China asfixia a España en lana
Un brote de viruela hace casi dos años, mantiene al sector en nuestro país al borde del colapso.
El sector de la lana en España atraviesa, desde hace casi dos años, una situación muy comprometida por un motivo, cuanto menos cuestionable, pero que no parece que se vaya a resolver en un corto período de tiempo.
Para comprender el complicado momento que atraviesa el sector, hay que remontarse a hace 22 meses, cuando en septiembre de 2022 saltó la noticia de que en España había activo un foco de viruela ovina y caprina, lo que supuso un golpe durísimo para los miles de trabajadores que ejercen en el sector de la lana, y que, como consecuencia de este hecho, no pudieron hacerlo durante un tiempo. Pese a ello, desde hace meses, España es considerado un país libre de viruela, pero algunos países se resisten a reabrir sus puertas a la lana española.
China es uno de ellos. Y no es cosa menor, ya que se trata del país que más lana importaba desde España y uno de los grandes motores de que el sector se mantuviera en auge. Pero todo cambió en 2022, ya que, a raíz de los casos de viruela, el gigante asiático cerró sus puertas a la entrada de lana española.
Pero, ¿hasta cuándo? La respuesta solo la conocen las autoridades sanitarias chinas, que por el momento mantienen la prohibición pese a que España hace meses que reactivó su actividad normal con el resto de países del mundo tras contar con el visto bueno d ela OMSA.
Para comprender el peso del mercado chino en el sector de la lana española, solo hace falta echar un vistazo a los datos aportados por el Ministerio de Agricultura en 2022. Según estos, China representa un tercio (casi 6.300 toneladas) de las importaciones españolas, superando por mucho al segundo y tercer mercado: Marruecos y Portugal respectivamente, que quedan muy atrás con unas importaciones de 2.270 y 1.560 toneladas.
Y este impacto se ha continuado alargando en el tiempo. Prueba de ello es el número de toneladas exportadas por España entre marzo de 2023 y de 2024, cuando exportó un total de 9.000 toneladas por las 14.000 del año previo, cuando Pekín mantenía aún las puertas abiertas.
Una cuestión... ¿política?
A esta de por sí, grave situación, hay que sumarle la crisis del Covid-19, de la que todavía el sector no se había recuperado. De hecho, en el año previo a la pandemia, el kilo de lana merina llegó a establecerse en los 2,4 euros.
Pero si se analiza con perspectiva el problema, todo apunta a que se trata de un asunto político, más que sanitario, algo por lo que muchos pequeños propietarios ya han dado la voz de alarma y solicitan ayuda diplomática al gobierno para que medie con Pekín y que pueda reabrirse el mercado en China.
Así, organizaciones como Interovic pidieron al comisario europeo de Agricultura que era de imperiosa necesidad la apertura del mercado chino para la lana española. Según explican algunos trabajadores del sector, "entre el 80 y el 90% de la lana española iba a China. Pero ya no quieren nuestra lana", lamenta.
Por todo ello, los expertos del sector tendrán que adaptarse a los nuevos tiempos y desafíos que se presentan, así como tratar de mantener a plantillas especializadas. Además, señalan que los almacenes se encuentra llenos y denuncian un atasco mundial, ya que no se comercializa nada.