Por qué Yolanda Díaz es la líder mejor valorada por los españoles
De los pactos a conectar con diferentes capas y la comparación con Iglesias: las claves para superar a Sánchez y Casado.
Ninguno de los líderes políticos en España es aprobado por los ciudadanos. Nadie llega al cinco, según el último CIS. Pero la que más se acerca es Yolanda Díaz. La vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y referente de Unidas Podemos en la coalición se ha convertido en la más valorada dentro del selecto club, logrando un 4,7, y quedando por delante de sus rivales: Pedro Sánchez (4,3), Íñigo Errejón (4,2), Inés Arrimadas (3,5), Pablo Casado (3,4) y Santiago Abascal (2,8).
Díaz es la capitana de Unidas Podemos en el Gobierno desde la marcha de Pablo Iglesias para competir por Madrid y es la hipotética candidata para las próximas elecciones generales por parte de los morados, algo que le pide la dirección del partido pero que ella por ahora no ha confirmado. En su entorno siempre dicen que anunciará la decisión cuando toque el momento de las primarias. Pero lo que ha conseguido en apenas tres meses es darle la vuelta a la imagen del liderazgo de UP en la coalición, ya que Iglesias siempre salía muy mal parado en este apartado por parte de los encuestados (un 3,1 en su despedida en mayo).
La vicepresidenta es la que más gusta a los españoles entre los líderes, siendo la más situada a la izquierda de todos pero alejándose de la imagen de extremismo. Está casi al nivel, además, de favorita para ser presidenta del Gobierno de Pablo Casado -ella logra un 9,5% frente al 10,5%-. En esta pregunta de a quién se prefiere como jefe del Ejecutivo sigue ganando Pedro Sánchez (22%).
¿Y cuál es el público en el que tiene más tirón Díaz? ¿En el que menos? A Díaz le dan unas décimas mejor de valoración las mujeres que los hombres (4,8 vs. 4,6) y consigue su mejor puntuación, un 5, entre las personas mayores de 65 años. Pero luego sus otros fans son los grupos más jóvenes (de los 18 a los 34 años). Los que más se le resisten son paradójicamente los de su generación, los situados entre los 45 y 54 años (que le dan un 4,2). Además, su nota es más alta entre los que viven en las grandes ciudades con más de un millón de habitantes. El ‘yolandismo’ alcanza mejores notas, según el CIS, entre las personas sin estudios y los que tienen titulaciones universitarias -ligeramente es inferior entre los que sólo tienen primaria o secundaria-.
Toni Aira, experto en comunicación política, hace una primera reflexión al hilo: “Ninguno de los líderes aprueba, lo que tendría que preocupar, pero llevamos una década no prodigiosa empalmando una crisis económica con una pandemia. Los espacios de poder son cada vez más potros de tortura porque desgastan mucho”. “Yolanda Díaz se ha beneficiado de varios conceptos. Uno es lo que Zapatero definía como el talante. Es interesante su concepto de conciliación y de acuerdo, que practica”, sostiene. Además, cree que hay “una cierta percepción de coherencia entre lo que dice y lo que hace, se traduce en hechos políticos”.
“Un factor que no debemos pasar por alto es que Pablo Iglesias paró el golpe en cierta manera. Ella ahora lidera la parte de Podemos en el Gobierno, pero el desgaste para el universo de Podemos de asaltar los cielos a la gestión cotidiana y prosaica se lo llevó Iglesias, fue el pararrayos. Ahora Díaz protagoniza un Podemos resituado, más institucional y ella encaja más en el papel”, recalca Aira, profesor de Comunicación Política en la UPF-BSM. Remata con otra idea: “También está el factor imagen, la izquierda a la izquierda del PSOE no cuidaba como ella el fondo y la forma”. “Esto tiene su retorno, todo suma en comunicación política, ella ha entendido que la comunicación de la política es importante”, sostiene.
Reflexiona también sobre esto Verónica Fumanal, politóloga y experta en comunicación, que lanza: “Estamos viendo un cambio de liderazgo absolutamente palpable. Iglesias era un líder muy carismático, testosterónico, muchas veces criticado por esas demostraciones de liderazgo del gran hombre. Sin embargo, el liderazgo de Díaz es más empático, más horizontal, más orientado a las relaciones interpersonales”.
