Las claves de la semana: Rajoy no es Aznar pero Sánchez parece Gila

Las claves de la semana: Rajoy no es Aznar pero Sánchez parece Gila

Ante la pregunta de si España debe quedar fuera o no de una acción multinacional coordinada sobre Siria y con liderazgo de los EE.UU., estén seguros de que Rajoy no dará su aval sin más. Ni un paso sin antes acordarlo con la oposición y, desde luego, sin una posición común de la UE y una resolución nítida del Consejo de Seguridad. Para cuando eso suceda, si es que sucede, ya habrá pasado el 20-D. Pero si no fuera así, el presidente renegará de que España tenga un papel activo en un nuevo conflicto armado.

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Ni estamos en 2004 ni esto es Iraq, aunque el tablero internacional y otra maldita guerra se hayan colado de nuevo en la escena electoral española. Mariano Rajoy no es José María Aznar. A diferencia de su antecesor, él pisa con pies de plomo sobre el campo de minas en que se ha convertido la política exterior. Y su posición ha sido extremadamente cauta después de que Francia, tras los atentados de París que han puesto en jaque la seguridad de la UE, haya exigido a Europa que se implique en la guerra contra el Estado Islámico.

Lean el argumentario del Gobierno: "Para ser eficaces en la lucha contra el terror, es fundamental preservar la unidad de los partidos políticos y de los españoles, así como la unión de todos los países del mundo".

Añade más: "Seguiremos colaborando con nuestros socios y aliados en la lucha contra el terrorismo, no sólo en España, sino también fuera de ella. Los españoles estamos en Turquía, Malí, Iraq y Somalia".

"Tú y tu maldita guerra"

En el PP y fuera de él, nadie duda de que Rajoy aprendió de los errores cometidos por la ofuscación bélica de Aznar. ¿Recuerdan? "Tú y tu maldita guerra", dicen que le espetó abatido al expresidente la misma noche de aquellas elecciones de 2004 en las que las mentiras y la nefasta gestión de los atentados del 11-M llevaron al PP de la mayoría absoluta a la oposición.

El presidente del Gobierno, como muchos españoles, aún conserva en la retina la maldita foto de las Azores, el relato sobre las armas de destrucción masiva en Iraq y la soberbia de Aznar los días posteriores al mayor atentado terrorista cometido en España. ¡Cómo para no hacerlo! Él purgó, con ocho años de oposición, aquellos pecados.

Así que ante la pregunta de si España debe quedar fuera o no de una acción multinacional coordinada sobre Siria y con liderazgo de los EE.UU., estén seguros de que Rajoy no dará su aval sin más. Ni un paso sin antes acordarlo con la oposición y, desde luego, sin una posición común de la UE y una resolución nítida del Consejo de Seguridad. Para cuando eso suceda, si es que sucede, ya habrá pasado el 20-D. Pero si no fuera así, el presidente renegará de que España tenga un papel activo en un nuevo conflicto armado.

Rivera, un émulo de Aznar

Lo saben hasta los de Podemos. No en vano, Pablo Iglesias le ha reconocido estos días su prudencia y su afán indisimulado por alejarse lo más posible de la política exterior de su antecesor mientras Rivera, convertido en émulo de Aznar, es partidario de enviar tropas españolas a Siria.

A cuatro semanas por tanto de las elecciones generales y ante un debate inesperado como es el de una nueva guerra, la estrategia de los candidatos parece nítida. La del PP pasa por no repetir errores pasados. La de Ciudadanos, por seguir pescando en el caladero de la derecha más conservadora. La de Podemos, no es tanto el "no a la guerra", sino el "no basta con la guerra". ¿Y la del PSOE?

La del PSOE es errática y confusa. Pedro Sánchez acertó tras las primeras horas de los atentados al rodearse en una cumbre improvisada de la experiencia de los ex secretarios generales de su partido, acudir a la cita del pacto antiyihadista y ofrecer todo su apoyo al Gobierno en un asunto de Estado.

Los riesgos de la sobreactuación

Hasta ahí llegaron sus aciertos. Después, con la sobreactuación, todo se fue al traste. Primero, se mostró a favor de una acción militar en Siria con amparo de Naciones Unidas. Después pidió a Rajoy que no se limitara a observar ni a asentir las iniciativas de otros países, sino que liderada una respuesta propia. Y más tarde, acusó al presidente de ocultarle información militar porque el Gobierno estaba plateándose relevar al Ejército francés en el Sahel y la República Centroafricana para que los militares galos concentraran sus efectivos en la lucha contra el Estado Islámico.

Repetimos. ¿Dónde está el PSOE? El domingo, en el pacto antiyihadista con el Gobierno; el lunes, en una "respuesta de fuerza"; el martes, en una intervención militar en Siria con el amparo de Naciones Unidas; el miércoles, en que España liderara la posición de la ONU; el jueves, en rebajar el tono y el viernes, en la confrontación directa con el Gobierno tras negarle legitimidad para tomar cualquier decisión con las Cortes Generales disueltas. Por el camino, en Barcelona hizo sus propias propuestas para la lucha contra el terrorismo yihadista como si no fuera firmante de pacto alguno y como si algunas de las que glosó no estuvieran ya recogidas en el documento que él mismo rubricó. Y para rematar, en Bruselas se declaró en contra de suspender partidos de fútbol por mucho riesgo de atentado que hubiera. Semejante declaración la hacía horas antes de que en Hannover se suspendiera el partido entre Alemania y Holanda por motivos de seguridad y se supiera que los terroristas pretendían estallar cinco bombas.

Dos debates en los que el PSOE pierde

No hay socialista en el mapa que sepa cuál es la posición oficial de su partido en un asunto, el de la seguridad nacional, que sin quererlo se ha colado de lleno en la campaña, como hace una semana se coló el inicio de desconexión de Cataluña. Unidad de España y seguridad, dos debates el los que, a tenor de todos los cualitativos, el PSOE siempre pierde frente a una derecha que amalgama en tiempos de incertidumbre.

"Oiga, ¿es la guerra?..."

Pese a todo, Sánchez parece vivir la guerra de Gila La de Sánchez, dicen sus críticos, parece la guerra de Gila.

"Oiga, ¿es la guerra?. ¿Podrían parar un momento? ¿Qué quieren que les mande....?"

Pues esta ha sido la semana en la que Cataluña y su inicio de desconexión pasaron a un segundo plano y en la que, entre bombardeo y bombardeo, el jefe la oposición que impulsó el pacto antiyihadista se salió de él para hacer la guerra por su cuenta. El PP ya ha tomado nota y ha decidido, para lo que resta de campaña, igualarle con Rivera y Iglesias. Ya nadie cree, ni siquiera en el PSOE, que el 20-D vaya de Rajoy o Sánchez. Y tras las últimas encuestas, mucho menos.