Yolanda Ramos: "El poderoso suele ser bastante machirulo"
La actriz y humorista, protagonista de un episodio del 'podcast' 'En el sofá de Editabundo', habla sobre fama, 'haters' y salud mental.
Actriz, humorista, presentadora, concursante de un programa de cocina... y hasta comentarista literaria si hace falta. Yolanda Ramos es una de las invitadas —todas mujeres— del podcast que se acaba de estrenar en Storytel, En el sofá de Editabundo. Belén Cuesta y Sara Mesa han dado el pistoletazo de salida esta semana y el episodio de Ramos, que será el cuarto, llegará en mayo.
El suyo estará centrado en El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald, novela que le da pie a hablar, entre otras cosas, de la fama... y eso que, como cuenta por teléfono a El HuffPost, ella misma no se siente famosa y pasa bastante desapercibida en su día a día. También se sincera sobre los haters, su alta sensibilidad o el machismo que se ha encontrado en su vida profesional.
¿Qué personaje de El Gran Gatsby serías, con cuál te identificas más?
Me identifico con Nick, el joven, el observador de todo.
Eres muy defensora de la comedia y la reivindicas mucho, pero este libro es todo un drama. A la hora de leer o de audioleer, ¿por cuál te inclinas más?
Siempre drama, el drama me encanta. Un drama bien hecho a través de un libro creo que es imprescindible, me encanta. Es más, yo veo más dramas por televisión, cine y teatro que comedia, no me preguntes por qué, pero me pasa eso.
En la novela de El gran Gatsby se refleja un poco esa fascinación que puede haber por la fama y el éxito. ¿Cómo es tu relación con esto, cuesta gestionarlo a veces?
Es que yo no tengo la sensación de ser famosa, ¿sabes? Por la calle ahora me empiezan a conocer algunas veces pero, generalmente, cambio mucho y hago una vida muy muy normal y nadie se da cuenta de que estoy ahí. Si entro en un centro comercial de lo más normal del mundo o en una peluquería... yo he llegado a estar leyendo en una peluquería un ¡Hola! donde salía yo y el señor que me estaba peinando no se dio cuenta, ni ninguna de las que estaban allí.
¿Y tú te reías por dentro?
Sí, pensaba ‘jolines’ [risas] ¡Un poco sí me gustaría que me reconocieran! A lo mejor es un problema mío pero mucha gente sí me dice ‘Eres famosa’ pero es que yo no me entero, no lo siento así. Para nada.
¿Qué es para ti el éxito?
Suena muy así, pero el éxito en realidad es ser feliz en la vida con lo que has escogido. Y, sobre todo, estar en paz. Y el éxito profesional, pues eso mismo, ser reconocida y que seas feliz y que hayas logrado que tus sueños coincidan con lo que la vida te trae.
Usas las redes sociales; ¿cómo llevas el tema de los haters?
La verdad es que no me encuentro con demasiados, no sé si es que tengo un filtro y no me he dado cuenta. Sí que es verdad que si me encontrara con haters lo llevaría mal, porque somos humanos y frente a un insulto creo que no hay nadie que reaccione bien o pasando de todo, y a mí me puede pasar alguna vez. Ostras, tiene que ser terrible, y más cuando es en masa.
Esto me trae a la mente la publicación que hiciste hace poco a raíz del caso de Verónica Forqué y cómo fue tratada en redes sociales. Lo describiste como un “accidente laboral”, ¿por qué lo crees así?
Yo no me refería al programa que acababa de hacer, ¿eh? Me refería a que igual que, vamos a suponer, un charcutero tiene el cuchillo como su herramienta de trabajo y le da de comer, en un momento dado ese mismo cuchillo es el que le corta un brazo. Y nosotros los artistas, y mucha más gente, lo que te da de comer es la sensibilidad, y esa misma sensibilidad a veces se vuelve contra ti.
Es muy difícil que seas artista y completamente frío. Ser artista implica —no que seas mejor persona o menos— una sensibilidad determinada y a veces es la que te acaba matando. Si la perdieras igual no podrías comer de eso, te tendrías que hacer de otra profesión, pero esa sensibilidad si no es bien cuidada o bien llevada, puede acabar con tu vida.
¿Y tú cómo llevas tu propia sensibilidad?
Yo creo que siempre se lleva mal, porque eres sensible a todo. Cualquier cosa, o la hueles más, o la notas más... ¿Sabes? No la llevo bien, pero por otra parte me da de comer. Fijarme más en las cosas, el que se me queden más grabadas muchas cosas, el que me interesa mucho el ser humano... eso es lo que actualmente me da de comer, pero tienes que cuidarla. Es como un coche de carreras, si no lo cuidas en una curva te puedes matar. Por eso no miro los haters.
Precisamente el público te asocia mucho con humor y comedia y puede que se forme una imagen de ti de siempre con risa, pero luego quizá no es así...
No, para nada, desgraciadamente no. Yo creo que los que hacemos comedia, si realmente es una comedia de verdad, detrás hay una cosa ahí heavy. No sé si será por sobrevivir o qué. Pero vamos, que no soy el único caso, hay muchos casos de gente que hace comedia y luego por detrás somos sufridores natos.
Contaste en El Faro de la SER que habías tenido depresión, ¿qué reacciones te has encontrado tras haberlo hecho público?
Hacía tiempo que lo había hecho público y hubo reacciones de todo tipo. Ahora que se empieza a hablar de la salud mental, las reacciones fueron buenas, más o menos. ¿Sabes qué pasa? Que cuando digo algo así, que me expongo mucho, prefiero no leer las reacciones, porque te pueden hacer daño en un momento dado.
Creo que haciendo esto ayudo. A mí me hubiera ayudado, cuando era una adolescente y era tan sensible, que alguien hubiera dicho eso. Es algo que debo, ya que se me da la oportunidad de hablar y de hacer una entrevista, creo que debo a la gente, debo a los jóvenes, decirles ‘se puede salir’.
Sobre mujer y comedia, desde aquella polémica de La Chocita del Loro, las humoristas han reivindicado un poco su lugar, han tenido más visibilidad pero, ¿queda todavía camino?
Sí, desde luego, quedan cosas por hacer. Hay un mundo un poco mundo machirulo ahí. Pero no solo en la comedia, en todos los ámbitos. El poderoso suele ser bastante machirulo.
¿Te has enfrentado, entiendo, a alguna situación así?
Pues mira, la tenía tan normalizada que lo consideraba normal. Yo a veces me asombro. Directamente los chicos cobraban más que yo y ahora digo ‘¡Qué fuerte, macho, que yo tuviera normalizado esto!’. Desde bailarines, hasta cómicos... cobraban más que yo. Lo veía normal porque era una víctima más.
¿Y a día de hoy notas que la situación esté más equilibrada?
Mmm... quisiera creer que sí, pero no me atrevo a decir que sí del todo. No lo sé. Creo que sigue habiendo machismo en eso.
Para despedir, ¿qué podcast y qué libro recomendarías?
Podcast, éste de Storytel y libro, uno que lo escucho casi cada noche porque me encanta. Es Biografía del silencio, de Pablo D’Ors.
¿Ese es el momento del día que dedicas a la lectura?
Uno de mis momentos preferidos es por la noche, con un vaso de leche con Cola-Cao. Eso me encanta, ¡me siento la reina del mambo ahí!