El espíritu de la innovación
El cambio viene de donde menos te lo esperas. El próximo Google no hará lo que hace Google, al igual que Google no hizo lo que hacía AOL. Las invenciones son siempre dinámicas y las conmociones resultantes deben llevarnos a la convicción de que el futuro no será estático. Este es el proceso de innovación.
Cada vez que estoy en Berlín se me hace patente que esta ciudad es un símbolo para el mundo. Es un símbolo del progreso y la unidad y de la capacidad para unirse en una causa común, para crear oportunidades, para derribar literalmente los muros. Estáis celebrando 25 años de la caída del Muro, y juntos podemos celebrar 25 años de una fuerte amistad entre nuestros países que no para de acrecentarse.
Me gustaría plantear dos ideas generales. En primer lugar, que el proceso de invención no tiene fin. Las mejores invenciones nunca se acaban. Los grandes inventores no se quedan ahí parados, frotándose las manos mientras dicen "Mi trabajo aquí ha terminado". No son Damien Hirst, no congelan su creatividad en formol. Siguen trabajando sin descanso para crear algo aún mejor. Se trata de una pasión pero también de una necesidad. Porque si no reinventan sus ideas una y otra vez, otro lo hará -haciendo que el gran trabajo de su vida acabe resultando irrelevante, o peor aún, ¡que se extinga!
Lo cual me lleva a la segunda idea que quiero plantear: del mismo modo que la invención es dinámica, también lo son las industrias que crea. Cuando Karl Benz inventó el coche de gasolina, no solo creó un motor con tres ruedas (¡realmente comenzó teniendo tres ruedas!), creó toda una industria. Lo mismo sucedió con Tim Berners-Lee. No se limitó a crear el primer sitio web del mundo; allanó el camino para la World Wide Web.
Veo que muchos de vosotros sonreís y asentís con la cabeza. Pero la invención genera también sus descontentos -porque es desordenada e impredecible. Nadie está realmente preparado nunca para una revolución tecnológica. Platón creía que la escritura haría más difícil que sus estudiantes recordaran las cosas. Los artistas temían que la fotografía supusiera el fin de la pintura. Con la radio y después la televisión se auguró el fin de las conversaciones. Mi favorito es el odio que profesaba Mark Twain al teléfono: "Es mi deseo afectuoso y universal para esta Navidad -escribió en una misiva navideña- que todos nosotros (...) finalmente nos reunamos en un paraíso de descanso, paz y felicidad eternas, a excepción del inventor del teléfono".
Quiero pensar que, pese a todo su cinismo, Twain no habría dicho lo mismo sobre el motor de búsqueda. Google comenzó como un sueño -literalmente-. Uno de nuestros fundadores, Larry Page, se despertó en mitad de la noche pensando... ¿y si pudiera descargarse todos los enlaces en Internet? ¿Sería útil?, se preguntó. Agarró un bolígrafo y anotó los detalles con la esperanza de que fuera posible. En ese momento no había pensado todavía en crear un motor de búsqueda. Eso vino después.
Esta historia me parece importante porque es un buen recordatorio de que la invención consiste en perseguir los sueños: la capacidad de hacer posible lo que parecía imposible. Como dijo una vez Albert Einstein: "Si en un principio la idea no resulta absurda (...) entonces no cabe esperar nada de ella". Pensad en Thomas Edison. Los hermanos Wright. Karl Benz. Sus ideas parecían una locura en su momento, absurdas. Pero iluminaron la noche, nos izaron a las nubes y nos pusieron, literalmente, en la autopista hacia el futuro.
Un siglo más tarde, Google hizo posible que la gente averiguase casi cualquier cosa escribiendo sólo unas pocas palabras en un ordenador. En aquel momento la gente estaba asombrada. No se lo podían creer. Pero aunque era técnicamente complicada, la primera iteración de Google era en realidad bastante tosca. Se obtenía una página de texto, dividida en diez enlaces azules. Por supuesto, los resultados eran mejores que cualquier otra cosa que existiese entonces. Pero para los cánones actuales no resultaban gran cosa. No había imágenes, ni vídeos, ni noticias, ni mapas..., nada que fuera muy sofisticado.
Así que Larry y Sergey -como cualquier otro inventor que haya tenido éxito- siguieron iterando. Se empezó por las imágenes. Al fin y al cabo, la gente quería más que un simple texto. Esto resultó evidente por primera vez tras la entrega de los premios Grammy de 2000. Jennifer López llevaba un vestido verde que, digamos, captó la atención del mundo. No es broma, el vestido en sí tiene su propia página en Wikipedia: Green Versace Dress of Jennifer Lopez. En serio, causó sensación.