“Hay dos tipos de liderazgos en la gestión: el orientado a la obtención de las metas, que sería el de Iglesias. Es decir, tengo que conseguir estar en el Gobierno a cualquier precio, tengo que conseguir la ley trans a cualquier precio. O los orientados a las relaciones interpersonales, que tratan de primar la armonía frente a la obtención de resultados. Díaz pertenece a este segundo tipo. Los votantes de Podemos y otros votantes potenciales están premiando ese tono más conciliador y más implicado en el Gobierno como grupo no en tanto como dos partidos”, resume.
Por variables políticas, Yolanda Díaz consigue su mejor puntuación entre los votantes de Unidas Podemos, que le dan un 7,4 (por lo tanto supera entre los suyos a Iglesias, que en mayo antes de marcharse era puntuado con un 6,2). Luego tiene las estimaciones más altas entre los que apoyan a Compromís (6,5) y a Más País (5,9). Los socialistas la aprueban y le otorgan de media un 5,9. También supera el aprobado mayoritariamente entre los partidos nacionalistas, regionalistas e independentistas a la izquierda: ERC (5,2), Bildu (5), BNG (5,8) y Teruel Existe (5,2). Sus peores puntuaciones las encuentra entre los de derechas. Dentro de ese espectro, en el PP es donde tiene la cifra más alta con un 3,1, mientras que su peor resultado se da entre la gente de Vox (2,5).
Buceando en los datos del CIS, y justo relacionado con su materia de Trabajo, la radiografía de Díaz evidencia que gusta especialmente entre los estudiantes (5,1) y los jubilados (4,9). En cambio, los que peor la puntúan son los militares (3,3). Por identificación de clases, la vicepresidenta es apoyada principalmente por la clase trabajadora (5,5) y la clase baja/pobre (4,8). Tiene una imagen más caída entre las clases medias y altas (4,6), aunque en estas capas también recibe mejor puntuación que Casado y Abascal, por ejemplo. Si se mira por creencias, su nota sube entre los agnósticos y ateos (5,5) frente a la que le dan los católicos no practicantes (4,2) y los católicos practicantes (3,8).
Silvia Claveria, politóloga y profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, comenta que ya hacía meses que Díaz estaba muy bien valorada, cuando se preguntaba por los ministros, pero dice que lo más sorprendente es que normalmente a los líderes mejor valorados les viene bien la identificación con el partido pero “en este caso Podemos no está en sus mejores momentos”. Pero esto, señala, puede ser bueno de UP de cara a una intención de voto futura.
No obstante, recuerda que los líderes gozan de “una especie de luna de miel” cuando debutan y precisa que todavía está “en ese periodo de bonanza” del traspaso de Pablo Iglesias. También hay más factores: “Yolanda Díaz tiene su manera de hacer, con un talante positivo, parece moderada, otras personas podían ver a Irene Montero y a Pablo Iglesias como más radicales. Ella encarna este liderazgo más reposado. Sin embargo, a la vez ha aprobado políticas que tienen mucho que ver con el tema socioeconómico, como los ERTE o la ley rider. La gente ha podido considerar que daba soluciones a una cierta precariedad en la pandemia y entre gente más vulnerable. Son políticas en temas más preocupantes para una parte de la sociedad”.
Pasa ahora por la óptica de Ana Salazar, experta en comunicación política: “La proyección de imagen de los líderes se conforma a partir de diferentes dimensiones: la dimensión ética, la estética y la político-filosófica. En el caso de Yolanda Díaz las tres están muy bien equilibradas y esa es una de las claves de su éxito”.
“La estética de Díaz está muy alejada visualmente del resto de representantes de la formación morada. Si fuese una desconocida y te la cruzas por la calle, sería una persona a la que colocaríamos en el cinco de la escala ideológica. Tiene una imagen muy cuidada, muy luminosa y algo dulcificada y que es capaz de combinar muy bien con la tradición ideológica del PCE mientras llega a un consenso con los sindicatos y la patronal, representando a la parte de Unidas Podemos en el Gobierno (dimensión político-filosófica)”, hilvana.
Para proseguir Salazar: “Demuestra fuerza y coherencia discursiva y capacidad de trabajo, pero muy alejada de la agresividad paraverbal a la que nos acostumbra el estilo impuesto por Pablo Iglesias”. Redondeando sobre la vicepresidenta: “Creo que la clave de su éxito, como el de cualquier personaje literario o cinematográfico, es que tiene muchas capas muy bien armonizadas, y cada una de ellas le sirven para conectar con diferentes públicos, teniendo un rango de impacto mucho más amplio que el de otros líderes”.