Llevo cinco años con VIH y estoy orgulloso de ello
Estoy vivo, soy artista, soy gay y soy seropositivo. Soy quien soy y disfruto de todos y cada uno de los días de mi vida. Es un motivo para estar orgulloso. Y tengo un mensaje para ti: aunque nunca hayas practicado sexo sin protección, comparte este artículo; seguramente llegará a alguien que sí lo haya hecho. Mi experiencia puede serle útil.
Puede que parezca una locura pero, a lo largo de la vida de esta epidemia, ha habido personas que se han sentido como yo. Había muchas personas que se enorgullecían de decir abiertamente que tenían el VIH y que no por eso eran menos humanos. Sí, eso era motivo de orgullo.
Los brasileños se manifestaron muchas veces para pedir que la sanidad pública de Brasil les proporcionara tratamiento gratuito, hasta que lo consiguieron en 1996 mediante una reforma del sistema sanitario que garantizó el acceso universal a una sanidad gratuita.
Estoy vivo, soy artista, soy gay y soy seropositivo. Soy quien soy y disfruto de todos y cada uno de los días de mi vida. Es un motivo por el que estar orgulloso.
El reparto de Boa Sorte, un musical que plasma la realidad de vivir con VIH. (Fotografía: Daniel Fama)
Han pasado más de 30 años desde que el mundo presenció los primeros casos de sida en Los Ángeles.
Durante 30 años, diferentes movimientos sociales e investigadores han luchado para asegurarles la vida y la dignidad a los afectados por el sida.
"Una vez superado el miedo, podemos cultivar el amor y el diálogo para llegar a una expresión sexual sana y respetuosa".
Hoy en día vivimos en una realidad nueva. Basta una pastilla al día, y no el cóctel tóxico que hacía que los que tenían el virus sufrieran numerosos efectos secundarios y que ni siquiera garantizaba su supervivencia.
Los pacientes a los que se les diagnostica pronto empiezan con el tratamiento y nunca llegan a desarrollar el síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
Hemos recorrido un largo camino. El miedo ante el sida ha desaparecido, hemos recuperado nuestra dignidad. Pero a veces sentimos que tenemos que ocultarnos, por culpa de la discriminación en el trabajo, en familia, en las relaciones sentimentales...
Además, nos hemos dado cuenta de que los jóvenes no conciben el sida de la misma forma. La gente joven no tiene miedo; pero no hemos sabido aprovecharlo.
"¿Conoces a alguien que tenga el VIH? ¿Has tenido una relación con alguien que vive con el VIH? ¿Has dejado a alguien que tuviera el VIH?"
Una vez superado el miedo, podemos cultivar el amor y el diálogo para llegar a una expresión sexual sana y respetuosa.
Tenemos que cambiar el discurso y celebrar los logros; como hicimos cuando se consiguió aislar el virus, cuando se encontró un fármaco con el que plantarle cara o cuando se apostó por la terapia antirretroviral.
Han pasado 30 años. Se han descubierto muchas cosas, pero aún reinan los prejuicios.
¿Conoces a alguien que tenga el VIH? ¿Has tenido una relación con alguien que viva con el VIH? ¿Has dejado a alguien que tuviera el VIH?
Puede que sí... Pero lo cierto es que esto casi nunca es tema de conversación, excepto en el periodismo amarillista, donde se publican historias ofensivas y se utilizan términos peyorativos que todavía en el año 2015 siguen persiguiéndonos.
Llevo cinco años viviendo con el VIH. Y estoy orgulloso de ello.
No estoy orgulloso de haber practicado sexo sin protección y de haber corrido un riesgo así.
No estoy orgulloso de ser como todos los demás. Nadie debería estar orgulloso de eso. Sí, soy como todos los demás. Porque es algo que nos puede pasar a todos, ¿no?
Si nunca has practicado sexo sin protección, comparte este artículo, y seguramente le llegará a alguien que sí lo haya hecho. Puede que mi experiencia sea útil en ese sentido.
"Estoy orgulloso porque, después de que me diagnosticaran, he reunido la fuerza para vivir y para hacer lo correcto".
Lo cierto es que los brasileños no solemos utilizar preservativo. Puedes comprobarlo haciendo un par de búsquedas en Google.
Entonces, ¿por qué estoy orgulloso de ser seropositivo?
Estoy orgulloso porque he tenido suerte.
He tenido mucha suerte.
He podido contar con el proyecto Boa Sorte (que en portugués significa "buena suerte").
Es un proyecto en el que estoy trabajando con mi novio, Gabriel Martins, en el que tratamos el VIH de la manera más responsable y actual posible. Dirigimos investigaciones, damos charlas, hacemos talleres y estamos preparando un ensayo fotográfico y un musical.
Nuestro proyecto ha crecido muy rápido con el apoyo de ONUSIDA, el programa de la ONU sobre el VIH y el sida.
Y aún queda mucho por hacer.
Estoy orgulloso porque, después de que me diagnosticaran, reuní la fuerza para vivir y hacer lo correcto.
Ahora, esto es mi vida. Hablo sobre el VIH. He decidido convertirme en "el chico que tiene sida". Y estoy orgulloso de ello.
En un mes, empezaré a contar mi historia a través del musical Boa Sorte, utilizando canciones brasileñas que hablan de lo efímero de la vida y de la condición humana. En el musical, intento transmitir a la audiencia el torbellino de emociones y sentimientos en el que me vi envuelto cuando oí la palabra "reactivo".
De momento, la obra solo va a representarse en Brasilia. Se ha puesto mucho esfuerzo en ella, a pesar de que se contaba con poco apoyo, desafortunadamente. Sin embargo, estoy trabajando con profesionales increíbles y creemos que nuestra campaña de crowdfunding servirá para hacer este proyecto realidad. La gente nos apoyará.
Hay personas comprometidas con la causa, personas que se preocupan y que fomentan el diálogo sobre el VIH.
Hombres y mujeres, de cualquier orientación sexual, raza o clase: todos estamos expuestos a este virus y a todos debería importarnos. A todos.
Puede que todavía no entiendas lo duro que es vivir con el VIH, lo difícil que es vivir ocultando la realidad, con miedo...
Puede que un día podamos enorgullecernos de decir "yo hablo abiertamente sobre el sida".
Aquí puedes leer más información sobre este proyecto.
Este post fue publicado originalmente en la edición brasileña de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero