Yolanda Díaz, ‘on the road’
La vicepresidenta busca un “proyecto del siglo XXI” en seis meses y avalar su candidatura mediante una votación.
En plena semana del Orgullo en Madrid, en unas jornadas de celebración de la diversidad, con una ciudad volcada en la calle. Será el 8 de julio cuando Yolanda Díaz se presente ante los españoles en un gran acto al aire libre para escuchar. Y Sumar. La vicepresidenta segunda se lanzará entonces a un tour por toda España para buscar un proyecto “del siglo XXI” para el país y pensar si se presenta a las generales.
Díaz había retrasado varias veces este proceso, pero ya le ha puesto fecha, como ha anunciado este jueves en Al Rojo Vivo. Está muy ilusionada, con muchas ganas, sabiendo que es un reto también complicado. Se trata de un proyecto insólito en España: una gran plataforma que ponga en el centro a los ciudadanos y que suscite el mayor apoyo posible de integración de los partidos de ese espectro político a la izquierda.
El plan estaba diseñado desde hace tiempo, pero diversos factores como la guerra de Ucrania lo habían aplazado. Irá visitando todo el país con la idea de que se recojan ideas que coordinarán diferentes expertos y catedráticos. Se trata de armar un programa de cara a esas generales, o como le gusta llamarlo a ella “un proyecto de país del siglo XXI”.
Este mismo jueves se terminaba de cerrar ese gran lanzamiento. Y los partidos del espectro eran informados por Josep Vendrell, director de gabinete de la vicepresidenta y una de las personas de su máxima confianza. A la vez se pedía la autorización al Ayuntamiento de Madrid para comenzar el próximo 8 de julio.
La fecha está cargada de simbolismo. Se quiere presentar esta “conversación ciudadana”, como señalan en el entorno de Díaz, en una semana que representa “una fiesta de la libertad y de los derechos”. Y con la idea en la cabeza de que este proceso sirva para levantar un proyecto para la próxima década.
La vicepresidenta segunda encara el proceso pensando que debe avalarse al final de manera democrática, con una votación, que no puede ser una aclamación o una simple designación, como hizo Pablo Iglesias al irse del Gobierno. Una de las claves es cómo será la relación con Podemos, con cuya cúpula, según ha reconocido la propia Díaz, hay tensión. Pero su intención es que estén todos los partidos: “las militancias de Podemos y de IU son de oro”. Por el momento, en la dirección morada han optado por un perfil bajo y dicen que ya se sabía que iba a presentar esa plataforma y que ahora le toca a ella diseñar ese proceso.
En España el sistema político se ha articulado de manera hegemónica por los partidos, con pocas experiencias en el sentido de plataformas. Como reconocía un destacado socialista en los pasillos del Congreso: “Esto no es Italia o Francia, donde se dinamitado el antiguo sistema de partidos. Aquí ha resistido”.
Ni siquiera Díaz ha revelado todavía oficialmente si será candidata a las generales del año que viene. Todo dependerá de cómo termine este proceso, con una aspirantes con mucho tirón, ya que según el CIS es la líder mejor valorada del país, pero sin saber cómo se podrá articular esa idea de Sumar.
“El estilo será muy Díaz”, según confiesan en su entorno, argumentando que quiere tener al final propuestas concretas, que mejoren la vida de la gente y que interesen a los ciudadanos, como las impulsadas en su Ministerio de Trabajo al estilo de la subida del salario mínimo interprofesional y la reforma laboral.
La vicepresidenta segunda se ha marcado referencias como la que vivió hace años con Alternativa Galega y sigue los consejos que le dio en su día Julio Anguita de centrarse en mejorar la vida de la gente y no en los partidos. Pero la labor de Díaz no es precisamente fácil, porque supone fagocitar a Podemos e intentar poner de acuerdo a personalidades de la izquierda que llevan años enfrentadas personalmente como Irene Montero y Pablo Iglesias frente a Íñigo Errejón, además de tener que pilotar una previsible guerra entre todos los frentes: la confección de las listas. “Tranquilidad, vamos a sumar”, ha lanzado sobre la dudas que hay.
La vicepresidenta segunda ha planeado un proceso en el que quiere escuchar mucho, y sostiene que ella apenas hablará. Quiere que se analicen muchos temas, que se concreten medidas, que se piense en la España de los próximos años, avanzar en un momento en el que muchas leyes se han quedado obsoletas y están ancladas en pensamientos del siglo XX.
Pero la dirigente gallega también es consciente de la situación actual en la calle: su diagnóstico es que la izquierda está desmovilizada, que “pinta mal”. Y en parte también es achacable al ruido constantemente que hay en este espectro -como se ha visto en Andalucía- y dentro del propio Gobierno de coalición. Ella cree que hay que afrontar con serenidad y bajando decibelios estos meses, en un momento en el que las encuestas evidencian el repunte del PP de Alberto Núñez Feijóo y el mantenimiento de Vox como la tercera fuerza del país.
El primer laboratorio de Sumar se está produciendo en Andalucía, donde se llegó a un acuerdo de última hora para presentar Por Andalucía, donde Díaz consiguió ensalzar a su candidata, Inma Nieto, de IU, por encima de la opción de Podemos, José Antonio Delgado. Todos los actores se quedan con que hubo pacto final, pero tuvieron que pedir perdón por el espectáculo ante los ciudadanos en las semanas previas. Díaz tiene previsto en los próximos días participar en la campaña, donde tendrá un acto con Íñigo Errejón y otro con Ione Belarra, lo que pretende que sirva para escenificar esa futura unión de las izquierdas.
En el PSOE observan cada movimiento, conscientes de que esto ya no va sólo de partidos, sino que se ha instalado el país en una especie de bibloquismo. Tiene que dar la suma, y sin una izquierda a su izquierda fuerte no se podrá conservar el Palacio de La Moncloa. A pesar de las diferencias, ninguno de los actores puede sobrevivir sin el otro. Además, se atraviesa una complicada situación económica, especialmente por la inflación y las consecuencias de la guerra de Ucrania, que desgasta enormemente a un Gobierno que tiene por bandera la política social.
Yolanda Díaz, on the road.