Crisis y ortografía
Leo inadvertidamente en un diario: «Publicamos la última entrevista que dio en vida». ¿Tanto les costaría anunciar también dónde se han publicado las entrevistas concedidas después de morir? Casi imagino el nombre de la serie: Entrevistas de ultratumba.
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El pasado 23 de julio escuchaba la radio (creo que era la Cadena SER, pero no estoy segura). Decían que unos cuatrocientos africanos (seguramente también un puñado de africanas) el día antes habían saltado la verja de Melilla. La informadora especificó: «No se sabe cuántos heridos hay, ni si hay». Esto sí que es poner el carro delante del caballo: difícilmente se podría saber el número de personas heridas si quizás no ha habido. Si hubiera dicho simplemente que no se sabía si las había habido, la noticia, además, habría tenido el mérito de la economía.
Una semana después, el 30 de julio (esta vez sí que seguro que era en la Cadena SER), aunque medio adormecida por la calma chicha y el sopor del verano, me llama la atención que, en una información sobre Egipto, el locutor diga que «los islamistas convocan a manifestaciones multitudinarias». No tengo ninguna duda de que los Hermanos Musulmanes querían que las manifestaciones fuesen multitudinarias, también que animasen a la gente a ir masivamente, seguro que los medios lo presuponían; dudo, sin embargo, que las convocaran en estos términos. Convocar es un hecho; la asistencia masiva a la convocatoria, un deseo. Probablemente a la frase le falta un pequeño fragmento: «Los islamistas convocan a manifestaciones [que se prevén/que pretenden sean] multitudinarias».
En otro momento del mes de julio, leo inadvertidamente en un diario (el calor no me dejó anotar en cuál y cuándo, ni a quién se refería): «Publicamos la última entrevista que dio en vida». ¿Tanto les costaría anunciar también dónde se han publicado las entrevistas concedidas después de morir? Casi imagino el nombre de la serie: Entrevistas de ultratumba.
Llego a casa y han pasado a repartir las Páginas Amarillas Barcelona Ciutat. Zona Sud del 2013-2014 (el batiburrillo de lenguas es de la guía). En la parte inferior de la tapa hay una especie de pestañitas con el nombre de una serie de sitios del Estado. Con gran pasmo y sobrecogida, veo que el último lugar es «Mayorca». ¿Cuántos filtros tendría que haber pasado la tapa? ¿Nadie se ha apercibido del error?
No, no es cierto que en esta época de crisis la juventud más preparada, la gente mejor formada, saldrá adelante. Al contrario, puede ser un impedimento a la hora de la contratación. Da la impresión de que lo que conviene a algunas empresas son personas infrapreparadas, prácticamente analfabetas funcionales a quien importe un bledo si es «Mayorca» o «Mallorca». ¿A qué precio y a qué coste?