Y fue la consulta de búsqueda más popular que jamás habíamos visto, pero no teníamos ninguna manera infalible de proporcionar a los usuarios exactamente lo que querían -ver a J-Lo con ese vestido-. Nuestros resultados mostraban enlaces a sitios web que podían contener la foto correcta o no; o que quizás lo describían en el texto de la página. A raíz de ese problema, nació la búsqueda de Imágenes de Google.
Un reto más serio condujo a Google Noticias. Tras el 11 de septiembre, uno de nuestros ingenieros se dio cuenta de que los resultados de la consulta "World Trade Center" no mostraban nada sobre los atentados terroristas. Y como cada sitio web era independiente de los otros, no había manera de comparar noticias de diferentes proveedores o diferentes países. ¿No sería mejor si la gente pudiera ver todos los titulares periodísticos del mundo, y conocer en tiempo real quién estaba diciendo qué sobre cada noticia?
Y entonces se presentó el pequeño problema de la traducción. En sus inicios, la web consistía mayoritariamente en contenidos en lengua inglesa. Así que no resultaba demasiado útil para la gran mayoría de personas en el mundo. Hasta que hace su aparición Google Translate, que en la actualidad proporciona diariamente más de mil millones de traducciones gratuitas, en 80 idiomas, a más de 200 millones de usuarios en todo el mundo.
En esta andadura, también hemos tenido que pensar en ganar dinero, o de lo contrario toda esta innovación habría sido insostenible. Nikolai Tesla fue un inventor extraordinario -uno de los más grandes-. Pero sus innovaciones nunca llegaron más allá de la fase de investigación -nunca llegaron a estar a disposición de millones de personas porque no consiguió hacerlas comercialmente viables-. En Google, empezamos por colocar discretos anuncios de texto junto a los resultados de búsqueda. Los anunciantes pujan mediante subasta por diferentes palabras clave de búsqueda -hipotecas, vuelos, tiendas de campaña, zapatos, lo que sea-. Lo bueno de este enfoque es que los anuncios resultan extremadamente relevantes para la gente, y los anunciantes sólo pagan cuando los usuarios hacen clic. Además, estos anuncios han fomentado toda una nueva generación de emprendedores -pequeñas y medianas empresas que nunca podrían permitirse el lujo de poner anuncios en prensa o televisión, pero que ahora pueden llegar a un público nacional o global a través de Google-. Me gusta pensar en ellos como "micronacionales". Fijaos en Gerhard Schmieder, que fabrica relojes de cuco en la Selva Negra. Gracias a AdWords, ahora está exportando sus preciosos relojes fabricados artesanalmente a EE.UU. y Asia.
El cambio tecnológico también ha acelerado el ritmo de la innovación de Google. Pensemos en los móviles. Al irse reduciendo el tamaño de nuestras pantallas, hemos tenido que adaptarnos y evolucionar. La búsqueda desde un dispositivo móvil es muy diferente a la realizada desde un ordenador de sobremesa. La velocidad y la sencillez resultan realmente importantes. Por eso la mejor respuesta es literalmente..., la respuesta. Si preguntas "¿cómo llego a Hamburgo en tren?", quieres que aparezca inmediatamente el horario de trenes en la pantalla -sin necesidad de ningún otro esfuerzo-. Y eso es lo que ofrece Google.
Google Móvil también nos ayuda a entender mejor tu contexto, lo cual a su vez se traduce en mejores resultados. Por ejemplo, si buscas "pizza" mientras estás en la calle Torstrasse de Berlín, podemos mostrarte las pizzerías cercanas al punto en el que te encuentres -no en la otra punta de la ciudad-. Y, por supuesto, Móvil está a la vanguardia de la búsqueda por voz, que hace que todo sea mucho más fácil, porque hablar conlleva menos esfuerzo que escribir. Párate al lado de un monumento histórico y pregunta "¿cuál es la altitud de la Puerta de Brandeburgo?" Y te daremos inmediatamente la respuesta en la pantalla. Por si tienes curiosidad, son 26 metros.
A medida que la gente va pasando más tiempo en el móvil -y la utilización del ordenador de escritorio decae- cada vez resulta más importante conseguir una experiencia del usuario satisfactoria en las pantallas táctiles más pequeñas. Este año, nuestra industria alcanzó un hito importante, puesto que el uso del móvil superó al del ordenador de sobremesa por primera vez en la historia. El tiempo dedicado al ordenador de sobremesa acaba de caer hasta solo el 40%.
