¿Qué fuerza tiene Vox en Cataluña?
El partido de ultraderecha aspira a entrar por primera vez en el Parlament y dar el ‘sorpasso’ al PP: ha pasado de que le votaran 198 personas en 2016 a 243.026 en las últimas generales.
Cataluña camina hacia unas elecciones anticipadas, a la espera de que Quim Torra ponga la fecha definitiva y salga un nuevo Parlament. La ultraderecha no ha estado representada nunca en la Cámara de la Ciutadella, y muchos políticos han defendido que en Cataluña un partido como Vox nunca lograría implantación. Pero, ¿cuál es la realidad? ¿Qué fuerza tiene la formación de Santiago Abascal en esta comunidad?
En las elecciones generales de junio de 2016, sólo 198 personas metieron en la urna una papeleta de Vox en Cataluña. Es decir, un insignificante 0,01% de los electores. Irrelevancia pura. Y, de repente, en los comicios del 28 de abril de 2019, los primeros que ganó Pedro Sánchez tras la moción de censura y en los que el PP sufrió un histórico descalabro, los de Abascal lograban un escaño por Barcelona y arañaban 148.844 votos en esta autonomía (el 3,59%). Un crecimiento espectacular.
¿Su techo electoral? Para nada. Tras la repetición electoral del 10-N, Vox dobló casi sus resultados: logrando dos escaños para el Congreso, 243.026 votos y el 6,30% de los sufragios en toda Cataluña. Aquella noche se convirtió en la sexta fuerza en esta comunidad, superando a Ciudadanos en unos 27.000 votos -cuando los naranjas habían sido los grandes ganadores liderando el bloque constitucionalista en las elecciones autonómicas tras el 155-. Y oliendo el sorpasso al PP, que ganó a los de Abascal allí por poco más de 40.000 votos.
Las encuestas dixit
Son datos en elecciones generales y las autonómicas siempre tienen su propia dinámica. Pero las encuestas recientes empiezan a señalar una tendencia al alza de los de Abascal y auguran su entrada en la Cámara catalana. El sondeo publicado este fin de semana por El Periódico vaticina que la ultraderecha llegará a la Cámara catalana con entre 6 y 7 diputados, superando al Partido Popular -que tendría entre 5 y 6 escaños-. En ese bloque de las derechas, seguiría al frente Cs, pero con un gran batacazo (logrando 16-17).
Su entrada en el Parlament también la augura el sondeo publicado el pasado fin de semana por La Razón, que recoge que los de Santiago Abascal podrían lograr cuatro escaños -con un 6,3% de votos-. En esta encuesta, el PP sigue apareciendo por delante de los de Abascal, con entre 11 y 12 escaños. También ha sacado su sondeo El Español, que da también por segura la entrada de Vox en el Parlament, con cinco escaños (dos menos que el PP).
El CEO -el CIS catalán- publicó su última encuesta con intención de voto para unas catalanas el pasado mes de diciembre, cuando todavía no había habido investidura ni se sabía que Quim Torra iba a convocar elecciones. En ese sondeo, aparece que Vox podría irrumpir en el Parlament con dos diputados como máximo. Lo que nos deja también, buceando en las preguntas, es el perfil de simpatizantes de la ultraderecha en Cataluña: hombres de entre 25 y 49 años.
La verdadera fuerza de Vox -tercer partido ya a nivel nacional- dependerá también del final de la operación España Suma. Ciudadanos se ha abierto a ir en listas conjuntas con el PP tanto en Cataluña como en el País Vasco y Galicia. Los ‘populares’ irán a las negociaciones pensando en las dos primeras autonómicas y evitando la lista conjunta en tierra de Alberto Núñez Feijóo. Desde el partido de Santiago Abascal se ha rechazado rotundamente integrarse en esa lista conjunta en las próximas elecciones catalanas. Y ya se sabe en política, uno más uno no son dos. También se puede generar el efecto rebote y que se vea a Vox como el verdadero guardián de las esencias españolistas.
Su entrada en el Parlament significará también la llegada al corazón de Cataluña de las propuestas radicales de Vox. De hecho, el primer punto de su programa electoral en las elecciones era: “Suspensión de la autonomía catalana hasta la derrota sin paliativos del golpismo y la depuración de responsabilidades civiles y penales”.
Además, entre las propuestas estrellas que han lanzado durante estos meses Abascal y los suyos están la detención de Quim Torra y la ilegalización de los partidos independentistas.
Acabar con el Estado de las autonomías, el exacerbado nacionalismo español y la mano dura contra el soberanismo serán sus grandes cartas de presentación ante el electorado más hacia la derecha durante las próximas catalanas. Pero el partido de Santiago Abascal también tiene en mente una fuerte campaña en los sitios donde hay más inmigración para desplegar su ideario racista y captar voto en esos municipios -especialmente en el área metropolitana de Barcelona-. Y otro dato, los mejores resultados, en porcentaje, obtenidos el 10-N por Vox fueron en Vilamós, en el Valle de Aragón, con un 20%, y Sant Climent Sescebes, en el Alt Empordà, con un 16,95%.
Ignacio Garriga, el favorito para ser el candidato
¿Y quién será el candidato de la ultraderecha a las elecciones catalanas? Todavía no hay un nombre oficial, pero casi todos en el partido miran a Ignacio Garriga, que fue el ‘número uno’ en la lista de las generales en Barcelona y actualmente es diputado en el Congreso. Por cierto, todo queda en familia: la presidencia de Vox en Cataluña es de Juan Garriga, primo del anterior, y que fue procesado por un delito de incitación al odio cometido en las elecciones de 2011 durante su etapa en el partido xenófobo Plataforma per Catalunya, que hizo una dura campaña contra los inmigrantes musulmanes.
Para conocer el pensamiento de Ignacio Garriga solo hace falta recuperar varios tuits suyos. En uno decía el 18 de julio de 2017: “Vaya por delante mi condena a las muertes en ambos bandos; pero celebro que valientes nos libraran del yugo comunista”. Y en otro defendió que los transexuales “requieren tratamiento psiquiátrico”.
La maquinaria ya está en marcha. El equipo de Vox se ha lanzado de lleno en esta larga precampaña- a la espera de que Torra ponga fecha una vez se aprueben los presupuestos-. Este pasado fin de semana inauguraba su primera sede en Barcelona, en el barrio de Sant Gervasi, en un acto en el que reunía a 500 personas para escuchar megáfono en mano a Javier Ortega Smith y a Ignacio Garriga.
La ultraderecha ya acaricia sus próximos asientos en el Parlament.