Australia declara la guerra a las encimeras de cocina
El país oceánico apunta directamente al sector como culpable de un problema de salud de sus trabajadores.
Safe Work, la agencia australiana de seguridad en el trabajo, ha recomendado la prohibición del uso de piedras artificiales. Uno de los usos más comunes que se les da a estas -como el cuarzo- es para las encimeras.
Según apuntan desde Safe Work Australia, el uso de estas piedras pone en serio riesgo la salud de las personas que tienen que trabajar con ellas. Esto ha obligado a que en el gigante oceánico se plantee la posibilidad de prohibir totalmente el uso de estas piedras, y desde Safe Work lo relacionan con el "drástico" aumento de la silicosis -enfermedad respiratoria derivada por la inhalación de sílice cristalina- en los trabajadores australianos.
En nuestro país ya hay precedentes en este sentido, tras la condena del Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo sobre una marmolería y una empresa fabricante de superficies de diseño española que trabajan con cuarzo, por no adoptar las suficientes medidas de seguridad para sus trabajadores.
Por este motivo, Australia se ha convertido en el primer país que se plantea una prohibición tan estricta y que podría poner en jaque a las empresas fabricantes y comercializadoras que trabajan con estos materiales.
Australia opta por la prohibición total
Las autoridades australianas estarían barajando la prohibición total ante la gran dificultad que se antoja controlar y modernizar el sector. Las principales multinacionales apuntan a la necesidad de "sensibilizar, formar y cumplir la regulación por parte de empresas y trabajadores, y trabajar con las medidas de seguridad adecuadas como son el corte al agua, el uso de aspiración, la ventilación y los equipos de protección personal".
Este tipo de enfermedades respiratorias, que pueden desembocar en patologías crónicas y en algunos casos, en bronquitis y neumonías severas, se producen como consecuencia de la inhalación del polvo con sílice cristalina, utilizado en los aglomerados de cuarzo. Este asunto mantiene en alerta a Australia, ya que la complejidad y dificultad logística y económica para minimizar al máximo los riesgo ha provocado que se decanten por la prohibición total antes que una reducción paulatina o limitaciones parciales.