Alemania pacta con la extrema derecha por primera vez desde la derrota del nazismo: "El cortafuegos ha caído"
El líder de la oposición y máximo aspirante en las próximas elecciones, el democristiano Friedrich Merz, saca adelante una moción con los votos de Alternativa por Alemania, rompiendo un histórico cordón a la ultraderecha.
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En el Bundestag, sede del Parlamento federal alemán, acaba de romperse una norma que, si bien no estaba sobre el papel, habían cumplido todos los partidos políticos, de izquierda a derecha, desde el final de la Segunda Guerra Mundial. 80 años después de la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz, el principal partido de la oposición, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), ha aprobado una moción que impone duras restricciones a la inmigración gracias al respaldo del partido de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD). “El cortafuegos ha caído”, celebró tras la votación la líder ultraderechista Alice Weidel, la misma que hace unos días aseguraba ante Elon Musk que Adolf Hitler era en realidad “comunista”.
Nunca antes, desde la derrota del nazismo, un partido político en Alemania había pactado con la extrema derecha. Lo ha hecho además la formación con más opciones para ocupar la Cancillería alemana en las próximas elecciones generales. La histórica votación, por otro lado, se ha producido apenas unos días después de que el propio Musk participara en un evento de AfD para decir que Alemania se centra “demasiado en la culpa del pasado”. “Es bueno estar orgulloso de la cultura alemana, de los valores alemanes, y no perderlos en una especie de multiculturalismo que lo diluye todo”, aseveró el magnate.
El efecto de la votación pudo notarse apenas unos segundos después de saberse el resultado. Ni siquiera Friedrich Merz, líder del CDU, quiso mostrarse alegre a pesar de haber sacado adelante su moción. Sí lo hicieron en las filas de AfD. “Los diputados aplaudieron, sonrieron, se abrazaron e incluso se tomaron selfis”, cuenta Maria Fiedler en el prestigioso medio alemán Der Spiegel. El análisis que hacen en Politico es aún más afligido. “Friedrich Merz, el hombre que se convertirá en el próximo canciller, ha caído en un profundo hoyo. Y las credenciales democráticas del país han resultado dañadas”, escribe el columnista británico John Kampfner.
Merz trató en todo momento de restar importancia a la ruptura del cordón e intentó distanciarse, sin demasiado éxito, de AfD. “Una decisión acertada no se convierte en equivocada solo porque las personas equivocadas estén de acuerdo”, comentó, una postura que provocó la burla de la extrema derecha. “Este es un momento histórico, pero usted, señor Merz, que ayudó a que esto ocurriera, está aquí de pie con las rodillas temblorosas, tiritando y pidiendo disculpas”, dijo el diputado de AfD Bernd Baumann, que añadió: “Ahora lideramos Alemania. Señor Merz, síganos si todavía tiene fuerzas”. Quien no tuvo reparos en censurar a Merz fue el actual canciller alemán, Olaf Scholz, líder del socialdemócrata SPD: “En Alemania no es indiferente quién colabora con la extrema derecha. Desde la fundación de nuestra república hace más de 75 años, siempre ha existido un claro consenso entre todos los demócratas: no hacemos causa común con la extrema derecha en nuestros parlamentos. Es un error imperdonable”. A quien tampoco ha gustado el recurso de Merz es a su compañera de partido Angela Merkel. La excanciller e histórica líder de CDU ha lamentado el abandono del conocido cordón sanitario a la extrema derecha y que se haya permitido que "AfD haya obtenido por primera vez una mayoría en el Bundestag".
La política migratoria es tema candente en Alemania desde hace tiempo, al igual que en muchos otros países occidentales, y la extrema derecha de AfD ha hecho del asunto su principal preocupación. Hace unos días, un ciudadano afgano asesinó a un hombre y a un niño de dos años en Aschaffenburg. Con las elecciones legislativas muy próximas, y ante el miedo a que esto provocara un nuevo ascenso de AfD, Friedrich Merz, primero en las encuestas, prometió mano dura contra la inmigración. Su anuncio incluía una propuesta para cerrar las fronteras y rechazar a los solicitantes de asilo. La CDU comete el error de atacar a AfD, al que consideran un peligro para la democracia, al mismo tiempo que asume todas sus políticas migratorias.
Para mayor engorro, la votación se produjo además un día antes de que el Bundestag debata este jueves una moción para que el Tribunal Constitucional estudie si AfD es contrario a la Constitución y, por tanto, pueda ser ilegalizado. La propuesta, impulsada por 113 parlamentarios de diferentes formaciones, considera que el partido de Weidel “atenta contra los principios fundamentales de la democracia alemana”. No obstante, existe el temor, incluso en el seno de los partidos solicitantes, de que esto no suponga más que un nuevo empuje a AfD. El victimismo es inherente a la ultraderecha.
Hace un año, la justicia alemana avaló que los servicios secretos alemanes pudieran seguir investigando a AfD, al que la inteligencia considera sospechosa de extremismo. Uno de sus líderes fue incluso condenado por utilizar eslóganes nazis. Aunque todo sirve para alimentar el martirio de AfD, incluso ellos mismos se plantean disolver a su organización juvenil por ser demasiado radical. En Turingia, los servicios de espionaje afirmaron como probado que las juventudes de AfD eran “incompatibles con la Ley Fundamental y la Constitución del estado federado de Turingia”. “Hay suficientes pruebas concretas de delitos contra la dignidad humana, el principio de democracia y el de un Estado de derecho”, aseguraron desde la Oficina de Protección de la Constitución.
Las consecuencias de la ruptura de un cordón sanitario histórico todavía están por ver. Alemania celebra sus elecciones el próximo 23 de febrero y, aunque Merz sigue liderando las encuestas, se desconoce cuánto puede afectarle esto. Lo que sí se ha extendido es el miedo en el resto de partidos a que los democristianos tengan el día después de los comicios la intención de gobernar con la aquiescencia de AfD. Esta semana algo demasiado importante se ha roto en Alemania.