A Alemania le explota el plan 'anticalderas'
El país germano se encuentra con un problema inesperado.
Un nuevo problema se cierne sobre Alemania. Cuando parecía que la crisis energética se había logrado salvar con nota -al conseguir abastecer a todos sus ciudadanos ante la amenaza de falta de gas- ahora surge un nuevo problema para el gobierno germano.
Tras lograr alternativas -caras- para paliar la falta de gas suministrado por Rusia -primero por decisión propia y después por el sabotaje del Nord Stream-, el ministro de Economía y Protección del Clima, el ecologista Robert Habeck, continúa con su hoja de ruta con el objetivo de reducir la dependencia del gas, petróleo y carbón ruso en favor de energías limpias.
La medida de mayor malestar ha generado en la población, también criticada en los medios, tiene que ver con la prohibición de instalar nuevas calefacciones de gas en los hogares alemanes a partir del próximo año.
Esta decisión por parte del gobierno ha provocado efecto boomerang y muchos alemanes -los que pueden permitírselo- han acelerado las instalaciones y renovaciones de viejas calderas por otras más modernas pero que también funcionan con petróleo o gas.
La ciudadanía alemana levanta la voz
Estas instalaciones antes de la llegada 2024 están generando mayores diferencias entre unos y otros, ya que, como resultado de la inflación, no todos pueden permitirse acometer este gasto extra en el momento actual.
Según informó Habeck al medio Der Spiegel, esta sustitución supndrá un gasto de 9.000 millones de euros al año a los alemanes hasta 2030, según las estimaciones llevadas a cabo por el ministro, un añadido al momento de crispación social que vive Alemania y que no se recuerda desde hace años.
Sobre el papel, Alemania no entrará en recesión, pero la ciudadanía comienza a percibir síntomas de agotamiento cada vez más severas: empleos precarios, inflación, transición energética, etc., algo que se está empezando a traducir en un malestar generalizado en los alemanes.