A menudo se oye a la gente hablar de las búsquedas como un problema resuelto. Sin embargo, todavía estamos muy lejos de que sea así. Probemos a hacer una consulta como "muéstrame vuelos de menos de 300€ a lugares donde haga calor en diciembre y pueda bucear". Esta búsqueda resulta algo complicada: Google necesita tener información acerca de vuelos de menos de 300€; destinos cálidos en invierno; y qué lugares están cerca del agua, con peces interesantes que ver. Se trata, básicamente, de tres búsquedas separadas cuyos resultados hay que cruzar para llegar a la respuesta correcta.
Lamentablemente, hoy todavía no podemos resolvérosla; pero estamos trabajando en ello. La búsqueda de vuelos es un pequeño paso en la dirección correcta. Durante años Google no era muy bueno a la hora de responder consultas como "vuelos de Berlín a Londres". Mostrábamos un montón de enlaces a otras páginas, donde a continuación los usuarios tenían que introducir su consulta de nuevo. Y detectamos que se repetían gran cantidad de búsquedas, un indicio claro de que el usuario está frustrado. La gente quería respuestas directas, con menos clics. Así que creamos la Búsqueda de vuelos -y ahora uno puede comparar rápidamente los precios y los horarios de las diferentes aerolíneas desde la misma página de resultados.
El problema de proporcionar respuestas directas a las preguntas es el quid de las denuncias formuladas respecto de Google ante la Comisión Europea. Empresas como Expedia, Yelp y TripAdvisor argumentan que priva a sus páginas web de tráfico valioso y pone en desventaja a sus negocios. Prefieren que volvamos a los 10 enlaces azules. Lo que es interesante es que el tráfico que estas páginas web reciben de Google ha aumentado significativamente -mucho más rápido, de hecho, que nuestro propio tráfico- desde que empezamos a mostrar respuestas directas a las preguntas. Dicho esto, la cantidad de tráfico que va a otros servicios no debe ser la principal vara de medir el éxito de Google porque el objetivo de un motor de búsqueda es ofrecer resultados relevantes a los usuarios con la mayor celeridad posible. Dicho de manera sencilla, creamos la búsqueda para los usuarios, no para los sitios web. Y esa es la motivación que subyace a todas nuestras mejoras a lo largo de los últimos diez años.
Lo cual me lleva a mi segunda idea: del mismo modo que la invención es dinámica, también lo son las industrias que crea. Hace algunos años, el abogado de uno de nuestros competidores hizo un dibujo de una línea costera con una pequeña isla en alta mar. Añadió una línea de puntos, explicando que era el único transbordador que conectaba la isla con el continente. Su argumento era que Google era igual que el transbordador porque era la única manera de navegar por Internet. Puede que muchos de vosotros consideréis instintivamente que eso es cierto. Utilizáis Google mucho (¡gracias!) y lo mismo ocurre con el resto de Europa (¡gracias de nuevo!). Pero aunque sin duda somos una parte importante de Internet -y el principal operador en las búsquedas- el descubrimiento de información se produce de formas muy diversas, porque hay muchas ventanas abiertas a la Web.
Si quieres noticias, lo más probable es que entres directamente en tu servicio de noticias favorito. Bild, el periódico más leído en Europa, recibe alrededor del 70% de su tráfico directamente, porque la gente marca la página en sus favoritos o escribe www.bild.de directamente en su navegador. Apenas algo más del 10% de su tráfico proviene de las búsquedas y algo menos del 10% proviene de plataformas sociales como Facebook y Twitter. Tal y como The Economist ha afirmado recientemente: "las redes sociales (...) se han convertido en un importante sistema de navegación para las personas que buscan contenido en la web".
Si tienes intención de comprar algo, tal vez una tienda de campaña, puedes entrar en Google o Bing o Yahoo o Qwant, el nuevo motor de búsqueda francés. Pero lo más probable es que accedas directamente a Zalando o Amazon, donde puedes investigar modelos y precios, obtener opiniones y pagar por tu compra de una sola vez. Un estudio realizado por el grupo Forrester detectó que el año pasado casi un tercio de las personas que querían comprar algo comenzó en Amazon -lo cual supone más del doble del número que se dirigió directamente a Google-.
