El loco tiempo de Groenlandia: 43º C de diferencia en un solo día
Las previsiones meteorológicas están fallando en Groenlandia. El tiempo es caótico, el viento rola como nunca antes lo vimos. Y nos está creando dificultades en esta expedición Cumbre de Hielo con el Trineo de Viento de Ramón Larramendi. La última, una nueva e inesperada tormenta de viento y nieve que nos pilló desprevenidos, y es la segunda en lo que llevamos de viaje.
Las previsiones meteorológicas están fallando en Groenlandia. El tiempo es caótico, el viento rola como nunca antes lo vimos. Y nos está creando dificultades en esta expedición Cumbre de Hielo con el Trineo de Viento de Ramón Larramendi. La última, una nueva e inesperada tormenta de viento y nieve que nos pilló desprevenidos, y es la segunda en lo que llevamos de viaje.
Tras el último avance importante, estuvimos tres días parados con calma chicha, un tiempo que aprovechamos para hacer las pruebas científicas, como perforaciones en la nieve, y las tomas de datos que tenemos previstas. Por ese lado, todo bien, salvo un instrumento que requiere demasiada energía y no podemos utilizar.
Pero la climatología anda loca. Con temperaturas de 15ºC al sol de día y -28ºC de noche. 43º C de diferencia. Y con un viento que no es bueno para nuestra dirección. Por ello, el lunes tomamos la decisión de dividir el convoy de nuevo en dos equipos, más fáciles de manejar con las cometas en un lateral. Y así navegamos a buen ritmo, con los dos trineos en paralelo, cabalgando sobre el hielo a 15km/h.
Contra todo pronóstico, de repente se levantó otra gran ventisca, con vientos de más de 60km/h. Y nos perdimos de vista. También dejamos de ver la cometa, que era demasiado grande para ese vendaval. Nos pusimos a unos peligrosos 45 km/h en un momento. Era evidente que había que bajar la cometa, una operación complicada, y de nuevo se nos fue volando, pero esta vez... ¡a tres kilómetros! Nunca antes se había ido tan lejos. "Así que Nacho y yo fuimos tras de ella -relata Ramón Larramendi-. Antes cogimos con GPS la posición del Trineo, donde se quedó Karin. No se veía nada. Para colmo, íbamos con la ropa de navegar, muy abrigada, que dificultaba nuestros movimientos, pero había que encontrarla. Después de un buen rato siguiendo el rastro que en la nieve habían dejado las líneas de la cometa, como sabuesos, le dije a Nacho que si a los 3.000 metros no la encontrábamos, había que volver. Sudábamos mucho y existía el riesgo de deshidratarnos, aunque estábamos a -15ºC y con un viento helador. Cuando estábamos a punto de dar la vuelta, a los 2.950 metros del Trineo de Viento, la encontramos. Imaginaos la alegría. Eso sí, los seis kilómetros de caminata en esas condiciones nos dejaron agotados".
También el equipo de Ignacio tuvo que parar con la tormenta, a unos seis kilómetros de del otro grupo. En su caso, a una cometa se le hizo un desgarrón, aún no sabemos cómo, y pararon a repararla.
Antes de este desaguisado, que nos rompió el buen ritmo que habíamos cogido, habíamos tenido en el Trineo de Ramón una visita inesperada que nos dejó perplejos: un pajarillo solitario, como un gorrión, se metió de repente en nuestra tienda locomotora. ¿Cómo pudo llegar hasta aquí, a más de 200 kilómetros de la costa algo tan pequeño? Enseguida le dimos algo de comer y le calentamos. Se dejaba acariciar. Algo tan frágil en un lugar tan inhóspito.... Finalmente murió, creemos que de agotamiento.
Ahora nos toca desenterrar el trineo de la nieve con una pala, derretir algo para beber y preparar una cometa más pequeña que la que traíamos, con un tiro de 150 metros, también más corto. Aún sopla un viento de 40km/h. Debemos seguir adelante. Nuestros compañeros nos siguen los pasos.