Abrazo a Ucrania, aviso a China: lo que deja la cumbre de los 75 años de la OTAN

Abrazo a Ucrania, aviso a China: lo que deja la cumbre de los 75 años de la OTAN

Los aliados se van con un potente plan de ayuda militar a Kiev y uno más abierto sobre su membresía. La asistencia de Pekín a Moscú se denuncia en rojo y, también, se asume que queda mucho trabajo en guerra híbrida de los totalitarios. 

Foto de familia de los mandatarios presentes en la Cumbre de la OTAN, en el Andrew Mellon Auditorium de Washington.Kevin Dietsch / Getty Images

La cumbre de los 75 años de la OTAN ha llegado en un momento de contrastes: la organización ha olvidado esa "muerte cerebral" augurada hace apenas un lustro y se ha robustecido como nunca, en socios y en metas, pero también en retos. En medio de una nueva Guerra Fría, tiene que hacer frente a amenazas y retos que hasta hace poco parecían soterrados o acallados. Ya no, cuando hay una guerra hasta en el corazón de Europa. 

Los líderes de los 32 aliados se han reunido durante tres días en Washington para analizar la foto fija de su seguridad, sus retos y perspectivas, y las conclusiones son claras: el mundo cambiante de hoy da mucho frío y todo lo que era sólido se ha desvanecido. Avanzamos hacia posibles choques que se habían salvado. De esquivarse, será por poco. Además, la defensa no es lo que era, la guerra clásica pasó, se imponen las amenazas híbridas y la el atlantismo necesita ponerse las pilas en ese flanco. 

De la cita en el Andrew Mellon Auditorium, donde el presidente norteamericano, Joe Biden, ha hecho de maestro de ceremonias bajo una enorme lupa, salen sobre todo dos ideas-fuerza: hay que estar con Ucrania por encima de todas las cosas y hay que vigilar a China y su creciente implicación con Rusia, en este conflicto y en la seguridad del Indo-Pacífico. 

Empecemos con Ucrania: los aliados han garantizado a su presidente, Volodimir Zelenski, presente en Washington, que estarán a su lado para acabar con la guerra de agresión lanzada por el ruso Vladimir Putin el 24 de febrero de 2022 y que, ya desde ocho años antes, se había llevad bocados de su territorio. Una ayuda que no es de palabra, sino de hecho, y por el tiempo que sea necesario. Además, han calmado los miedos de Kiev confirmando que el camino hacia su adhesión a la Alianza es "irreversible". Justo fue ese, la unión a la OTAN, uno de los motivos aducidos por Putin para comenzar su "operación militar especial". 

Negro sobre blanco, se ha puesto un nuevo compromiso de 40.000 millones de euros en 2025 para abastecer de armamento a Ucrania y cimentar su acercamiento a la OTAN. "Todo lo que estamos haciendo, el mando, el compromiso financiero, más ayuda militar, más acuerdos de seguridad y la mejora de la interoperabilidad, ponen las bases para Ucrania prevalezca, y sirven de puente hacia la OTAN", aseguró el secretario general, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa de cierre, la última que dará en una cumbre porque deja su cargo en octubre, tras prorrogarlo dos años a causa de esta contienda. Según dijo el noruego, este compromiso garantizará que los aliados repartan mejor sus esfuerzos de apoyo militar a Ucrania, y dará a este país "apoyo confiable para disuadir y defenderse de más agresiones rusas ahora o en el futuro".

Ayer, en un Consejo OTAN-Ucrania, se puso punto final a la cumbre, dejando claro cuál era el tema central de la cita, la mayor de las urgencias. "Los aliados de la OTAN han acordado que, a medida que Ucrania continúa las reformas necesarias, vamos a apoyarla en el camino irreversible hacia la adhesión", recalcó Stoltenberg.

Zelenski, agradecido, compareció con esa mezcla habitual de agradecimiento y melancolía, porque la guerra, pese a la ayuda, sigue acumulando meses y amenaza con colarse en un nuevo otoño y un nuevo invierno, con las infraestructuras energéticas cada vez más tocadas por los bombardeos y más peligro para la supervivencia de su población. "Estamos muy cerca de nuestro objetivo. El siguiente paso será la invitación (a formar parte de la OTAN) y luego la membresía", dijo. En las últimas horas, ganó al menos otro compromiso, esta vez por parte de EEUU, de cumplimiento inmediato: se van a enviar cinco baterías más de misiles Patriot para mejorar las defensas aéreas ucranianas y un nuevo paquete de ayuda militar valorado en más de 200 millones de euros, incluyendo tanques Abrams, vehículos de combate Bradley y aviones de combate F-16.

Stoltenberg había señalado el miércoles que, si se produce un alto el fuego en Ucrania, deben asegurarse de que Rusia se detiene ahí "indistintamente de donde esté la línea", y que la mejor manera entonces de garantizar su seguridad sería con la incorporación a la Alianza, que estaría obligada a la defensa común del Artículo 5 del Tratado.

Zelenski ha sido dolorosamente crítico con los retrasos en la ayuda; incluso aunque se haya comprometido con rapidez, a veces ha tardado en legar, limitando sus posibilidades en el campo de batalla. Para evitar que eso suceda de nuevo, los aliados apoyaron que la OTAN asuma la dirección de un centro de mando de Wiesbaden, en Alemania, para gestionar el envío de donaciones internacionales de material para Ucrania, así como la coordinación de las misiones de adiestramiento de sus militares (habrá un centro de análisis conjunto y entrenamiento en Polonia). Rusia ironiza y se pregunta si, tras ese paso, alguien se sigue preguntando si la Alianza está o no en la guerra de Ucrania, aunque sean los estados miembros y no la organización la que pongan los medios sobre la mesa de forma particular. 

