48 horas de sospechas, cientos de muertes sin respuesta: las incógnitas por resolver en la matanza del hospital de Gaza
Las dos partes se culpan mutuamente, apoyados en sus socios, mientras aprovechan para elevar la tensión bélica. La comunidad internacional pide investigaciones independientes y no abandonar a la población afectada.
La única certeza es la más dolorosa. La muerte de al menos 471 personas en el hospital Al Ahli de Gaza ha conmocionado al mundo y ha dejado la guerra entre Israel y Hamás en una situación de absoluta incertidumbre. 48 horas y decenas de acusaciones después, la masacre sigue sin respuesta ni autor conocido.
Israel y el mundo árabe siguen reprochándose mutuamente la responsabilidad, apoyándose en sus socios estratégicos y usando la tragedia para avivar más si cabe la tensión de un conflicto que amenaza con escalar en la región. El caudal de imágenes y presuntas pruebas del impacto es incesante, mermado por la falta de verificación de las mismas.
Cuando todos los focos apuntaban hacia el Gobierno de Netanyahu, un informe de la inteligencia israelí cambió el rumbo de la investigación. Israel negaba cualquier responsabilidad en el ataque y responsabilizaba a la organizaci´no terrorista Yihad Islámica, radicada en Gaza. Según los documentos aportados por Tel Aviv, el artefacto explosivo salió de territorio palestino y acabó impactando en el hospital por un fallo.
Ni siquiera hay coincidencia en el gradiente de la tragedia humana. Desde el bando judío acusan a Hamás de "inflar" el número de víctimas, ya que, según el portavoz militar, "no hubo un impacto directo en el hospital".
Tampoco "daños estructurales, ni cráter ni daños salvo en el aparcamiento... las paredes están enteras", explicaba este miércoles Daniel Hagari. Lo hacía insistiendo en que Israel no atacó el centro "ni por aire, tierra o mar".
Esa misma tesis la apoyó sobre el terreno Joe Biden. Nada más aterrizar en suelo israelí, el presidente de EEUU apuntó que "en base a lo que he visto parece que ha sido la otra parte". Pero Biden tampoco quiso ser categórico, admitiendo que "hay mucha gente por ahí que no está segura, por lo que tenemos mucho por delante".
El relato es radicalmente diferente desde 'la otra parte'. Hamás, a través de su brazo político, apuntó de inmediato a Tel Aviv. Una vez conocida la reacción del gobierno de Netanyahu, contraatacó alegando que el centro médico había sido un objetivo horas antes. Entonces, un proyectil israelí impactó cerca del hospital, dejando varios heridos y miles de afectados. Una "advertencia" por parte de Israel, según el testimonio del ministro de Exteriores palestino, Raid Malki.
"Israel había dicho a los médicos que el bombardeo al hospital el día anterior fue una advertencia" para que desalojaran las instalaciones, expuso el diplomático, que no dudó en hablar de "masacre deliberada".
El líder de Iniciativa Nacional Palestina (PNI), Mustafa Barghouti, ofrece un testimonio similar. Según su testimonio, Israel "cambió su narrativa varias veces" y compartió "desinformación engañosa" para descargar sus culpas. Sin ofrecer pruebas, la autoridad árabe considera que ninguno de los cohetes 'locales' podría "jamás" provocar una "explosión tan amplia y enorme"
Una visión alternativa a los dos bloques
Fuera de ambos bloques, las dudas son aún mayores. Sorprendió la tibieza inicial de la Unión Europea, reunida de urgencia el mismo martes de los hechos, limitándose a calificar como "no conforme al Derecho Internacional Humanitario" el bombardeo.
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, apenas advirtió de que "no podía volver a pasar", sin entrar a valorar la autoría. Tampoco lo hizo la titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. En plena tormenta diplomática por su mostrada cercanía a Israel, justificó su silencio en que "no puedo hacer comentarios sobre el incidente del hospital porque necesitamos confirmación".
Sí los hizo un día más tarde. "No hay excusas para atacar un hospital lleno de civiles. Los hechos deben esclarecerse y los responsables deben rendir cuentas", sentenció el miércoles la dirigente alemana ante el pleno del Parlamento Europeo.
En paralelo a las palabras iniciales de la UE, la Organización Mundial de la Salud (OMS) condenaba los hechos y ponía el foco en que este hospital "era uno de los 20 en el norte de la Franja de Gaza que afrontaban órdenes de evacuación del Ejército israelí".
Dicha orden, denunciaba la OMS en un comunicado de urgencia, era "imposible de cumplir dada la inseguridad actual, el estado crítico de muchos pacientes y la falta de ambulancias, personal, capacidad de camas del sistema de salud y refugio alternativo para los desplazados".
Además, la OMS cifraba en 41 los ataques israelíes sobre o al lado de centros sanitarios de Gaza hasta ese mismo momento, un testimonio al que se han agarrado desde el lado palestino para responsabilizarles también de lo ocurrido el pasado martes. La cifra no ha dejado de crecer y a lo largo de este jueves un nuevo centro médico se ha visto afectado por un proyectil de procedencia israelí.
Naciones Unidas no ha querido sumarse a hipótesis de una autoría "que no está clara" y se limita a pedir una investigación independiente. En palabras del portavoz adjunto del secretario general, Farhan Haq, "es necesario que haya algún tipo de investigación, veremos cuáles son los planes y partiremos de ahí".
Al ser preguntado sobre si Naciones Unidas tomaría la iniciativa de realizar una investigación, el discurso oficial es "no adelantarse" y "no especular sobre lo que nos deparará el futuro".