Si estás buscando información de vuelos -viajes, un lugar para alojarte, un alquiler de coche, un seguro- hay un montón de opciones. Está Google, desde luego. Pero quizá te interese acceder a Kayak y Opodo para buscar vuelos, Booking.com o Airbnb para hoteles o apartamentos en alquiler, Hertz o Priceline para tu coche de alquiler, y Money Supermarket para el seguro. De hecho, según el Washington Post, Expedia, Orbitz, Priceline y Travelocity suponen el 95 por ciento del mercado estadounidense de viajes por Internet. Resulta irónico que muchas de estas empresas denunciaran ante el Departamento de Justicia de Estados Unidos hace cuatro años que la función de Búsqueda de vuelos de Google socavaría la competencia -una afirmación que claramente no se ha visto corroborada por los hechos-. Por el contrario, la Búsqueda de vuelos de Google se ha convertido en una ayuda muy útil para los viajeros por avión, sin desplazar a los operadores de viajes ya establecidos.
La información local es otra categoría de búsquedas realmente importante. "¿Dónde puedo comprar sushi?", "¿Cuál es el mejor hotel en Múnich?", "Consígueme un buen fontanero del barrio". Por supuesto, Google es una opción, pero también lo son Yelp, TripAdvisor, Dooyoo, Ciao o HolidayCheck. De hecho, el director general de Yelp dice que su plataforma se está "convirtiendo rápidamente en el motor de búsqueda local de facto", mientras que el director general de TripAdvisor afirma ser "la mayor marca de viajes" de la web. Además, la gente cada vez acude más a sus amigos en las redes sociales para obtener este tipo de recomendaciones. Como ha dicho Mark Zuckerberg, "el billón de piezas de contenido (de Facebook) es mayor que el índice de cualquier motor de búsqueda en la web."
Y luego está el móvil. La gente usa el móvil de una manera muy diferente al ordenador de sobremesa. Citando de nuevo a The Economist: "los dispositivos móviles han cambiado la forma en la que la gente navega por Internet. Ahora, los usuarios prefieren las aplicaciones (programas autocontenidos en los smartphones) a las páginas de inicio de los sitios web". Por supuesto, algunos de los que nos encontramos aquí esta tarde ya tenemos cierta edad. Crecimos usando ordenadores -máquinas que reposaban en nuestros escritorios y, si éramos afortunados, sobre las rodillas-. Pero cuando miro a mis hijos y a mi nieto, su mundo es completamente diferente. Todo es móvil, y pasan la mayor parte de su tiempo en una de las muchas aplicaciones descargadas en su teléfono. De hecho, siete de cada ocho minutos de uso del teléfono móvil se pasan en aplicaciones. Y la aplicación más popular en el mundo -incluso en Europa- es... Facebook, una empresa que ahora se describe a sí misma como "la vía de acceso a Internet".
La realidad es que la gente tiene opciones, y las están ejerciendo todo el tiempo. Google opera en un entorno competitivo, que está cambiando constantemente. Tal y como ha señalado Axel Springer, un nuevo inversor en este ámbito, "hay muchísima innovación en el mercado de las búsquedas". Y las barreras de entrada son insignificantes, porque la competencia está solo a un clic de distancia.
Oigo muy a menudo la expresión "efectos de red". Se ha convertido en algo así como una grosería, aunque describe el proceso que hace que muchos servicios sean útiles. Un teléfono aislado no es útil. Necesitas que otras personas tengan teléfono para tener alguien a quien llamar. Y una red social sin tus amigos y familiares no es una auténtica red, y no va a ser muy social. Así que las verdaderas redes pueden ser útiles. Pero las búsquedas no son una red que se base en conectarse con otras personas. Uno no utiliza Google porque sus amigos lo hagan. Dicho de otra manera: Google no es útil porque sea popular; somos populares porque somos útiles. Por supuesto, cuantas más personas utilicen nuestro motor de búsqueda, más útiles seremos para los anunciantes -pero al igual que los usuarios tienen opciones en lo tocante al descubrimiento de información, los anunciantes también tienen opciones a la hora de hacer marketing por Internet-. Puedes utilizar Google Y la competencia. Estas relaciones no son mutuamente excluyentes.
Hemos escuchado cómo se formulan argumentos parecidos sobre el efecto red respecto de los datos. Según nuestra experiencia, no se necesitan los datos para competir en Internet. Cuando Google empezó, Yahoo era el mayor operador en el terreno de las búsquedas con mucha diferencia. Nosotros utilizamos solo una pequeña cantidad de datos para encontrar la manera de responder a las preguntas de una forma muchísimo mejor. O fijémonos en las redes sociales. La red social más popular estaba en Brasil. Se llamaba Orkut, y tenía varios millones de usuarios muy activos. Pero en pocos años, Orkut se vio superada por Facebook, al igual que Facebook superó a MySpace. Lo que importa es la receta, no los ingredientes.
