Vuelco histórico en Andalucía: la derecha arrebatará la Junta al PSOE 36 años después
El desplome de la izquierda, y la irrupción de Vox, con 12 escaños, propician un gobierno de derechas en el sur.
Cambio de ciclo en Andalucía, tiempos convulsos para España. La sangría de 700.000 votos de la izquierda la alejan de la mayoría absoluta y ponen el Gobierno de la Junta en manos de la derecha, que puede hacerse con el Palacio de San Telmo por primera vez en 36 años. El PSOE, con 33 escaños (poco más de un millón de votos, 27,95%), se desploma y pierde 14 diputados respecto a 2015. Es la noche más negra de Susana Díaz. La clave del nuevo tiempo será Vox, que irrumpe en el parlamento autonómico con 12 escaños (casi 400.000 votos, 10,97%).
La fuerza de extrema derecha podría tener la llave de la gobernabilidad, dado que el PP ha obtenido 26 diputados (749.275, 20,75%) y Ciudadanos 21 (659.631, 18,27%). Un pacto entre estas tres formaciones sumaría 59 escaños, 4 por encima de la mayoría absoluta, fijada en 55. Vox, de momento, no ha hablado de apoyar a nadie, pero los candidatos de PP y Ciudadanos ya han anunciado, casi a la vez, que ambos se postulan para presidir la Junta. Los tres están condenados a entenderse si quieren lograrlo.
El resultado de Vox en Andalucía pone fin a la excepcionalidad española, supuestamente "vacunada" frente a los movimientos de extrema derecha que han ido apareciendo en otros países de Europa como Grecia, Hungría, Italia o Francia. Los 12 escaños andaluces de la formación ultraderechista aparecen como la primera sombra de una nube negra que podría extenderse al resto de España, dado el calendario de citas electorales que afronta el país en 2019: municipales, autonómicas y europeas. Está por ver si los españoles no son llamados a las urnas también para unas elecciones generales.
Adelante Andalucía, la suma de Podemos e Izquierda Unida, ha logrado 17 escaños (584.040, 16,18%), que sumados a los 33 de PSOE no posibilitan un pacto de gobierno para Andalucía, pues se quedan a cinco asientos de la mayoría absoluta.
La reedición del pacto entre PSOE y Ciudadanos tampoco suma tras los comicios, pues los de Susana Díaz y Juan Marín suman 54 escaños, uno por debajo de la mayoría necesaria para formar gobierno.
La noche más amarga de Susana Díaz
El PSOE ha obtenido su más amarga victoria en unas elecciones andaluzas. La formación liderada por Susana Díaz ha sufrido un desplome sin precedentes y afronta la casi total certeza de ser desalojada de la presidencia de la Junta de Andalucía. Los 33 escaños obtenidos por los socialistas andaluces están incluso por debajo de las encuestas menos favorables que se habían venido conociendo en los últimos meses.
Díaz ha comparecido tras conocer los resultados con las marcas de la tristeza en el rostro. La todavía presidenta ha reconocido su derrota y ha hablado de un "evidente retroceso de la izquierda". Sin embargo, ha renunciado a dejar de dar la batalla y ha llamado a las fuerzas constitucionalistas "a frenar a la extrema derecha".
Díaz ha enviado un mensaje a PP y Ciudadanos para animarles a excluir la posibilidad de un pacto con Vox: "Ellos sabrán si quieren mezclar sus votos con los de la extrema derecha para atacar al PSOE".
Con su discurso, la hasta ahora presidenta de la Junta de Andalucía ha cerrado la puerta a dimitir tras romper el suelo del PSOE-A en unas elecciones. El PSOE, por primera vez en la historia de la autonomía andaluza, ha bajado de la barrera del 30 % de los votos y se ha quedado con menos del 28 % y poco más de un millón de votos.
Es un resultado peor, bastante peor, que el peor resultado histórico de la formación en Andalucía. Desde las primeras elecciones autonómicas de 1982, obtuvo sus peores números en marzo de 2015, cuando alcanzó un 35,43% de los votos. Son siete puntos más de los que ha obtenido el 2-D.
El sueño de "Reconquista" de Vox
El batacazo del PSOE Andalucía contrasta con la felicidad de la extrema derecha representada por Vox. El partido españolista y antiinmigración liderado por Santiago Abascal ha obtenido 12 escaños y el 10,9% de los votos, en lo que supone un rotundo éxito electoral.
Con estos números, Vox ratifica las sensaciones que provocó en su puesta de largo de hace unos meses en Vistalegre y aumenta los temores de que España experimente en los próximos meses, a las puertas de un intenso ciclo electoral, un "contagio" del fenómeno ultraderechista que ya han experimentado otros países europeos.
Francisco Serrano, candidato de Vox a la presidencia de la Junta, ha celebrado el éxito con un discurso coreado por gritos de "¡España! ¡España! ¡España!". El candidato de ultraderecha ha asegurado que el suyo es un "partido regenerador y hemos llegado para quedarnos". "Vamos a propiciar la Reconquista", ha gritado desde el atril después de asegurar que "el cambio lo vamos a traer nosotros".
El batir de banderas de España apenas dejaba ver el rostro de satisfacción de Santiago Abascal. El líder nacional de la formación de extrema derecha ha asegurado que los votantes de su partido "han sido insultados" durante la campaña pero "no tiramos la toalla y por eso estamos aquí".
"No os vamos a defraudar, por supuesto, y vamos a ir hasta el final para defender las ideas con las que nos hemos comprometido y por la que todos nosotros nos habéis votado", ha dicho, y ha enfatizado que Vox "es sólo un instrumento al servicio de España".
