El superyate con pasado ruso amarrado en Mallorca es una trampa millonaria para EEUU
El buque está incautado en el Club de Mar de Palma, donde presumen de barco personalidades como Jeff Bezos, o Mark Zuckerberg.
De entre todo el lujo que se puede encontrar en el Club de Mar de Palma de Mallorca, un exclusivo puerto de embarcaciones de la isla donde también aparcan Mark Zuckerberg o Jeff Bezos, está el superyate Tango. Aunque siempre está dispuesto para emprender la marcha, nunca jamás sale de su amarre.
Este buque, de 78 metros de eslora, con piscina, cine al aire libre y salón de masajes, es una de las joyas salidas de los astilleros holandeses Feadship. Sin embargo, el único recorrido por mar que ha realizado desde abril de 2022 fueron los poco más de cien metros que lo separan de los astilleros de Mallorca. Según publica el medio digital Xalak, "su conexión con Rusia tiene la culpa".
El comienzo de la Guerra en Ucrania, significó una avalancha de sanciones a Rusia y, sobre todo, a su élite financiera. El grupo Renova, dirigido por el oligarca Viktor Vekselberg, fue uno de los grandes afectados. Este conglomerado ruso tiene intereses en metalurgia, maquinaria, energía o telecomunicaciones.
Según el medio digital, muchas empresas y bancos estadounidenses se vieron impedidos de hacer negocios con el empresario ruso. Esto no solo congeló sus cuentas bancarias, sino que también le impidió gestionar activos internacionales, como su yate de lujo Tango, valorado en esos 90 millones de dólares.
Para esquivar estas sanciones, se relata que "sus asociados y gente de confianza trataron de ocultar su conexión con ciertos activos, utilizando identidades falsas para seguir operando".
"El gobierno de Estados Unidos mantuvo una vigilancia estricta sobre sus transacciones y descubrió que sus aliados utilizaban bancos estadounidenses para pagar el mantenimiento del yate, violando así las sanciones", publica Xalak.
Finalmente, en 2022, el Departamento de Justicia de Estados Unidos logró vincular el yate a esas actividades ilegales y emitió una orden para incautarlo en el puerto de Palma de Mallorca. "Ya han pasado más de dos años y el barco de lujo no se ha vendido y le está costando al gobierno estadounidense una pequeña fortuna en mantenimiento", concluye la publicación.