¿Por qué lo denominan "paso al lado" si se trata de un "paso atrás"? Lo que esconden las palabras
En la peculiar terminología política independentista lo que siempre se ha denominado «dar un paso atrás» ha pasado a llamarse «dar un paso al lado». El promotor de la expresión creo que es Joan Tardà (ERC), seguramente para suavizar la renuncia --el mal paso-- que pedía a Artur Mas; para no herirle excesivamente el orgullo. Hay quien ha ido más lejos y, en una especie de frenética yenka, ha convertido el veto de la CUP a Mas en un victorioso paso al frente.
Este artículo también está disponible en catalán
Foto: EFE
Paso al lado
En la peculiar terminología política independentista, lo que siempre se ha denominado «dar un paso atrás» ha pasado a llamarse «dar un paso al lado». El promotor de la expresión creo que es Joan Tardà (ERC), seguramente para suavizar la renuncia --el mal paso-- que pedía a Artur Mas; para no herirle excesivamente el orgullo. Hay quien ha ido más lejos y en una especie de frenética yenka ha convertido el veto de la CUP a Mas en un victorioso paso al frente.
Hacerlo bien
Durante toda la campaña electoral, un buen número de miembros de Junts pel sí, especialmente el cabeza de lista, Raül Romeva, cuando hablaba de lograr la independencia, apelaba a un «hagámoslo bien». Curiosa expresión que esconde el miedo a hacerlo mal o, directamente, a no hacer lo que sea (tiene que ver con la necesidad de Mas estos días de reiterar que está tranquilo: si lo está, ¿por qué repetirlo una y otra vez?). Cuando dices que vas a hacer la cena, no dices «voy a hacer la cena bien». Se da por supuesto que hacerla implica hacerla bien; si no es comestible, no es una comida. Lo mismo vale cuando se habla de impartir una clase, realizar una operación quirúrgica o plantar un geranio. Cada vez que lo oía, sentía escalofríos.
El Gobierno de los mejores
Sobre todo, porque previamente CiU ya había mostrado el peligro de expresiones grandilocuentes abocadas al fracaso, como la promesa de Mas de formar un «Gobierno de los mejores». No auguraba nada bueno; en realidad, no hacía más que anunciar la parálisis legislativa posterior.
Al escuchar el sintagma «los mejores» ,una podía pensar que Mas incluía el femenino en el masculino, que no se trataba de un uso que subordinase a las mujeres; lo desmiente el detalle que en la comparecencia de la tarde del día 9 de enero siempre que se refería a la representación parlamentaria de la CUP hablara de «diputados y diputadas», «algunos y algunas». Dobles formas que demuestran que, a su entender, el masculino no incluye el femenino. No osaría imaginar que el expresidente sólo ve, piensa y nombra a las mujeres, en este caso, a las parlamentarias, cuando las abronca con saña, cuando pretende que dimitan, se humillen y se cubran la cabeza de ceniza.
Diputadas
Por cierto, las dos diputadas que han dimitido son Julià de Jòdar y José Manuel Busqueta. La falta de concordancia de género del sustantivo «diputadas» es de la CUP; en ocasiones, esta formación se permite este tipo de licencia poética. Contrariamente a lo que insinuó Mas en la comparecencia, no se trata de las dos personas que más se oponían a su investidura. Salomónicamente, Busqueta y de Jòdar representan los dos extremos: el primero en contra de investirlo; el segundo, a favor.
Línea roja
Es posible que en la sesión de investidura del 10 de enero, la CUP además pisara una línea roja del expresidente, puesto que una Ana Gabriel tan campante fue quien se encargó de hablar en nombre de su formación. La línea roja que Convergencia sigue sin pisar es la de presentar una candidata a la presidencia de la Generalidad. (El nuevo Gobierno está constituido, además de por el presidente, por sólo cuatro consejeras frente a nueve consejeros.)
Hacer el bien
Que haya suerte, se necesitará. Y como diría Gertrude Stein que no olviden que un referéndum es un referéndum, es un referéndum, y no puede ser sustituido por ninguna otra cosa: es la única forma de contar votos sin trampa ni cartón y saber a ciencia cierta de una vez por todas el apoyo que tiene la independencia. Evitaría la peligrosa tentación del expresidente de pensar que las urnas pueden enmendarse; traduzco: «Lo que las urnas no nos dieron directamente se ha tenido que corregir a través de la negociación». Es tranquilizador también saber que no presidirá el país una persona convencida de que actúa bien porque «hace el bien»