Yunior García, líder de las protestas en Cuba no pedirá asilo en España para no darle "el gusto a la dictadura"
El artista, que llegó el miércoles por sorpresa a España, ha explicado los motivos y detalles de su salida de Cuba.
El líder de las protestas en Cuba, Yunior García, ha dejado claro, desde España, que no tiene intención de pedir asilo en el país para no “dar el gusto” al régimen que, asegura, lo que quiere es “silenciarle”.
García, que llegó a España este miércoles de forma sorpresiva y en un vuelo comercial con su mujer, capitalizó las movilizaciones contra el Gobierno de la isla. Sin embargo, el muy fuerte operativo policial bloqueó su residencia impidiéndole salir de su propia casa durante la jornada de protesta, el pasado lunes 15 de noviembre.
Con un visado de turista vigente para 90 días y que solicitó dos días antes de la marcha que quería llevar a cabo, el artista cubano aterrizó en Madrid. Un día más tarde, ha defendido que ha abandonado la isla temporalmente porque quedarse “iba a ser una muerte en vida”, pero sabiendo que “si me quedaba no me iban a llevar a prisión” porque entonces “me convertirían en símbolo y si me mataban” ocurriría lo mismo.
“Necesitaban anularme, silenciarme, que desestabilizara” y “casi lo logran”, ha reconocido. “Su estrategia era mantenerme preso en casa”, ha añadido García, explicando su versión ante los medios españoles.
“Lo único que tengo es mi voz, no podía quedarme callado, alguien tiene que decir lo que pasa”, ha sostenido el opositor, descartando que su marcha sea una “victoria” para el régimen, aunque seguramente, ha admitido, lo habrán celebrado y brindado por ello.
El dramaturgo no ha querido dar muchos detalles sobre cómo se produjo su salida, esgrimiendo que quiere proteger a quienes le ayudaron a salir de su casa y llegar al aeropuerto para coger el avión que le trajo a Madrid, aunque sí ha reconocido que su “fuga” es digna de una película.
Según ha contado, desde que hace un año decidió “denunciar” lo que pasa en Cuba más allá de lo que había venido haciendo en sus obras de teatro, ha sido objeto de “una persecución feroz” que no hizo sino acrecentarse ante la inminencia del 15 de noviembre, para cuando el movimiento Archipiélago del que es uno de los fundadores, había convocado la marcha cívica.
En los días previos, le dejaron incomunicado, al cortarle el teléfono e internet, pero el domingo, día en que había anunciado su intención de marchar en solitario, su casa amaneció rodeada de personas partidarias del régimen que le acusaron de “terrorista” y “mercenario”.
“No me interesa el día de mañana aspirar a un cargo” ni “los movimientos estratégicos”, ha asegurado. “Tengo principios y estoy dispuesto a llegar a consensos, quizá algunos puntos de vista puedo modificarlos pero no voy a ser jamás un hipócrita por ganar a ciertos sectores”, ha recalcado. “Si me quedo solo será el precio que tenga que pagar”, ha añadido.
“No he pedido asilo porque mi intención es volver”, ha puntualizado, asegurando que si se decidió a marcharse era porque temía convertirse “en un monstruo” y convertirse “en lo mismo que critico”. Así, ha dejado claro que volverá “cuando mi vida y la de mi esposa no corra peligro” y porque no quiere “dar el gusto” al régimen.
Sobre esto, su sorpresiva salida ha pedido “perdón”, de forma irónica, “por ser humano, por pensar en mi esposa y mi vida y lo que iba a ser una muerte en vida”.