocará renunciar a territorios de Ucrania para lograr la paz, plantean cada vez más diplomáticos.
El creciente escepticismo sobre el progreso de las tropas ucranianas en el campo de batalla frente a Rusia y la incertidumbre sobre el apoyo continuo de Estados Unidos, ahora que Donald Trump regresa a la Casa Blanca, están llevando a los aliados europeos de Kiev a considerar escenarios nunca aceptados hasta ahora.
Por ejemplo, en privado ya se baraja la posibilidad de unas conversaciones de paz con Moscú, que incluyan concesiones de territorio ucraniano a los de Vladimir Putin. En este cambio de postura influye, claro, la reciente victoria electoral de Trump, quien ha prometido poner fin rápidamente al conflicto, aunque sin especificar cómo. Sólo ha indicado que podría apoyar un acuerdo que preservara algunas de las zonas ocupadas por Rusia, aunque Kiev siempre se ha negado a perder territorio y soberanía.
Según declaraciones de diplomáticos europeos y de la OTAN citadas por el portal portugués Executive Digest, cobra fuerza la perspectiva de discusiones que incluyan concesiones territoriales, algo que antes era tabú. Estos diplomáticos prefieren evitar el término "territorios por paz", refiriéndose en lugar de ello a estas concesiones como "territorios por seguridad de Ucrania". Un eufemismo.
Gerard Araud, exembajador de Francia en Estados Unidos, afirma, en una entrevista con el Washington Post, que la mayoría de los implicados "ya han llegado a esta conclusión", a pesar de las dificultades para expresarla públicamente, ya que sería, según dice, "una forma de recompensar la agresión". Otro diplomático occidental, que prefirió permanecer en el anonimato, subrayó que esta perspectiva "ya no es marginal" y que una resolución del conflicto deberá implicar concesiones por ambas partes, aunque no se sabe exactamente cuáles serían los parámetros de un posible acuerdo.
La situación sobre el terreno es uno de los principales factores que impulsan este cambio. Dado que las tropas rusas controlan aproximadamente una quinta parte de Ucrania, incluidas la región de Donbas y Crimea, estabilizar la actual línea del frente o definir una línea de demarcación implicaría una importante cesión de territorio. Camille Grand, exsubsecretaria de la OTAN y actual miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, admitió que "las negociaciones pueden llegar antes de lo esperado" y que una solución negociada probablemente incluirá concesiones.
La elección de Trump ha planteado interrogantes entre los líderes europeos sobre la postura que adoptará la nueva Administración norteamericana. Según Camille Grand, "existe una gran duda sobre cómo afrontará el equipo Trump esta situación". Hay una creciente preocupación de que Estados Unidos pueda presionar a Ucrania para que acepte un acuerdo desfavorable, cortando la ayuda financiera y militar. En respuesta, los líderes europeos han reforzado el apoyo militar a Ucrania para que tenga mayor poder de negociación si comienzan las conversaciones.
En un esfuerzo por fortalecer esta posición, el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó durante una conferencia junto con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, que el apoyo continuo a Ucrania es esencial para lograr una negociación justa: "La única forma de negociar es apoyar al ejército ucraniano durante el mayor tiempo posible". según sea necesario", dijo Macron. Y reiteró: "cuando llegue el momento, no se deberá decidir nada sobre Ucrania sin ucranianos, ni sobre Europa sin europeos".
Macron, quien recientemente mantuvo una llamada telefónica de 25 minutos con Trump, enfatizó que cualquier acuerdo debe incluir concesiones significativas por parte de Rusia. Esta conversación tuvo lugar antes de una reunión de líderes europeos en Budapest, donde discutieron formas de garantizar un apoyo financiero y militar continuo a Ucrania, incluso ante un posible recorte de la ayuda de Estados Unidos.
Planes de contingencia y temores de retrocesos
Un diplomático de la UE reveló al mismo periódico norteamericano que la posibilidad de una solución negociada está ganando terreno, aunque discretamente. El enfoque, sin embargo, no implica una aceptación explícita de la pérdida de territorios estratégicos como Donbas, un tema considerado demasiado delicado para declaraciones públicas. Para evitar un posible cambio drástico en la política estadounidense, varios países europeos están aumentando su presupuesto de defensa y canalizando recursos adicionales a Ucrania, preparándose para un posible recorte del apoyo estadounidense.
Tras la victoria de Trump, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, viajó rápidamente a Bruselas para discutir el futuro del apoyo a Ucrania con los líderes de la OTAN, la Unión Europea y los representantes ucranianos. La prioridad de la administración actual es garantizar que la máxima asistencia militar llegue a Kiev antes de la transición a la nueva administración, que probablemente adoptará una postura menos intervencionista.
Hasta ahora, una resolución parece lejana. Rusia mantiene exigencias estrictas, insistiendo en que cualquier acuerdo incluya la total neutralidad de Ucrania. El presidente ruso Putin afirmó que “sin la neutralidad de Ucrania, es difícil imaginar relaciones de buena vecindad con Rusia”. Además, Moscú quiere que Ucrania devuelva todo el territorio de la región de Kursk, donde las fuerzas ucranianas llevaron a cabo incursiones durante el verano.
La experiencia con los acuerdos de alto el fuego de Minsk en 2014 y 2015 ha dejado una impresión duradera en los ucranianos, que temen que un acuerdo de “territorio por paz” solo dé tiempo a Rusia para rearmarse. El asesor presidencial ucraniano, Mykhailo Podolyak, fue contundente al afirmar que presionar a Ucrania para que negocie en condiciones desfavorables equivaldría a obligarla a “abandonar su resistencia”.
A pesar de la presión externa, la posición oficial del Gobierno ucraniano sigue firme: todas las tropas rusas deben retirarse del territorio ucraniano. Según una encuesta del Instituto Internacional de Sociología de Kiev, publicada esta semana, el 58% de los ucranianos cree que el país no debería ceder territorio "bajo ninguna circunstancia". Sin embargo, el 32% de los encuestados se mostró abierto a ceder algunas zonas para alcanzar un acuerdo de paz, tres veces más que al inicio de la invasión.
Mientras el consenso sobre una solución militar continúa fragmentándose, los líderes europeos están divididos sobre las garantías de seguridad que podrían ofrecerse a Ucrania. Hasta ahora, países como Estados Unidos y Alemania han rechazado la solicitud de Ucrania de unirse a la OTAN, un punto crítico que Moscú utiliza para justificar la guerra.
Entre las ideas discutidas se encuentran enviar fuerzas europeas al campo o proporcionar más armas como medidas disuasorias, pero Rusia considera poco probable que estas soluciones sean viables. Algunos países, entre ellos el Reino Unido y las naciones de Europa del Este, defienden la posibilidad de “botas en el terreno” como una forma de garantizar la seguridad de Ucrania en caso de que se llegue a un acuerdo.
En realidad, los países de Europa del este, como Polonia y las naciones bálticas, ven la posibilidad de concesiones territoriales con gran temor, temiendo que Rusia se sienta envalentonada para amenazar las fronteras de la OTAN. Viktor Orban, el líder húngaro conocido por su cercanía a Moscú, ha sido el único que ha sugerido públicamente la idea de un acuerdo “territorio por paz”.
Un alto funcionario de la OTAN explicó a The Washington Post que anteriormente, cualquier mención a concesiones era “prácticamente herejía”, pero ahora la idea empieza a generar menos resistencia. A pesar de esto, el objetivo final de muchos aliados europeos sigue siendo que cualquier acuerdo no sea visto como una victoria para Putin.
“Este es uno de los puntos más importantes de cualquier acuerdo que se haga”, destacó el mismo funcionario. "Bajo ninguna circunstancia puede verse como una victoria de Rusia".