Que la burla del silencio quede plasmada
Rajoy siempre fue un virtuoso de las no campañas, de no arriesgar y de no exponerse más de lo necesario. Y por eso ha decidido plantar esta noche a sus contrincantes en el primer debate digital de la democracia que organiza El País. Al presidente del Gobierno y a sus estrategas parecen importarle poco que vivamos en España uno de los momentos de mayor politización e interés por la política desde la Transición.
Octubre de 2105. Primera vuelta de las elecciones presidenciales y primer debate electoral de la historia de Argentina. Seis candidatos quedan en liza. Sólo cinco (Mauricio Macri, Sergio Massa, Margarita Stolbizer, Nicolás del Caño y Adolfo Rodríguez) acuden a la cita en el Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la UBA que va a ser retransmitida por América TV, Canal 26 y varios portales de Internet. El aspirante del kirchnerismo prefiere ausentarse. La organización deja vacío el atril que le corresponde y reparte su tiempo entre los otros postulantes.
Pero al líder del Frente Renovador, Sergio Massa, le parece escaso el recurso escénico y se afana en solemnizar aún más la huida. Así que cuando el debate llega al bloque sobre seguridad y el moderador le ofrece sus 30 segundos extra, los utiliza para homenajear al ausente.
"El candidato Scioli -espetó- nos faltó el respeto a todos no viniendo, y creo que lo mejor que podemos hacer es que su silencio, que es una burla a la sociedad, quede plasmado. Pido por tanto que los segundos que me queden sean de silencio". La realización ofrece a los espectadores un plano fijo y 20 segundos de mutismo que, en televisión, pueden parecer 20 minutos. Momento eterno, letal y eficaz en honor del huido con la connotación que, además, tiene el tiempo de silencio cuando se recuerda a alguien.
La escena se vivió en Buenos Aires poco antes de que el opositor Mauricio Macri venciese al oficialista Sicoli en una histórica e inédita segunda vuelta que puso fin a 12 años de kirchnerismo en Argentina.
¿Correrá Mariano Rajoy la misma suerte? A saber. Las últimas encuestas, como la de Metroscopia, hablan de un triple empate entre PP, Ciudadanos y PSOE con una ligera ventaja del candidato de la formación naranja. De ahí que ante una competición tan reñida como la que se presenta los expertos coincidan en que en esta ocasión los debates electorales puedan ser decisivos en el electorado aún indeciso (22%).
Pero al presidente del Gobierno y a sus estrategas parecen importarle poco que vivamos en España uno de los momentos de mayor politización e interés por la política desde la Transición. Tampoco que por primera vez en democracia el grado de conocimiento de los cuatro principales candidatos supere el 90% entre los españoles, un dato que viene a reforzar la tesis de quienes defienden el atractivo que para los electores tiene esta campaña.
Rajoy siempre fue un virtuoso de las no campañas, de no arriesgar y de no exponerse más de lo necesario. Y por eso ha decidido plantar esta noche a sus contrincantes en el primer debate digital de la democracia que organiza El País, una iniciativa pionera que supondrá el pistoletazo de salida en la carrera hacia La Moncloa para tres candidatos que debutan como cabeza de lista de sus respectivas formaciones.
Los españoles verán a Pedro Sánchez (PSOE), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos) y un atril vacío, el del candidato del PP. Tan grotesco como insultante resulta escuchar a los del partido de la gaviota jactarse de que en nuestro país nunca se ha penalizado a ningún candidato por impedir un debate. No se han enterado de que esta España es otra, de que se nos ha acabado el pasado y que, aunque, no sepamos bien hacia dónde vamos, los tiempos del rodillo, las mayorías absolutas y el bipartidismo han pasado a mejor vida.
Si lo que el PP aguarda es a que su candidato lo de todo en el cara a cara que la Academia de Televisión ha organizado en exclusiva para Rajoy y Sánchez se equivoca. Primero porque en la escena política ya no hay dos actores principales, sino cuatro. El mayor reconocimiento de ello ha venido por parte de Rajoy al igualar a Ciudadanos y Podemos con el PSOE en la interlocución de los asuntos de Estado. Así que si se puede hablar con Rivera e Iglesias en La Moncloa del inicio de desconexión de Cataluña y de la lucha contra el yihadismo, se debe debatir en un plató también con ambos. Y segundo porque, después de un "espectáculo" a tres o a cuatro, el interés de un cara a cara será nulo.
Por tanto, que la burla del silencio quede plasmada.
P.D. Al menos Pedro Sánchez, aun sabiendo que esta noche va directo al matadero, ha aceptado.