Bruno Retailleau, un miembro de la derecha dura, nuevo ministro del Interior de Francia
Es conocido por sus posiciones particularmente firmes contra la inmigración y favorable a un refuerzo de los controles de fronteras en la Unión Europea.
Bruno Retailleau, un miembro de la derecha dura conocido por sus posiciones particularmente firmes contra la inmigración y favorable a un refuerzo de los controles de fronteras en la Unión Europea, es el nuevo ministro francés del Interior.
Retailleau era hasta ahora presidente del grupo de Los Republicanos (LR, el partido del primer ministro, Michel Barnier) en el Senado, donde ha estado casi 20 años de forma consecutiva ocupando un escaño, después de haber sido diputado entre 1994 y 1997.
Nacido hace 63 años en la ciudad de Cholet, en Vendée, históricamente de derechas, ha sido representante de ese departamento durante toda su trayectoria política, que comenzó en los años 1980.
Durante muchos años formó parte del Movimiento por Francia, una formación soberanista creada por Philippe de Villiers, hasta que en 2010 se integró en la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el partido de la derecha convencional cuyo líder era entonces el presidente francés Nicolas Sarkozy, y que luego se transformó en LR.
Fue candidato a la presidencia de su partido en el congreso de 2022, pero perdió frente a Eric Ciotti, quien en las últimas elecciones legislativas anticipadas del 30 de junio y el 7 de julio rompió LR al presentarse junto a la extrema derecha de Marine Le Pen.
Retailleau ha tenido un discurso particularmente crítico con el actual presidente francés, Emmanuel Macron, sobre su política migratoria, y se ha pronunciado claramente en favor de una reducción de las entradas legales e ilegales por considerar que se ha llegado al límite de la capacidad de acogida en Francia.
En diciembre de 2023, después de haber conseguido endurecer un controvertido proyecto de ley de inmigración que había presentado el Gobierno de Macron, en buena medida gracias a la intervención de Retailleau, LR votó a favor, al igual que la Agrupación Nacional (RN) de Le Pen.
Pero la ducha fría para los conservadores que habían dado su apoyo al Ejecutivo llegó unas semanas después cuando el Consejo Constitucional censuró las principales medidas introducidas por la derecha, como limitar a los inmigrantes el acceso a las ayudas sociales o establecer cuotas de entradas que cada año debía fijar el Parlamento.