El guardián de las esencias
Cuando Pedro Sánchez era "fontanero" de la calle Ferraz, defendía con ardor al PSOE-PP que reformó el artículo 135 de la Constitución para consolidar en la ley de leyes el pago de los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones por encima de cualquier otra necesidad de gasto.
Cuando Pedro Sánchez era "fontanero" de la calle Ferraz, defendía con ardor al PSOE-PP que reformó el artículo 135 de la Constitución para consolidar en la ley de leyes el pago de los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones por encima de cualquier otra necesidad de gasto.
Cuando Pedro Sánchez concurrió a las primarias de 2014 para conquistar la secretaría general, fue el candidato preferido de la derecha mediática. Sus competidores, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, eran entonces un peligro público para la estabilidad del sistema democrático.
Cuando Pedro Sánchez perdió estrepitosamente las elecciones del 20-D, firmó un acuerdo de investidura con Ciudadanos, un partido al que, hasta ese momento, el entonces secretario general llamaba la "marca blanca" de la derecha.
Cuando Pedro Sánchez se plantó en el Congreso y pidió el apoyo de la Cámara baja para ser investido presidente del Gobierno, decretó el fin de las ideologías y apeló al "mestizaje ideológico".
Cuando Pedro Sánchez intervino por primera vez como secretario general ante el Comité Federal, cargó con dureza contra el "populismo" de Podemos y auguró que el PSOE no pactaría jamás con los morados.
Cuando Pedro Sánchez acumuló una segunda derrota histórica para el PSOE en generales, se reunió con Felipe González y le dio su palabra de que en segunda votación se abstendría en la investidura de Rajoy para no impedir la formación de gobierno.
Pero ese era otro Pedro Sánchez. El de ahora ha decidido erigirse en guardián de las esencias de la izquierda. En realidad, uno no sabe cuál es la ideología de Pedro Sánchez. Siempre fueron más conocidos sus odios personales, su incapacidad para sumar y su tendencia a la política del marketing que sus postulados ideológicos. Y si uno pregunta entre sus correligionarios más cercanos, la respuesta es que nunca fue un rojo peligroso, sino todo lo contrario. Eso sí, su tendencia al travestismo político sólo es comparable a la confesa ambición política que ya tenía en sus tiempos de asesor en Bruselas.
Que toca defender el 135 del Constitución, se defiende; que hay que pactar con la derecha aseada para llegar a La Monclola, se pacta; que hay que ponerse el traje de moderado para ganar unas primarias, se pone; que hay que visitar al presidente de Telefónica para pedir apoyo, se visita... Qué toca ahora, ¿disfrazarse de Robin Hood para hacer de defensor de las desamparadas y oprimidas bases del socialismo frente a la "casta" de los notables y los barones? Pues, se disfraza. No será por falta de máscaras. Ahora que están aquí ya los carnavales, ya saben que casi todo está permitido. Incluso preguntarse en qué ha contribuido uno al naufragio en el que hoy chapotea el socialismo.
El ex secretario general del PSOE ha alquilado un local en el Círculo de Bellas Artes para su particular mascarada. Y del fervor de la militancia de las últimas semanas pasará esta misma tarde a la gala de presentación de su documento político. Un texto que lleva por título Somos socialistas, como si hiciera falta decirlo o dudar de que los demás lo sean. En esta película alguien decidió entregar a alguien el título de repartidor de carnés ideológicos y nadie se ha enterado.
Pues eso. En este socialismo de etiquetas y tan presto a emular el lenguaje "podemita" de los de arriba y abajo, la casta y el pueblo, Sánchez ha decidido presentarse como el candidato de la pureza de la izquierda, sin mestizajes ni componendas. Y lo hará con una nutrida compañía del sector más a la izquierda del PSOE. Las exministras Cristina Narbona y Beatriz Corredor, el sociólogo guerrista y director de la Fundación Sistema y la revista Temas, José Felix Tezanos, el economista Manuel Escudero, el exalcalde de San Sebastián, Odón Elorza, la alcaldesa de Santa Coloma, Nuria Parlon, Jose Antonio Pérez Tapias... Habrá otros muchos nombres conocidos del mundo de la cultura, la universidad y los movimientos sociales.
Todos juntos desde la izquierda y para la izquierda harán público un documento que empezó a redactarse el pasado diciembre, cuando aún Sánchez no había siquiera decidido si se presentaría o no a a las primarias, y con el que se pretende poner negro sobre blanco un proyecto colectivo para el ex secretario general del PSOE. Será que antes no lo tenía y por eso dejó el PSOE hecho unos zorros en cuanto a cohesión interna se refiere.
Lo de sumarse al liberalismo con una alegría digna de mejor causa tampoco es que haya que endosárselo en exclusiva a Sánchez, que antes que él otros contribuyeron a cargarse la socialdemocracia original hasta convertirse en una cosa que nadie sabe muy bien ni qué es ni para qué sirve. No es suya la culpa del lamentable estado actual de su partido, pero en su proclamación de cancerbero de las esencias algo podría haber hecho más que calentar un escaño cuando lo tuvo, escribir artículos en defensa del 135 o acordar con la derecha aseada un programa más liberal que socialdemócrata.
Lo que presenta hoy no es una ponencia ni un programa, sino un texto estratégico de contenido ideológico con las claves, dicen desde el sanchismo, de lo que debe ser la socialdemocracia con el que se pretende demostrar que, además de un relato, el secretario general del PSOE también tiene un proyecto que pasa por liderar un frente de izquierdas junto a Podemos para desalojar a la derecha de La Moncloa. ¡A buenas horas!
El documento tendrá cuatro niveles de socialización que aún no han sido desvelados, si bien se sabe que sus autores tienen pensado someterlo a la opinión de las bases para que presenten sus adiciones, y que una vez cerrado se traslade en forma de enmiendas parciales a la ponencia marco en la que la gestora del PSOE trabaja, bajo la coordinación de Eduardo Madina y José Carlos Díez, con más 200 profesionales de todos los ámbitos.
"Para saber quiénes somos y dónde estamos no hace falta emplear tanto tiempo, gente o papeles. Basta con 40 folios", dicen los autores del proyecto político que abanderará el ex secretario general y que fueron, por cierto, de los más críticos con algunas de las políticas apoyadas por el PSOE y laureadas por Sánchez cuando era otro Sánchez, no el de las esencias de la izquierda. ¡Cuánto hemos cambiado!