El apoyo de los rusos a la invasión de Ucrania: de la apatía a los "turbopatriotas"
Un estudio desvela que los ciudadanos no se han hundido por las sanciones y se han ido adaptando, adhiriéndose en líneas generales al Kremlin, enfrentado a Occidente.
"Cómo la sociedad rusa aprendió a dejar de preocuparse por la guerra". Desde el mismo título, un informe del Fondo Carnegie para la Paz Internacional (Carnegie Endowment for International Peace) deja claro que los rusos no se están levantando contra la "operación militar especial" ordenada en Ucrania. Hay críticas, acalladas desde el Ejecutivo de Vladimir Putin, y opositores que aún tratan de manifestarse, pero la corriente general es de apatía, de dejarlo pasar, de seguir viviendo como si la contienda fuera ruido de fondo.
Dos expertos de este tanque de pensamiento, Denis Volkov y Andrei Kolesnikov, han sondeado a los ciudadanos entre agosto de 2022 y el mismo mes de 2023 y concluyen que ha habido una "adaptación" de la sociedad, a pesar de las movilizaciones masivas anunciadas hace más de un año y la cadena de sanciones internacionales -impuestas sobre todo por Occidente- para hacer cambiar el parecer del Kremlin.
"La sociedad rusa se ha acostumbrado a vivir en el contexto de un brutal conflicto armado. Una parte importante de la población se ha reconciliado con la idea de que vivirán en la situación actual durante bastante tiempo y que, por tanto, tendrán que adaptarse a la realidad, algo que los rusos corrientes no pueden (y a menudo no quieren) cambiar", arranca el análisis.
Califica de "ingenuas" las predicciones de que el descontento popular desencadenado por las sanciones y las restricciones impuestas en tiempos de guerra acabarían llenando las calles de gente pidiendo la paz o la cabeza de Putin. Eso "ha fracasado". Es más, "en muchos sentidos, ha sucedido todo lo contrario": "Puede que la mayoría de los rusos no se identifiquen con el régimen, pero se han consolidado en torno al Kremlin, que creen que está luchando con uñas y dientes contra Occidente que busca destruir a Rusia. A pesar de que esta descripción no coincide con la realidad, muchos rusos la han aceptado como la explicación más lógica para esta prolongada pesadilla", constata.
Por ser justos, los autores hablan de esos "descontentos con la situación", que son "millones de personas se oponen al autoritarismo y al derramamiento de sangre", pero frente a ellos están los llamados "turbopatriotas", aquellos que apoyan "seria y agresivamente a Putin". La mayoría hay que buscarla entre esos dos extremos, un gran grupo que es "apático" o "simplemente, pasiva y automáticamente apoya mayoritariamente" lo que se hace en Ucrania. Mientras, espera que "todo esto" termine, palabras que resumen lo que no se quiere nombrar, que es la guerra, aún no formalmebte declarada desde febrero de 2022.
"Esta parte de la población ha optado por volverse apática. Su condición puede denominarse de "indiferencia aprendida". Putin es un líder legítimo a los ojos de esa gente, por lo que su operación militar especial también debe serlo. La próxima imitación ritual de una elección presidencial en marzo de 2024 seguramente confirmará que no hay alternativa a Putin. La mayoría apática poco puede hacer más que esperar a que pase este momento difícil", indicen Vólkov, que es director del Levada Center de Moscú, y Kolésnikov, investigador principal del Carnegie sobre Rusia y Eurasia.
A ese sentir le ponen datos: alrededor del 75% de los preguntados sobre si apoya las acciones de las fuerzas armadas rusas en Ucrania suelen escoger la respuesta "Estos son nuestros muchachos, nuestros guerreros, ¿cómo no vamos a apoyarlos?". "La palabra clave aquí es 'nuestro', que también suelen utilizar los funcionarios gubernamentales: 'nuestros muchachos"'", apunta el artículo. Alrededor del 30% de los encuestados elige una pregunta más suave como "la apoyo mayoritariamente" y a menudo agrega algo como "la guerra es mala, pero tenemos que apoyar la nuestra" o "es malo que estén matando gente, pero no había otra manera". Estas voces pueden clasificarse dentro de un apoyo "débil", "condicional" o "menos intensivo". Hay luego un 45% de rusos que sí declara un apoyo "fuerte" y "categórico" al elegir la opción "lo apoyo definitivamente".
Entre quienes apoyan la guerra, con la fuerza que sea, los argumentos empleados tienen que ver siempre con el patriotismo: defensa de Rusia, destrucción de los nacionalistas ucranianos, defensa de los rusoparlantes en el territorio del Donbás. De esa quinta parte que aproximadamente es partidaria "activa e intransigente" de la guerra, muchos de ellos son jubilados, hombres de edad avanzada, que en general están contentos con su situación y apoyan al Gobierno y al ejército. Los mismos segmentos apoyan la movilización parcial de jóvenes, porque ellos desde luego no van a vestirse ya el uniforme ni a dejarse la vida. "Pueden enviar fácilmente a otros a las trincheras mientras se preocupan por 'nuestros muchachos' desde la distancia. Quienes expresan esta posición dicen: 'no debemos quedarnos a medio camino, tenemos que terminar el trabajo', 'si nos detenemos ahora, perderemos esta batalla', 'no hay vuelta atrás'".
Los expertos añaden que descde segunda mitad del año pasado, las respuestas han revelado "una amargura cada vez más palpable" porque cala la lógica de "hemos sacrificado demasiado por la causa como para rendirnos ahora". Se sigue apostando por la invasión, pero el regusto es menos dulce que cuando se esperaba una operación rápida y exitosa, en el primer semestre de la guerra, estudiado por los mismos analistas.
En el caso de los pacifistas, que los hay, se sitúan en el 19 o 20% de los rusos, una cifra que se mantiene estable con el paso de los meses. Quienes sostienen esta visión son claramente opositores a Putin de partida, no sólo por su política sobre Ucrania o el espacio postsoviético. Es sobre todo "gente joven de las principales ciudades rusas que obtienen predominantemente su información de Internet y que tienen menos probabilidades de ser adoctrinados por la propaganda que domina la cobertura televisiva de la guerra". Sin embargo, "quienes se oponen a la guerra siguen siendo una minoría en todos los grupos mencionados anteriormente", concluye el estudio.