John E. Herbst, director senior del Centro Eurasia del Atlantic Council y exembajador de EEUU en Ucrania, reconoce que en esta cumbre ha habido "avances", pero no son "suficientes ni decisivos". En el lado positivo, destaca que el comunicado final "afirma claramente que Rusia sigue siendo la amenaza más significativa y directa a la seguridad de los Aliados", pero las dudas las encuentra en las medidas que ha tomado la OTAN para abordar esa amenaza. "La dura realidad es que ni Ucrania ni Europa estarán seguras hasta que Ucrania se una a la OTAN", afirma, pese a ese "irreversible" pactado en la capital norteamericana. "Enviar un alto representante de la OTAN a Kiev, establecer un programa de capacitación para Ucrania e implementar una nueva sede para la cooperación en el Consejo OTAN-Ucrania", todo eso es bueno, pero no determinante, estima. 

Los califica de "pasos modestos" y que "contrastan con las ventajas provisionales más fuertes que disfrutaron Suecia y Finlandia antes de convertirse en miembros", cuando el riesgo de que Rusia les causase mal se disparó. "Por ejemplo, ¿por qué el embajador de Ucrania ante la OTAN no puede participar en el Consejo del Atlántico Norte (el órgano de toma de decisiones de la OTAN)? ¿Y por qué los funcionarios ucranianos no pueden participar dentro del aparato de la OTAN?", se cuestiona Herbst, en línea con los aliados que querían un mayor compromiso con Kiev. 

Pese a ello, también califica de positivos los nuevos acuerdos de seguridad que Ucrania firmó con miembros y socios de la OTAN, que "si bien estos acuerdos no sustituyen las protecciones que ofrece el Artículo 5 de la OTAN, en algunos casos (como el acuerdo firmado con Polonia) brindan capacidades adicionales de defensa aérea a Ucrania", incluso a largo plazo. Aplaude, a su vez, el volumen de suministros reales de armas -"la necesidad más inmediata"- los que se comprometieron los aliados de la OTAN durante la cumbre y sus alrededores, y la "importante adición" a la capacidad de defensa y la "fuerte señal para Rusia" que se invasor que, coincidiendo con esta reunión, se ha dignado atacar hasta un hospital pediátrico en Kiev. 

China, bajo la lupa

El otro gran flanco que preocupa a la OTAN es el Indo-Pacífico. Stoltenberg destacó los acuerdos de cooperación entre la Alianza y sus países amigos en la zona, como Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur, teniendo en cuenta que comparten retos de seguridad que afectan a las dos regiones. Y el mayor de ellos se llama China. 

"China se ha convertido en un facilitador decisivo de la guerra de Rusia contra Ucrania a través de su asociación sin límites y su apoyo a la base industrial de defensa de Rusia", recalcó el aún secretario de la Alianza, que se refirió en concreto a la transferencia de materiales de doble uso, como componentes de armas, equipos y materias primas. Pekín siempre ha querido ponerse de perfil en la guerra de Ucrania, diciendo que buscaba la paz, pero avalando sólo las propuestas de negociación que convienen a Putin y, como dicen las inteligencias occidentales, apoyándole en algo más que en la compra de petróleo. El pasado mayo, Putin se vio en Pekín con su homólogo chino, Xi Jinping, y mostraron su intención de "preservar la justicia en el mundo" de forma conjunta. 

La OTAN y sus socios del Indo-Pacífico han coincidido en la cita de Washington en que China "no puede seguir alimentando el mayor conflicto militar de Europa sin que ello repercuta en los intereses y la reputación de Pekín". Ya en la cumbre de Madrid, hace dos años, el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN decidió calificar al régimen chino de "desafío" para los intereses occidentales. 

Stoltenberg no se paró en Pekín y puso de relieve que otros "Estados autoritarios" como Irán y Corea del Norte están apoyando la guerra de Rusia en Ucrania con drones y municiones. "Esto hace aún más importante que colaboremos estrechamente con nuestros socios afines del Indo-Pacífico", apuntó.

De este tipo de regímenes preocupan las campañas de desinformación, ciberseguridad e inteligencia artificial, parte de lo que se llama guerra híbrida, que Moscú está también intensificando a raíz del apoyo del Oeste a Ucrania. La OTAN ha asumido en esta reunión que tiene que esforzarse en ese campo porque los intereses de esta especie de eje del mal del siglo XXI están ganando terreno, en países de América Latina o África, donde la influencia es creciente, sin olvidar las dianas más cercanas, las europeas, con campañas políticas a favor de la ultraderecha o desajustes en sistemas GPS, lo que sea para desestabilizar y desunir. 

Los aliados también hablaron sobre la posibilidad de ampliar el alcance de su cooperación industrial en materia de defensa -España está a la espera de cómo puede afectar esto a sus empresas. y de cómo mejorar el intercambio de inteligencia, tanto para guerra convencional como para estas nuevas amenazas. "Todos estos son pasos importantes porque vemos con demasiada claridad que lo que ocurre en Europa importa a Asia, y lo que ocurre en Asia importa a Europa. En un mundo cada vez más peligroso, debemos permanecer unidos para defender nuestros intereses comunes en materia de seguridad y nuestros valores compartidos", concluyó el secretario, 

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La de Washington ha sido la última cumbre aliada en la que participa Stoltenberg, ya que el próximo 1 de octubre le sucederá el ex primer ministro neerlandés Mark Rutte, quien recibió en este encuentro el respaldo de todos los líderes de la Alianza, la reconfirmación tras el visto bueno que cosechó el mes pasado. Hereda un mundo con amenazas, pero "con voluntad", le dijo quien le dará el testigo en tres meses. "Juntos somos más fuertes".