La realidad es que Google funciona de manera muy diferente a otras empresas de las que se ha dicho que tenían la llave de acceso, y por lo tanto se han regulado como tales. No somos un transbordador. No somos una vía férrea . No somos una red de telecomunicaciones ni una red eléctrica, de modo que solo llegue una línea a tu vivienda, sin que se permitan los competidores. Nadie queda obligado a usar solo Google.
Hemos dedicado prácticamente veinte años a ganarnos vuestra confianza y a demostraros el valor que aportamos. Todavía lo seguimos haciendo a diario. Porque sabemos que si dejamos de ser útiles, os marcharéis. La invención y la reinvención constante es el eje del proceso que hace que Google siga siendo útil y relevante. Si dejamos de innovar, otro innovará a nuestro alrededor -dejándonos obsoletos con el tiempo-.
La historia ha demostrado que el tamaño y el éxito del pasado no son garantía para el futuro. Las grandes empresas pueden verse superadas rápidamente. Pensad en Yahoo, Nokia, Microsoft, Blackberry y otras que parecían no tener rival hace apenas unos años, pero se vieron sobrepasadas por una nueva ola de empresas tecnológicas, Google entre ellas. Muchos de vosotros sois escépticos. Lo entiendo. Miráis a Google, Apple, Facebook y Amazon y decís que no hay manera alguna de que los competidores pueden vencerlas. Yo no estoy tan seguro.
Por un lado, estas empresas son los mayores competidores entre sí, porque en el sector tecnológico la competencia no siempre es entre iguales. Mucha gente piensa que nuestra principal competencia es Bing o Yahoo. Pero, en realidad, nuestro mayor competidor en el ámbito de las búsquedas es Amazon. La gente no piensa en Amazon como una herramienta de búsqueda, pero si estás buscando algo que comprar, lo más probable es que lo estés buscando en Amazon. Es evidente que esta compañía está más centrada en el lado comercial de la ecuación, pero, en sus raíces, está respondiendo a las preguntas y búsquedas de los usuarios, tal y como lo hacemos nosotros.
Sin embargo, lo más importante es que alguien, en un garaje de algún lugar, nos tiene en el punto de mira. Lo sé, porque no hace mucho tiempo nosotros estábamos en ese garaje. El cambio viene de donde menos te lo esperas. El telégrafo revolucionó el servicio postal. La radio y la televisión sacudieron la industria periodística. Los aviones acabaron con la era de los transatlánticos. El próximo Google no hará lo que hace Google, al igual que Google no hizo lo que hacía AOL. Las invenciones son siempre dinámicas y las conmociones resultantes deben llevarnos a la convicción de que el futuro no será estático. Este es el proceso de innovación.
Y es un proceso que ha venido avanzando desde tiempos inmemoriales, desde el día en que alguien tuvo primero la idea de construir algo, y otro pensó que podía hacerlo mejor. Es un proceso lleno de soñadores y hacedores en igual medida -personas que detectaron un problema en algún sitio, y decidieron arreglarlo-.
La innovación no solo tiene que ver con el siguiente artilugio deslumbrante, por mucho que la gente los venere. Tiene que ver con nuestra búsqueda del conocimiento y nuestra humanidad. Desde las vacunas y los medicamentos que han salvado incontables vidas a la invención de la humilde lavadora, que contribuyó a la emancipación de las mujeres.
Tiene que ver también con las oportunidades -una fuerza laboral cada vez mayor y el aumento de los niveles de vida, ambos esenciales para la dignidad humana-. Las jóvenes empresas de crecimiento rápido -los innovadores- son los motores del crecimiento y el empleo. Y crean un círculo virtuoso, ya que estas personas tienen más probabilidades de lanzarse a crear su propia empresa, con sus propias ideas, generando más actividad económica. Tenemos el deber frente a las generaciones futuras de mantener ese ciclo en marcha, lo cual a su vez significa un estímulo constante a la toma de riesgos y al proceso creativo.
Debo ser justo con Mark Twain, por último. Era un buen amigo del gran inventor Nikola Tesla. Y aunque no tenía gran aprecio por el teléfono, tenía un profundo respeto por el mundo de la ciencia y la tecnología. Llegó incluso a patentar tres inventos propios. Una de mis fotos favoritas muestra a Twain en el laboratorio de Tesla. El gran escéptico y escritor satírico está de pie, mirando fijamente a una bola de luz que emana de la bobina que tiene en las manos. Está mirando al futuro. Y está asombrado.