El misterio de la sonda Voyager 1 al que la NASA no encuentra explicación
Los responsables de este proyecto están recibiendo datos extraños, pero la veterana nave, de casi medio siglo de vida, funciona correctamente.
El espacio es, en sí mismo, un enorme misterio aún muy lejos de ser comprendido del todo. Pero en las últimas fechas, el misterio se ha hecho más grande. La sonda Voyager 1, la más alejada de la Tierra y primera creación humana en abandonar el sistema solar, ha comenzado a enviar datos extraños que la propia NASA ha reportado sin esconder su incertidumbre por lo que está ocurriendo.
El equipo de ingenieros que monitoriza el funcionamiento de esta sonda, lanzada en 1977 y en funcionamiento desde entonces, se muestra extrañado por las últimas informaciones recibidas desde la sonda espacial.
Por un lado, confirman que la nave funciona de modo correcto; no hay rastro de fallos técnicos, responde a las instrucciones enviadas desde tierra y opera con normalidad. Sin embargo, los datos que la Voyager 1 envía no son lógicos.
Las lecturas del sistema de control y articulación de actitud (AACS, por sus siglas en ingles) de la sonda no reflejan la actividad que esta realiza en su recorrido, sino que reflejan otras métricas. Y ni la NASA sabe por qué pasa esto.
¿Cuestión de edad?
El AACS controla la orientación y el funcionamiento de esta nave de casi medio siglo de vida, una longevidad mayor de lo que esperaban los responsables del proyecto. Podría ser un fallo asociado a su edad, matizan desde la NASA, pero no es la única hipótesis que manejan desde la base de California.
“Un misterio como este es normal en esta etapa de la misión Voyager. Las naves tienen casi 45 años y además estamos en el espacio interestelar, un entorno de alta radiación en el que ninguna nave espacial ha volado antes”, apunta Suzanne Dodd, gerente de proyecto de las Voyager 1 y 2.
Dos días de espera para contactar con la nave
La Voyager 1 opera a unos 23.300 millones de kilómetros de la Tierra. Una distancia que la convierte en la sonda más alejada de ‘nosotros’ y en funcionamiento. Según la NASA, la distancia es tal que los mensajes que se envían al artefacto tardan dos días en llegar, algo con lo que ya cuentan los ingenieros del equipo.
Los fallos que refleja el AACS son “incompatibles” con cualquiera de los estados en los que podría estar esta unidad, por lo que la agencia espacial plantea que podrían haberse generado aleatoriamente. Lo cierto es que no se trata de un fallo que obligue a la nave a poner su “modo seguro”, una reducción de actividad hasta mínimos para asegurar su supervivencia. Ni siquiera se ha debilitado la intensidad de la señal que manda.
Es posible que el equipo no encuentre la fuente de la anomalía y, en cambio, se adapte a ella, ha añadido Suzanne Dodd. En caso de que sí se descubra el origen, las operaciones remotas podrían solucionar el problema, que, de momento, trae de cabeza a los responsables de la NASA.