El éxito sorprendente de Vox este 2-D recuerda a lo que se vivió en las elecciones europeas de 2014 con Podemos. La formación morada, con solo tres meses de vida, irrumpió como la cuarta fuerza política con casi el 8% de los votos y cinco escaños en el Parlamento Europeo.
Podemos quiere un "dique frente a la ultraderecha"
No había nada de la felicidad de aquella ocasión ni en la sede de Adelante Andalucía ni en la sede de Podemos en Madrid. Desde esta última, un circunspecto Pablo Iglesias ha lanzado una "alerta antifascista" para construir un "dique frente a la extrema derecha". "No le tenemos miedo", ha aseverado el líder de Podemos, quien ha hecho un llamamiento a la movilización a todos los trabajadores, estudiantes, asociaciones y colectivos progresistas del país para frenar a Vox.
Recibida entre aplausos y al grito de "¡No pasarán!", que ha roto el silencio de la sala donde ha comparecido ante la prensa, Teresa Rodríguez ha llamado a la reflexión y ha garantizado que Adelante Andalucía seguirá trabajando para "hacerle frente a la extrema derecha, que enfrenta a los últimos con los penúltimos".
"Vamos a denunciar con claridad cada seguidismo que hagan los que se llaman de la derecha formal, de los discursos de extrema derecha, y ante cada palabra de racismo, cada palabra machismo, de transfobia o de homofobia nos van a tener delante", ha aseverado la también coordinadora general de Podemos Andalucía, que ha subrayado que no tolerarán "que conviertan a nuestra sociedad en algo peor de lo que lo han convertido tras diez años de crisis y recortes".
El propósito de frenar a la extrema derecha no puede ocultar que el resultado de Adelante Andalucía es decepcionante y la descarta como posible socio de gobierno de Susana Díaz para mantenerse en el poder: los números no dan.
Las de este domingo eran las primeras andaluzas en las que Podemos e IU han concurrido unidos, después de que en 2015 el partido morado, con apenas un año de vida en aquel momento, irrumpiera con fuerza y 15 diputados en el Parlamento andaluz, y dejara a la coalición de izquierdas con 5 diputados y su peor resultado histórico.
La coalición de izquierdas no ha conseguido alcanzar el resultado de 2015, y queda lejos también del mayor éxito cosechado por IU en unas andaluzas: los 20 diputados y el 19,14% de votos que consiguió la Izquierda Unida de Julio Anguita, ya como coordinador federal, en las elecciones autonómicas andaluzas de 1994.
Ciudadanos y PP, ¿entendimiento o pugna por la investidura?
Los resultados del 2-D obligan a viajar de la decepción de unos a la euforia de otros. Mientras Susana Díaz, Pablo Iglesias y Teresa Rodríguez hablaban de frenar a la extrema derecha, Albert Rivera y su candidato, Juan Marín, reían a mandíbula batiente al son de los gritos de "¡Presidente, presidente!".
Marín, que en campaña había asegurado que Ciudadanos no pactaría con Vox pero no haría ascos a sus votos en una hipotética sesión de investidura, ha anunciado que presentará oficialmente su candidatura a presidir la Junta de Andalucía.
Su presidencia, los números son claros, no es posible sin los votos de la formación de extrema derecha, pero en la formación naranja se muestran convencidos de su "deber" de "liderar el cambio", como ha dicho Albert Rivera en su discurso tras conocerse los resultados de los comicios.
El líder nacional de Ciudadanos, incapaz de contener la euforia, ha dado la enhorabuena a su candidato y al resto de electos y ha lanzado una petición a los suyos: "Recordad que les podemos decir a nuestros hijos y nietos que un día derrotamos a los separatistas en Cataluña, que hubo cambio tras 40 años en Andalucía y que gobernaremos en España".
La felicidad de los naranjas está justificada, pues se sitúan como la tercera fuerza política de Andalucía con un crecimiento de 12 escaños respecto a 2015: 21 de este domingo frente a 9 en los comicios anteriores. Pero resulta difícil de creer que el PP, segunda fuerza en estas elecciones con 26 diputados, renuncie a ver a su candidato, Juanma Moreno, convertido en presidente de la Junta.
El popular, de hecho, no ha tardado ni un minuto en anunciar ese propósito en su comparecencia tras el escrutinio. Moreno ha asegurado que "Andalucía quiere cambio y habrá cambio" y que esta misma noche se pondrá a trabajar "de manera inmediata" para hablar con todos los grupos con representación parlamentaria con el objetivo de "alcanzar una mayoría alternativa".
"Desde la serenidad, el trabajo bien hecho, las ideas muy claras y la humildad que nos caracteriza, mantendré un diálogo franco y sincero con todos los grupos para lograr ese acuerdo que permita el cambio político, un cambio al que nadie debe temer", ha manifestado.
El fracaso del PP, que pierde tres escaños respecto a 2015, puede ser dulce si las derechas optan por el entendimiento y Moreno acaba ocupando el Palacio de San Telmo. Pablo Casado se ha mostrado seguro de que eso ocurrirá y ha analizado los resultados de las elecciones andaluzas como "un fracaso histórico" del presidente Pedro Sánchez.
La lectura en clave nacional de Casado puede ser consoladora para su partido, pero a muchos no les resulta tranquilizadora en absoluto: ¿hasta dónde puede extenderse el poder de Vox?, se preguntan muchos tras estas elecciones.