'Yesterday', una gran nada
Danny Boyle convierte este fallido homenaje a los 'fab four' en una insípida comedia romántica y los borra por partida doble del guión y del trasfondo.
Un homenaje a los Beatles sin nada que recuerde a su universo. La pregunta de partida del filme, ¿cómo sería un mundo sin los Beatles?, se queda sin contestar. Música aparte, la narración se desliza hacia pastelazo de sofá y siesta tras unos primeros minutos prometedores. Lo reconozco, cuando Malik (Himesh Patel) interpreta Yesterday en esta distopía se me pusieron los vellos de punta -en retrospectiva pudo ser el aire acondicionado de la sala-. Hasta la versión de Back in the USSR, y el duelo de compositores con Ed Sheeran la cosa se mantiene. A partir de ahí, domina la insípida historia de amor entre el protagonista y Ellis (Lily James), y el cliché sobre el precio de la fama y la industria discográfica. De John, Paul, George y Ringo, de cómo sería el mundo sin ellos, ni rastro. Para cuando llega la sobreactuada versión de Help, la peli ya ni pega ni llega. Danny Boyle ha conseguido hacer un homenaje barato a los Beatles a costa de, adivinen, crear una película en la que de no hay rastro de los mismos.
¿Dónde estabas tú cuando descubriste a los Beatles? En mi mundo analógico, eran los primos quienes pasaban la sabiduría musical. A finales de los ochenta, una cinta TDK de 90, reproducida hasta el desgaste, me llevó desde Love Me Do hasta Eleanor Rigby, Strawberry Fields Forever, Revolution... De ahí a comprar a duras penas Abbey Road y el imprescindible White Album que conseguí en un doble cassette. No entendía apenas nada, pero lo que escuchaba me atraía poderosamente. En un curso acelerado de inglés sui generis comencé por entender palabras sueltas hasta que con 15 años, el primo Víctor apareció con un libro que contenía todas las letras de los Beatles. Si desaparecieran hoy sus letras, yo sería Malik. Años después, conseguí plaza de profesor visitante en Illinois y sé que John, Paul, George y Ringo tuvieron mucho que ver con superar la entrevista en inglés. Siempre es personal con el cuarteto de Liverpool.
A Yesterday le falta peso, le falta tejer algunas de las miles de formas en las que los Beatles tocaron las vidas de varias generaciones, cambiándolas para siempre. Los Beatles fueron rebelión que traspasó fronteras, modernidad, beatlemanía; fueron anti-establishment antes y después de ser nombrados Caballeros de la Orden Británica; fueron Hamburgo, Astrid y sus flequillos y el traje de Sargent´s Pepper, la polémica de John Lennon y Jesucristo, LSD y Strawberry Fields Forever, y también Yoko. En el filme cabía casi todo, menos el aburrimiento de no contarnos de verdad algunas de las cosas que se habría perdido el mundo sin los fab four. Visto lo poco que hay de ellos, la peli ya podría haber sido de The Wonders. Un mundo sin cigarrillos, ni Coca-Cola, pero en el que curiosamente sí que están los smartphones que creó Steve Jobs -y que en poco tiempo cambiaron el mundo posiblemente a peor- desde una compañía llamada Apple por su admiración a esos que tocaban en The Cavern.
Las dos personas, además de Malik, que recordaban a los Beatles podrían haber dado mucho juego si el filme no hubiera perdido el tiempo en dos tontos que no se atreven a salir de la friendzone. Habría sido también divertido ver a Malik pasando por todas las fases Beatles, reflejar el universo de sus películas, de sus trajes, de de lo que rodeó la grabación de All You Need is Love.
Películas más modestas, como Backbeat, centrada en la estancia de los Beatles en Hamburgo, o la española Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba, inspirada en el maestro que enseñaba inglés con las canciones de los Beatles y fue a Almería a conocer a John Lennon mientras rodaba allí, que al menos cuentan algo, aportan algo, por poco que sea. “Antes -contaba el payo más gitano de Cádiz a su hija hace ya más de 30 años- siempre había un lugar del planeta en el que sonaba una canción de los Beatles, y la gente no hablaba inglés, pero de alguna forma sabían reconocer lo bueno”. Yesterday es una gran nada, una oportunidad desaprovechada para contarle a nuestros millennials sensibles porqué la beatlemanía traspasó generaciones. Un filme que los fans odiaremos pero que, igualmente, no podremos dejar de ver.