¿Y si Valerie Solanas pudiera contarnos su historia?

¿Y si Valerie Solanas pudiera contarnos su historia?

La novela 'La facultad de sueños', de la escritora sueca Sara Stridsberg, cuenta la historia de la mujer que disparó a Andy Warhol y redactó el 'Manifiesto SCUM'.

La policía escolta a Valeria Solanas, de 28 años, tras admitir haber disparado a Andy Warhol en 1968.Frank Russo/NY Daily News Archive via Getty Images

La figura de Valerie Solanas vive un intento de recuperación en los últimos años, intentando separarla de la imagen de la mujer que disparó a Andy Warhol y buscando entender su Manifiesto SCUM desligada de esto. Parece que ambos, tanto el Manifiesto SCUM (Society for Cutting Up Men, en español Sociedad para el exterminio de los hombres) como el disparo van unidos en el relato, como si tratar de pensar en Solanas más allá de estos dos —o al menos entenderla separando ambos hechos— sea imposible.

La recuperación de Solanas pasa por entender cómo un manifiesto enmarcado dentro de la segunda ola del feminismo venía, a su vez, acompañado por una fuerte rabia hacia los hombres. Una consecuencia de los abusos sexuales que Solanas había sufrido desde niña por parte primero de su padre y del siguiente marido de su madre después.

Con 15 años abandona la casa familiar y comienza a vivir en las calles, prostituyéndose para sobrevivir. A esa una edad tiene un hijo que da en adopción y con este modo de vida consigue pagarse, a duras penas, sus estudios de psicología en universidades como Berkeley, Maryland o Minnesota.

La editorial Nórdica Libros reedita La facultad de sueños de la escritora sueca Sara Stridsberg, una novela donde la autora se embarca en un viaje por la historia de Solanas más allá del anecdotario. En momentos temporales diferentes, Stridsberg salta desde la infancia de la autora de SCUM hasta sus últimos días, narrando una biografía ficticia de Solanas, adentrándose en su forma de ver el mundo y de habitarlo.

De alguna manera, La facultad de sueños se recrea en un personaje atormentado pero inteligentísimo, que intenta por todos los medios sobrevivir en un mundo que la ataca constantemente. Sirve como ejemplo que SCUM —que fue autopublicado por Solanas haciendo fotocopias y repartiéndolo por las calles— sería comprado posteriormente por apenas 400 euros por Maurice Girodias, que lo publicaría en su editorial Olympia Press y que, a su vez, publicó, revendió y tradujo a otras lenguas sin que Solanas volviera a cobrar nada por él.

  El libro 'La facultad de sueños'.Nórdica

Si en estos meses de pandemia y confinamiento estamos agotadas de esperar, de anhelar un cambio que nos permita volver a cierta normalidad, Stridsberg nos relata a una Solanas que vive toda su vida en este estado constante de empeño, de necesidad de continuar, pero sin nada estable permita cierta firmeza. El libro, contado de manera muy libre, nos permite imaginar a una Solanas emotiva, muy cercana a su madre, a la que casi idolatra, pero en continua huida hacia delante. No faltan la separación de su hijo, sus años universitarios, su paso por The Factory…

En abril de 1988, Solanas era hallada muerta a los 52 años en su habitación del hotel Bristol en Tenderloin, el barrio putero de San Francisco. Estaba en un sucio rincón, sola, sin un centavo y rodeada de las páginas mecanografiadas de sus últimos escritos, que serían destruidos por su madre tras su muerte. En esta novela, Stridsberg vuelve a visitar la habitación donde murió Solanas, así como la sala del tribunal donde fue juzgada y condenada por intentar asesinar a Andy Warhol.

El libro se recrea en un personaje atormentado pero inteligentísimo, que intenta por todos los medios sobrevivir en un mundo que la atacaba constantemente

La facultad de sueños cambia de registro e intenta reconstruir el personaje de Solanas desde una perspectiva múltiple, hablando en primera persona pero también a modo de guión o con incursiones de la propia Stridsberg en diálogo con la autora de SCUM.

“Di que el amor es eterno, no la muerte”, dice Dorothy, la madre de Solanas, en el libro, deseando que el recuerdo de su hija no fuera solamente el de sus problemas mentales y su intento de asesinato. Más de 30 años después de su muerte asistimos a una recuperación que, como el relato de Stridsberg, es más polifónico, más amplio y crítico: más allá del disparo. Valerie Solana reclama su sitio como feminista y como pensadora, quizá demasiado anticipada a un mundo que aún no le dejaba hablar con la voz propia que ella reclamaba.

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