Las claves de la semana: Demasiada paz en el cementerio
Por tres veces planearon los críticos la muerte de Pedro Sánchez y por tres veces fallaron (mayo de 2015, diciembre de 2015 y abril de 2016). Unos dicen que por la cobardía del contrario; otros, que porque la ansiedad siempre desbarata los planes. El caso es que Susana Díaz regresa a sus cuarteles porque no habrá batalla. Y cuentan que esta vez tenían más ganas de darla quienes la jalean que ella misma.
Tronaban las baterías como nunca antes habían tronado y se iluminaba el humo de la pólvora. Todo estaba preparado. Pero ahora que recordamos la muerte de Miguel Hernández, seguro que esta semana Pedro Sánchez se recrea en El Campesino para jactarse de haber sorteado de nuevo el óbito.
"Por tres veces con tres plomos,
vino la muerte a buscarle:
tres heridas le clavaron
tres fusiles criminales,
y a pesar del enemigo,
y a pesar de los pesares,
su juventud parecía
una cumbre invulnerable,
una bandera invencible
y campeadora y gigante".
Díaz regresa a sus cuarteles
Por tres veces también planearon los críticos su muerte y por tres veces fallaron (mayo de 2015, diciembre de 2015 y abril de 2016). Unos dicen que por la cobardía del contrario; otros, que porque la ansiedad siempre desbarata los planes. El caso es que Susana Díaz regresa a sus cuarteles porque no habrá batalla. Y cuentan que esta vez tenían más ganas de darla quienes la jalean que ella misma.
La dirección federal del PSOE ha decidido aplazar el congreso federal previsto para mayo y, pese a la convulsión de algunos, ninguno ha piado. En el universo socialista ya nadie emite en público para no ser tachado de pérfido o atorado. Y si había alguien dispuesto a asumir el desgaste de compatibilizar un proceso orgánico con una campaña electoral no se ha molestado en explicitarlo. Tampoco que lo que escondía la fecha del congreso era la elección del candidato a la presidencia del Gobierno. Ya no hay duda. Si hay nuevas elecciones, será Sánchez. Se convocarán las primarias y no se presentará nadie. Y otra vez no pasó nada. El secretario general gana de nuevo. ¿El PSOE? No se sabe.
Una ley de claridad para Cataluña
Ni sonaron las alarmas con el anuncio del aplazamiento sine die del congreso, ni una mueca cuando se supo también esta semana de la incorporación de Miquel Iceta a la negociación abierta con Podemos en busca de un acuerdo para la investidura. No por Iceta, claro, sino por la propuesta que el PSC ya arbola para avanzar con los de Iglesias y los independentistas en la vía catalana a través de un émulo de la ley de claridad canadiense.
Lo dijo Carme Chacón hace semanas y nadie la tuvo en cuenta: una consulta sobre la independencia caso de que los catalanes votaran en contra de la reforma federal de la Constitución que propugnan los socialistas. Lo ha repetido Iceta esta semana y los socialistas catalanes van muy en serio con la propuesta, que rebasaría los limites de la declaración de Granada en la que el PSOE consensuó su modelo territorial con todas las federaciones.
Más allá de Granada
"Eso sería tanto como que los socialistas invitásemos a los catalanes a decir "no" a una reforma federal de la Constitución para luego celebrar un referéndum sobre la independencia", sentencia uno de los barones con mayor peso en el socialismo. ¿Alguien preguntará hoy en el Comité Federal por ello? No se espera. ¿Está dispuesto Sánchez a ir más allá de Granada?
Demasiada paz en el cementerio. Javier Fernández -por motivos personales- y Guillermo Fernández Vara -por motivos institucionales- no acudirán al cónclave que hoy se celebra, y Susana Díaz no está para cacarear demasiado después del ruido de sus huestes en las últimas semanas. Así que no parece que la cita vaya a dar para mucho más que para "aplaudir" que los socialistas no vayan a hacer finalmente una exhibición pública de sus miserias internas mientras España camina hacia unas nuevas elecciones.
Moncloa es Soraya
Claro que para miserias, los populares no se andan a la zaga. "Moncloa arremete contra los portavoces más jóvenes del PP", ha informado El Mundo en su portada. Cuentan que Moncloa es Soraya [Saénz de Santamaría], que la vicepresidenta ha sufrido un ataque de celos y que en la guerra soterrada que se libra por el relevo de Rajoy no está dispuesta a que la generación de los 30 se salte una intermedia, la que va entre la del presidente y los jóvenes cachorros. Cuentan que por eso arremete a diestro y siniestro contra los Maroto, los Casado y las Levy, los jóvenes vicesecretarios generales que han dicho basta y que no se comerán más sapos de los corruptos que amparan sus siglas.
Rajoy, impasible
¿Y Rajoy? impasible, a la espera de que Sánchez acabe su función de teatro con Podemos y Ciudadanos. No llamará al candidato del PSOE hasta que no intuya el fracaso de la negociación a tres bandas que por fin esta semana han aceptado Sánchez, Rivera e Iglesias.
Ni se inmuta por los ecos de quienes en su partido piden paso ni le quita el sueño que el secretario general del PSOE se pasee por la Carrera de San Jerónimo del brazo de Pablo Iglesias. Alguien, piensa él, tendrá que guardar la esencias de la política seria.
Pues esta ha dado de sí la semana entre los de la vieja política. Entre los de la nueva, con los "pucheros" de Errejón tras su autoimpuesto silencio y la renuncia de Iglesias a una vicepresidencia que nadie le ofreció nunca, han ido servidos. Los de Podemos han invertido la carga de la prueba y se han anotado un tanto en la pelea por el relato. Porque ganas, lo que se dice ganas, nunca ha habido por gobernar con los socialistas. Otra cosa es que la "necesidad" de Sánchez de salvar el pellejo dentro de su partido les ponga tan fácil el acuerdo, que no les quede otra.