"¿Y dónde está ahora el cura Isidro?": la escalofriante respuesta de una víctima de abusos que deja a Gonzo sin palabras
"No se cortaba".
El periodista de El Intermedio —de laSexta— Gonzo ha entrevistado a Javier Paz Ledesma, un hombre que sufrió abusos sexuales en el seno de la iglesia por parte de un párroco llamado Isidro López, y el resultado ha sido un documento televisivo desgarrador.
En plena cumbre vaticana para abordar los abusos a menores en el seno de la Iglesia católica, Paz Ledesma ha rememorado ante Gónzo cómo el cura aprovechó la confianza con su familia para abusar sistemáticamente de él durante desde los 10 años hasta los 19.
Sólo en 2011, y ya con 28 años, la víctima se atrevió a denunciar la situación ante el obispado de Salamanca: "Mi madre tenía hecha la relación con este sacerdote que había estudiado con un tío mío en el seminario, por eso tenían tanta confianza, y empiezan los abusos con 10 años, en los campamentos, en los espacios habilitados para los jóvenes para jugar y pasar el tiempo", recuerda con templanza Paz Ledesma.
"Los abusos pasan en la parroquia, donde había una sala de juegos con una chimenea y una mesa camilla, y un palomar con canarios. Siempre había un hueco para llevar a un niño de 10 años", recuerda la víctima, quien reconoce que los abusos del iban "desde lo más pequeño hasta lo más grande. No se cortaba".
De hecho, Paz Ledesma recuerda que "el cura tenía un botiquín y me daba pastillas para dormir".
A raíz de los abusos, la víctima comenzó a tener problemas en los estudios y a comportarse de manera extraña: "Preguntan al cura qué me podía estar pasando y, cuando se plantean llevarme al psicólogo, él dice que eso es un sacadinero, que no hay trauma si no pecados sin confesar".
"Como intentando criminalizarme. Y aguantas y tiras para adelante con 9 años y hasta los 19. Es indefensión aprendida", afirma Paz Ledesma, quien asegura que "hacía lo mismo con bastantes chavales" y que "fue por la presión de uno de ellos por lo que se reabrió el caso".
"Yo no podía más y se lo dije a la familia. Con 28 años, en el 2000", narra la víctima a Gonzo, antes de recordar que "en 2011 se lo cuento al obispado porque ya no podía, tenía un infierno dentro y debía dar el paso": "Doy el paso después de haber hablado con otro obispo y tres sacerdotes que me habían rechazado y que me decían 'perdónate y deja en paz a Isidro, pobrecito'".
Fue entonces cuando, gracias a un sacerdote amigo que le a Paz Ledesma que le estaban engañando, y que no había proceso canónico, cuando la víctima comenzó a grabar las conversaciones.
"El obispo Carlos López me dijo que las víctimas teníamos derecho a una indemnización, una pensión, dentro del proceso canónico para que conste, y en el momento que lo firmas, cuando ves la encerrona con tres personas malencaradas, y que el último renglón del contrato es que debes guardar silencio y no emprender medidas legales contra la Iglesia y contra Isidro, te desmontan, lloras, firmas y te preguntas qué soy", recuerda con dolor Paz Ledesma, quien culpa a la Iglesia de hacer sentir culpables a las víctimas por pedir dinero y lo usan como argumento y dicen que lo has hecho por dinero.
En este punto llega, quizás, el dato más indignante de toda la conversación entre Gonzo y Paz Ledesma: "¿Y dónde está ahora el cura Isidro?", preguntó el periodista.
"Isidro está de paseo por Salamanca, sigue yendo a la parroquia donde yo sufría abusos, sigue en contacto con menores cuando debería esta apartado y celebrando actos litúrgicos con el obispo", respondió entonces tajante la víctima, quien califica de "vergüenza" los últimos pasos que ha dado la Conferencia Episcopal Española para investigar los casos de pederastia.
"Son un lavado de imagen, y es una vergüenza que esté el obispo de Astorga al cabo de esa investigación, cuando ha encubierto. Es una vergüenza que sea una comisión interna. No te lo puedes creer cuando se niegan a dar datos a la Fiscalía y a las propias víctimas", argumenta.
En referencia a la cumbre vaticana, Paz Ledesma asegura que tenía una expectativa bastante positiva, pero "es un teatro": "Están hablando con encubridores pero no atienden a las víctimas, las últimas declaraciones del Papa no son agradables, es un insulto que diga casi que somos hijos del diablo los que alzamos la voz contra la Iglesia", ha sentenciado.