Yves Meyer y sus ondículas reciben el 'nobel' de matemáticas
La Academia Noruega de Ciencias y Letras ha otorgado al francés el Premio Abel 2017.
El presidente de la Academia Noruega de Ciencias y Letras, Ole M. Sejersted, ha anunciado este martes al ganador del Premio Abel 2017: el matemático francés Yves Meyer, de L'École normale supérieure Paris-Saclay.
Nacido hace 77 años en el seno de una familia sefardí y educado en Túnez y Francia, Meyer ha sido "el líder visionario" en el moderno desarrollo de la teoría de las ondículas, unas funciones o pequeñas oscilaciones que se encuentra en la intersección entre las matemáticas, la tecnología de la información y las ciencias de la computación.
El término original francés ondelette (traducido como wavelet en inglés y ondícula en español) fue introducido por el geofísico Jean Morlet y el físico teórico Alex Grossmann, cuyo trabajo conoció Meyer por unos papeles que le enseñaron en 1984 mientras esperaba su turno en una fotocopiadora, según cuenta en una entrevista a Mathematics-in-Europe: "Después tomé el primer tren a Marsella para encontrarme con ellos (y la matemática Ingrid Daubechies). Fue como un cuento de hadas. Me enamoré del procesamiento de señales. Sentí que por fin había encontrado mi hogar".
Tras haber hecho importantes contribuciones en el campo de la teoría de números a principios de su carrera, la energía y curiosidad ilimitadas de Meyer lo incitaron a trabajar en métodos destinados a dividir objetos matemáticos complejos en componentes de estructura más simple similares a las ondas; una materia denominada análisis armónico. Esto, a su vez, le llevó a ayudar a construir una teoría destinada al análisis de señales complicadas, con importantes consecuencias para la informática y las tecnologías de la información.
La teoría y el análisis de ondículas ha encontrado aplicaciones en una amplia gama de campos, como el análisis armónico aplicado y computacional, la compresión de datos, la eliminación de ruido, las imágenes médicas, el almacenaje de datos, el cine digital, la deconvolución (restauración matemática de señales) de las imágenes del telescopio espacial Hubble e incluso en la reciente detección por el experimento LIGO de ondas gravitacionales generadas por el choque de dos agujeros negros.
UNA VIDA PARA TRASPASAR LOS LÍMITES
"Durante mi vida profesional he intentado traspasar límites", comenta el galardonado Premio Abel, considerado el nobel de matemáticas. La relevancia de sus estudios abarca desde las áreas teóricas de las matemáticas hasta el desarrollo de herramientas prácticas de ciencia de la computación y tecnología de la información. Es un ejemplo perfecto de la pretensión de que el trabajo en matemática pura, frecuentemente, resulta tener numerosas y amplias aplicaciones en el mundo real.
Meyer ha inspirado a toda una generación de matemáticos que también han hecho contribuciones importantes al procesamiento de señales y otros ámbitos. Su colaborador en la teoría de las ondículas, Stéphane Mallat, lo define como un visionario cuyo trabajo no puede ser etiquetado de matemática pura, ni de matemática aplicada, ni tampoco de informática, sino simplemente de asombroso.
Yves Meyer recibirá el Premio Abel de manos del rey Harald V en la ceremonia que se celebrará en Oslo el 23 de mayo. Este galardón reconoce las contribuciones de extraordinaria profundidad e influencia en las ciencias matemáticas, se concede anualmente desde 2003 y está dotado con 6 millones de coronas noruegas (unos 675.000 euros).
La elección del candidato premiado se basa en la recomendación del Comité del Premio Abel, compuesto por cinco miembros: John Rognes (presidente), Luigi Ambrosio, Marie-France Vignéras, Ben J. Green y la matemática catalana Marta Sanz-Solé (una especialista en la teoría de la probabilidad adscrita a la Universidad de Barcelona). De hecho, la decisión sobre el nobel de matemáticas de este años se tomó el pasado mes de enero en el Institut d'Estudis Catalans de Barcelona.
POR QUÉ NO EXISTE EL NOBEL DE MATEMÁTICAS: