Zara Baldallo, la vecina de Huelva que ha colgado la bandera LGTBI sobre la sede de Vox: "Tenemos que convivir en paz"
La mujer explica cómo se le ocurrió una de las imágenes más difundidas de la semana.
En un balcón de la céntrica calle Rábida de Huelva, a escasas manzanas del Ayuntamiento de la ciudad, luce desde el pasado lunes una bandera LGTBI. Sería una más de las muchas que adornan los balcones de toda España en plena semana del Orgullo de no ser por los vecinos del local de abajo: la formación ultraderechista Vox.
Ese contraste ideológico ha motivado que la foto haya logrado una gigantesca difusión en redes sociales desde que un usuario la compartiera. La imagen incluso la han llegado a colgar en su perfil la líder de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, o el presentador de laSexta Noche, Iñaki López.
Detrás de esa bandera se encuentra Zara Baldallo, una onubense de 44 años, psicóloga y que trabaja como técnica de intervención psicosocial con personas solicitantes de asilo en una entidad del tercer sector (ONG).
“No era para nada mi intención montar este gran revuelo. La idea era poner una bandera aprovechando que tengo una situación estratégica y crear ese contraste. En mi ánimo no estaba crear confrontación, sino reflejar la convivencia que tenemos que tener. Para mí, la bandera LGTBI no es ningún signo político, es como si colgara una de la Paz, es un derecho fundamental, el poder amar al que tú quieras”, asegura Baldallo, tras una intensa mañana de mensajes, notificaciones y llamadas que han complicado sus labores.
Para esta onubense, casada con un estadounidense y que trabaja con personas de varias nacionalidades y culturas, la “diversidad es una fuente de riqueza”. “Lo mismo pienso con la diversidad ideológica, que pese a tener mis ideas política y ser militante de Podemos, respeto cualquier ideología”, asegura.
Baldallo quiere que esa foto sirva para hacer una reflexión: “De una u otra forma todos tenemos que convivir en paz. Tú tienes una ideología muy dispar a la mía, pero te ha tocado una vecina así y nos toca convivir. Otra cosa es que hubiera puesto que se fueran con un insulto o algo parecido, pero eso no lo voy a hacer porque no es mi estilo y no me parece bien”.
Hasta el momento, reconoce que no ha tenido ningún problema con ningún integrante de la formación en los meses que llevan compartiendo edificio. De hecho, destaca que alguna vez se le ha caído ropa tendida al patio de Vox y tanto ella como sus hijos han bajado a recogerla con total normalidad. “Además, conozco al candidato de Huelva, he coincidido con él en alguna boda. Él sabe quien soy yo, no sé si sabe que soy la vecina de arriba, pero siempre hemos tenido un buen trato”, añade.
Esta andaluza, cuyo afán por la política viene de como mínimo sus abuelos, afirma con mucha serenidad que no tiene miedo a que alguien le diga algo: “No tengo miedo. Pese a su ideología contraria a la mía, creo que no van a llegar a ese punto, pero no hay que tener miedo, he nacido en democracia, vivo en democracia y creo en sus valores. Si me hacen algo, pues tomaré las medidas oportunas, pero hasta ahora no me he sentido amenazada”.
Su bandera no es la única que se ve en esa calle. Describe que en su calle hay más banderas LGTBI e incluso una del Orgullo Trans: “Nuestra calle es muy diversa de pensamiento. Es un barrio muy variopinto en el que se juntan conservadores, gente de izquierdas y personas extranjeras”.
Tampoco es la primera vez cuelga una bandera encima de la sede de Vox en Huelva. En las últimas elecciones, las del pasado mes de noviembre, colgó una bandera feminista: “También tiene un valor. Quedó muy llamativo, la puse en mi muro de Facebook y tuvo su eco, pero nada comparable con esto”.
Lo que busca por encima de todo es que siga reinando la paz y la tranquilidad.