La estupidez de criminalizar a las mujeres embarazadas
Ha llegado el momento de que las empresas sean conscientes de su papel central en el bienestar de las personas, el momento de darse cuenta de que no están aquí para ganar dinero sino que existen para aportar soluciones y permitir que las personas tengamos proyectos estables de vida.
Las muertes superarán a los nacimientos en España en 2015. Según el INE, perderemos un millón de habitantes en los próximos 15 años. Caminamos hacia un país cada vez más envejecido y en el que se plantean serias dudas sobre su sostenibilidad. Las políticas a favor de la natalidad brillan por su ausencia. Y no deja de ser curioso que los que más hablan de familia hagan poco para apoyarlas. Pero lo que no es de recibo es que, estando las cosas como están, el mundo empresarial, además, criminalice a quienes pueden tener hijos.
Ninguna medida concreta será la solución a este problema, y mucho menos la solución a la discriminación que sufren las mujeres por este motivo, pero os puedo hablar de lo que hacemos en Change.org para que la natalidad no sea un problema. De hecho, me gustaría contaros cómo lo convertimos en una oportunidad.
Las empresas se han visto, tradicionalmente, como parte del problema y no de la solución. Recientemente asistíamos a una vergonzante polémica por las declaraciones de Mónica de Oriol, la presidenta del Círculo de Empresarios, sobre la contratación a mujeres en edad fértil. Como si no hubiera maneras de desarrollar una carrera profesional y tener hijos. Como si las empresas solamente estuvieran ahí para hacer dinero, explotar a sus trabajadores e impedir que proyecto personal y profesional puedan ir de la mano. Sé que muchas empresas son todavía así. Empresas que dejan a elección de las mujeres en qué liga quieren jugar. Empresas que no contratan a mujeres porque pueden quedarse embarazadas. Eso es tremendamente injusto y debemos cambiarlo.
En Change.org creemos que, en pleno siglo XXI, las empresas deben buscar el modo para no perpetuar los roles de género. Que la elección de ser madre no suponga renunciar a tener una carrera profesional. Por ello, acabamos de implantar una nueva política para bajas por maternidad o paternidad que ha llamado la atención de medios internacionales como la CNN, Fortune o The Guardian (y sin congelación de óvulos de por medio). Nuestra nueva política ha arrancado titulares porque es la más ambiciosa del sector tecnológico y ha hecho que todo el mundo se gire a mirarnos. La idea es muy sencilla: hacer que los permisos de paternidad y maternidad sean iguales. Nuestra política instaura un permiso de 18 semanas con sueldo tras el nacimiento de un hijo o una hija, sea nuestro trabajador quien dé a luz o no. Sea el hijo biológico o no. Sea cual sea el modelo de familia del empleado. En otras palabras, si tienes un hijo y trabajas en Change.org, tienes derecho a 18 semanas de permiso cobrando tu mismo sueldo.
¿Por qué hacemos esto? Cuando solo quien da a luz puede acogerse a un permiso por maternidad, las personas se ven forzadas a seguir los roles de género tradicionales y perpetuar así la desigualdad. Con las políticas que acabamos de implantar, en cambio, puede haber igualdad real entre los candidatos y candidatas a un puesto de trabajo. Si todos los empleados tienen derecho a este permiso, dejan de existir en la práctica diferencias entre hombres y mujeres. Nunca podrá haber en Change.org una "Mónica" que esté dispuesta a descartar a una mujer porque pueda llegar a quedarse embarazada.
Afortunadamente, quienes no pensamos de esa manera, estamos ganando la partida: estamos consiguiendo hacer que los roles tradicionales de género remitan, estamos haciendo evolucionar el concepto de familia y ahora nos toca conseguir que las políticas sobre permisos por maternidad o paternidad reflejen ese cambio. Y ahí las empresas jugamos un papel esencial. De hecho, desde Change.org hemos retado al resto de empresas tecnológicas a adoptar políticas como la nuestra. Queremos que las personas, realmente, puedan tener proyectos de vida exitosos, dentro y fuera del trabajo.
Pero supongo que a estas alturas del artículo estarás pensando "muy bonito todo esto pero las empresas están para ganar pasta, por eso hacen lo contrario a vosotros". Pues permíteme decirte que las empresas que lo crean probablemente estén equivocadas. Lo hacemos porque creemos en ello y porque, además, contrariamente a lo que argumentan otras empresas, hemos calculado que una política así no nos hace perder dinero sino que nos hace más fuertes como organización porque se convierte en una oportunidad. Hemos hecho un análisis financiero interno y nos dimos cuenta de que los beneficios de reducir el estrés de los empleados -al poder tener un permiso más amplio que les ayude en sus vidas- el probable aumento de la contratación -y lo que supondrá en términos de retención del increíble talento que ya hay en la empresa-, va a superar los costes que una política tan generosa como ésta conlleva. Es decir, sí, costará mucho dinero, pero lo que se gana es mejor que el dinero.
Ha llegado el momento de que las empresas sean conscientes de su papel central en el bienestar de las personas, el momento de darse cuenta de que no están aquí para ganar dinero sino que existen para aportar soluciones y permitir que las personas tengamos proyectos estables de vida. Está naciendo un tiempo nuevo en el que los ciudadanos debemos ser conscientes de los efectos que las empresas tienen en la sociedad y debemos hacer que ellas nos ayuden a luchar contra las desigualdades en lugar de alimentarlas. En Change.org hace ya muchos años que empezamos recorrer ese camino: ganamos dinero, sí, pero para reinvertirlo todo (repito, todo) en la propia organización y cumplir así mejor con nuestra misión y ayudar a construir una sociedad mejor. Esperamos que otras empresas se nos unan en este nuevo camino. El camino de las empresas sociales.