Felipe VI no dijo Podemos
Me pregunto si en los meses que nos aguardan hasta las urnas, y a fin de eludir esa realidad expectante que se constata entre los ciudadanos como alternativa el bipartidismo decadente, los líderes de los partidos políticos amenazados por el auge de Podemos van a tachar también de sus discursos la primera persona de plural del verbo que identifica al nuevo partido.
Entre los hechos más graves que le han ocurrido a la monarquía vigente en España desde 1975, año en que fue coronado Juan Carlos I por disposición de Franco, está sin duda la noticia dada a conocer recientemente en los medios: que una hija de quien fuera rey hasta este año se va a sentar en el banquillo de los acusados por un caso de corrupción. Quienes esperaban que Felipe VI alterase su discurso de la noche del 24, supervisado por el Gobierno, por una bagatela de ese tipo, desconocen la imperturbabilidad de la Corona ante semejantes nimiedades.
Lo previsto era hablar de corrupción, claro que sí, y de situarla incluso en primer lugar para así resaltar mejor la rotundidad de la condena, pues ese es el viacrucis que padecen los ciudadanos desde hace demasiados años, al tiempo que comprueban la impunidad de la que disfrutan esos delitos. El rey quiso prestar a sus palabras el máximo grado de convicción, pero para que la hubiera no se podía eludir el caso que le tocaba tan cerca, aunque fuera con una mínima alusión.
Para el redactor o redactores del discurso fue mucho más importante, a la hora de escribir un texto de 13 minutos de lectura, eludir en el transcurso del mismo una forma verbal personal tan de uso como la primera persona de plural del verbo poder. No la encontraremos en la primera alocución navideña del Felipe VI, coincidente con el año del nacimiento y primer éxito electoral del nuevo partido político, cuyas expectativas de voto para los comicios de 2015 no dejan de incrementarse.
Me pregunto si en los meses que nos aguardan hasta las urnas, y a fin de eludir esa realidad expectante que se constata entre los ciudadanos como alternativa el bipartidismo decadente, los líderes de los partidos políticos amenazados por el auge de Podemos van a tachar también de sus discursos la primera persona de plural del verbo que identifica al nuevo partido. ¿De verdad quienes han elaborado el discurso del monarca creen tan necios a los españoles? ¿O los necios son ellos por anquilosamiento y lejanía de la España real? ¿Se imaginan si desapareciese del lenguaje político la primera persona de plural del verbo poder? Sería de una suma impotencia.